Hay decisiones que cambian el rumbo de una vida. A veces llegan en silencio, en momentos en los que todo parece estar bien y no haría falta mover nada. Pero hay quienes sienten que la comodidad no alcanza, que lo conocido no es suficiente y que el verdadero desafío está en lo incierto.
Así pensó Andrés Coronado, entrenador de arqueros cordobés que un día dejó todo atrás para perseguir un sueño en Europa.
En Córdoba vivía un presente envidiable: era un referente en su ámbito, tenía una escuela de arqueros propia —fundada en 2010 y con gran éxito— y había trabajado en clubes de renombre como Instituto, Talleres y Las Palmas.
Además, acumulaba 11 años de experiencia como arquero en la Liga Cordobesa. Su vida profesional transitaba un camino seguro, con prestigio ganado. Pero, como él mismo reconoció: “cuando te pica ese bichito de querer ir por más, podés soñar a lo grande”.

El salto al vacío
Con esa convicción, hace siete años tomó una decisión que parecía una locura: viajó a España sin contactos, sin trabajo asegurado y con sus ganas de crecer como único equipaje. “Me vine a España con nada, cero contactos, cero vínculos. Fueron dos años locos. No me conocía nadie aquí”, recuerda hoy, ya con otra perspectiva.
Su llegada a Madrid estuvo llena de incertidumbre. Apenas instalado, buscó acercarse a la Real Federación Española de Fútbol. Lo dejaron pasar, habló con una secretaria y se puso a preguntar cómo empezar.
Terminó en la Federación Madrileña, desde donde salió con una misión clara: contactar clubes. Ese mismo día pasó ocho horas enviando currículums. Mandó cincuenta, le respondieron cinco y uno de ellos le abrió las puertas: el Unión Deportiva San Sebastián de los Reyes, de la Segunda B.
Luego sumó experiencia en el Madrid Club de Fútbol Femenino, de la máxima categoría, y poco a poco fue forjando un camino que lo llevaría más alto de lo que él mismo había imaginado.
El gran salto se dio con el Atlético Madrid Femenino, institución donde trabajó como entrenador de arqueros en el más alto nivel del fútbol español. Allí, rodeado de un entorno profesional de excelencia, vivió la experiencia de competir en la elite y estar muy cerca de figuras como Diego “Cholo” Simeone, referente del Atlético masculino.
Su desembarco en el club colchonero lo emocionó profundamente. “Qué ilusión y qué hermoso desafío sumarme a semejante club, con el cual siento una gran identificación por la pasión de su gente… Los sueños se cumplen”, escribió en sus redes sociales al firmar su contrato.
Pero la historia no se detuvo allí. Fiel a su manera de pensar, Coronado volvió a arriesgar cuando muchos hubieran optado por quedarse. Decidió dar otro paso hacia adelante.
La selección de España
Hace pocos días confirmó que dejó el Atlético Madrid para sumarse al cuerpo técnico de la selección de España femenina, donde trabajará con las selecciones Sub 17, Sub 19 y Sub 20, además de colaborar con la absoluta.
La noticia lo encontró lleno de ilusión: “Hoy mismo he firmado contrato para trabajar por dos años en la estructura de la selección española femenina. España es campeona del mundo Sub 19, Sub 20 y también en la Absoluta. Es un paso maravilloso en mi carrera”.

En un país donde el fútbol femenino se convirtió en potencia mundial, con títulos en todas las categorías, el desafío que tiene por delante es enorme. Y Coronado lo asume como un premio al esfuerzo de todos estos años: “Hace siete años llegaba a España con un sueño de crecer y ahora estoy aquí en la selección española. Seguimos cumpliendo sueños y metas”.

La escuela que nunca cerró
A pesar de estar instalado en Europa, Coronado nunca se desligó del todo de Córdoba. Su escuela de arqueros, creada en 2010, continúa en actividad y forma parte de su identidad. En ese espacio volcó su experiencia adquirida como jugador y entrenador, y allí siguen formándose chicos y chicas que persiguen sus propios sueños bajo los tres palos.
“Sin dudas que se necesita un poco de locura porque me fui a empezar de cero allá cuando estaba muy cómodo acá”, reconoce.

La historia de Andrés Coronado resume lo que significa animarse a soñar en grande. Desde un presente sólido en Córdoba hasta un futuro que lo tiene hoy trabajando en una de las selecciones más prestigiosas del planeta, el camino no estuvo exento de sacrificios, incertidumbre y momentos de riesgo.
Lo que lo diferencia es esa convicción de no conformarse. Su historia inspira a pensar que, incluso en un ámbito tan competitivo como el fútbol, los sueños se alcanzan con trabajo, valentía y un poco de osadía.
Y así, aquel entrenador de arqueros que en Córdoba lo tenía todo hoy escribe un nuevo capítulo en España, donde seguirá escuchando himnos, compartiendo vestuarios y viviendo de cerca aquello que alguna vez parecía un imposible.