Agustín Bravo, el nuevo refuerzo para la última línea de Instituto, habló este lunes por primera vez como jugador albirrojo. Lo hizo en La Agustina, bajo el frío matinal de Córdoba, donde también completó su segundo entrenamiento con el plantel que conduce Daniel “el Gato” Oldrá.
El defensor central, zurdo y de 24 años, firmó su contrato a préstamo desde Rosario Central hasta diciembre de 2026, con opción de compra. Nacido en Rafaela, Bravo llega para competir por un lugar en la zaga en un equipo que, bajo la conducción de Oldrá, ha empezado a darle identidad y solidez al fondo.
Precisamente el propio entrenador había remarcado días atrás la necesidad de sumar a un defensor zurdo, perfil que escaseaba en su plantel. “Nos va a dar una salida clara desde abajo y presencia aérea. Pero arranca de cero, como todos”, dijo el DT.
Bravo compartió sus primeras impresiones con los medios tras el entrenamiento. “Me gusta salir prolijo desde el fondo y soy bastante fuerte en el juego aéreo. Siempre intento estar atento y ayudar al equipo”, señaló.
También mencionó su amistad con Alex Luna, otro rafaelino y actual jugador del club, como un vínculo que lo acercó aún más a Instituto. “Alex tuvo un gran semestre, me pone contento por él. Ojalá podamos repetir la clasificación a playoffs”, sostuvo.
El defensor también valoró el crecimiento institucional que observó en su regreso a La Agustina. “Vine a jugar de chico en inferiores y era todo de tierra. Ahora está todo excelente, es hermoso cómo está el club”, destacó.
Sobre su estado físico y aquella dura lesión que sufrió en 2024 fue claro: “Mi lesión ya quedó atrás. Estoy de alta desde enero y no tuve más problemas. Tengo muchas ganas de que arranque el torneo para ayudar desde el lugar que me toque”.
Por otra parte, remarcó que Federico Bessone, el director deportivo, había iniciado las conversaciones semanas atrás. “Me llamó y me dijo que quería contar conmigo. La idea me gustó desde el principio. Hay muy buen ambiente en el grupo, y de a poco me iré conociendo con todos”, cerró el zaguero.
Y mientras Bravo se acomoda en Córdoba y sueña con su debut en Alta Córdoba, los hinchas ya empiezan a aprender su nombre. En un plantel con hambre y laburo, uno más se suma a la fila. ¿El puesto? Se gana en la cancha. Pero el zurdo ya metió el primer paso. Y lo hizo fuerte. Como le gusta a él: de cabeza.