En Alta Córdoba hay un jugador que lleva seis meses entrenando en La Agustina, que posa en las fotos oficiales, que se saca alguna selfie cuando alguien lo reconoce… pero que para la mayoría de los hinchas sigue siendo casi un desconocido.
Agustín Bravo, el zaguero zurdo que llegó en junio desde Rosario Central, cerrará el 2025 sin haber jugado un solo minuto con la camiseta de Instituto. Ni uno. Y sin embargo, la decisión del club es clara: volverán a apostar por él en 2026.
Bravo es, hoy, la incógnita más grande del plantel. Un futbolista que se presentó como un defensor con proyección, que llegó a préstamo hasta diciembre de 2026, pero que nunca pudo mostrar nada adentro de la cancha.
La adaptación a la ciudad le jugó en contra, una lesión lo frenó y, cuando estuvo a disposición, Daniel Oldrá eligió otras opciones. Ni siquiera tuvo rodaje en la Copa Córdoba, donde su compañero Gonzalo Requena sí sumó minutos para recuperar ritmo.
Para la mayoría de los hinchas, Bravo es un nombre y poco más: no saben cómo juega, cómo se mueve, cómo grita, qué marca su estilo. No le conocen la cara.
Sin embargo, puertas adentro creen que su historia todavía tiene margen. La secretaría técnica, ahora liderada por Jorge Carranza, dio el visto bueno para que siga. El razonamiento es simple: un zaguero zurdo, joven, con porte y recorrido no abunda en el mercado. Y lo que no apareció este año tal vez pueda brotar en 2026. “Puede ser su año”, deslizan, con esa mezcla de esperanza y convencimiento que aparece cuando se apuesta a mediano plazo.
Bravo no llega de la nada. Con 53 partidos en la Primera Nacional con Atlético de Rafaela y un paso con altibajos por Rosario Central —incluida la dura lesión de ligamentos en 2024—, es un defensor que ya pasó por cicatrices propias del oficio. “Gracias a Dios fue una buena recuperación. Ya lo dejé atrás”, contó alguna vez. Zurdo, fuerte en el juego aéreo y con buena salida, supo definirse como un central moderno, de esos que combinan firmeza con criterio.
La baja confirmada de Nicolás Zalazar le abre una puerta real. El 15 de diciembre, cuando arranque la pretemporada, Bravo tendrá la oportunidad de pelear un lugar desde cero. Y, sobre todo, tendrá la chance que hasta ahora nunca tuvo: empezar a mostrarse.
Para Instituto, la apuesta es deportiva. Para Bravo, una revancha. Pero para los hinchas, quizá 2026 sea, por fin, el año en que puedan ponerle cara a un jugador que hasta ahora vivió en penumbras. Y quién sabe: tal vez la incógnita termine convirtiéndose en sorpresa.
