Claudio Tapia, presidente de la AFA, salió la semana pasada a explicar y defender el formato de 30 equipos en los torneos de la Primera División del fútbol argentino.
Es el mismo Tapia que en 2017 había afirmado que la intención era que en 2019 la máxima categoría llegara a tener 22 equipos en 2019. “El fútbol cambió”, afirmó ahora Tapia en su primera justificación sobre su actual postura y dejó una serie de conceptos, refutables varios de ellos, para argumentarla.
Uno de ellos que toma más relevancia en estos tiempos en los cuales se está en la antesala de un mercado de pases eterno y difícil fue cuando se preguntó y se respondió: “¿Para qué querés 20 equipos? Algunos dicen porque en Europa se juega con 20 equipos. Pero los europeos vienen a comprar los jugadores acá. Nosotros somos formadores. Si tenés 30 equipos, son 10 equipos más en Primera División. ¿Cuántos jugadores tiene cada plantel? Un mínimo de 21 profesionales y promueven chicos. Es un plantel de 30. Son 300 futbolistas más que ponés en la vidriera en la liga local”.
“Cuando tomamos una decisión es porque me lo plantean los dirigentes del fútbol argentino, yo no las tomo solo”, se atajó Tapia, quien sin dudas escuchó a una parte de los directivos porque hay varios que, como mínimo, esperan que en algún momento se abra un debate sobre este tema y otros tantos del mundo futbolístico local, como ingresos por derechos televisivos, arbitrajes y otros pendientes.
El titular de la AFA sumó a sus argumentaciones la cantidad de participantes en los mundiales de clubes y de selecciones o lo competitivo que es el fútbol argentino con ejemplos como los de Central Córdoba de Santiago del Estero en la Copa Libertadores.
Que el fútbol de nuestras tierras es formador y exportador es una verdad incontrastable, como también lo es que 30 equipos en la Liga Profesional es una enormidad que obliga a hacer magia para organizar los torneos y, entre otras cosas, lleva a clubes (los que quedaron fuera de octavos de final) a estar 70 días sin competir en un certamen de Primera División, con todo lo que eso significa para el armado de sus planteles, para la preparación de sus futbolistas y para sus economías. Todo en un país que, más allá de ser la tierra de los campeones del mundo, está lejos de plazas como la europea o la brasileña. Ni hablar, de destinos como los árabes, muy apetecibles desde lo económico aunque muy poco en cuanto a lo deportivo.
Es imposible prescindir de este escenario general al momento de plantear cómo será este mercado de pases en el cual ya trabajan Belgrano, Instituto y Talleres, los tres cordobeses de Primera División, que necesitan potenciar sus planteles y sumar refuerzos de jerarquía. Además, en el marco de una competencia, el Torneo Apertura, que recién transita sus cuartos de final y que definirá el título el 1° de junio.
Ante ese panorama, la recomendación será tener mucha paciencia porque las negociaciones y las gestiones se presumen difíciles y muy extensas. También poco recomendable para la ansiedad que invade a la gente por conocer ya los nombres que reforzarán a sus equipos en busca de renovar la ilusión. En especial en una plaza como la cordobesa, cuyo primer semestre en la Liga Profesional dejó bastante que desear y está obligada a mejorar.