El final del torneo Apertura sorprendió a Belgrano cometiendo los mismos errores que cometió desde el inicio del año. Otra vez falló en los lugares en los que lo hizo a lo largo de todo el campeonato y por eso regresó de Santa Fe, tras igualar con Unión 1 a 1, con un punto que sirve para terminar de decorar un semestre flojo que lo dejó 12 en la Zona A y en el lote de los de abajo en la tabla anual.
El sufrir del hincha con un equipo que no le devolvió casi nada en el torneo, o que lo hizo en contadas excepciones, le deja lugar a la esperanza de un mercado de pases mejor que el de enero y que permita corregir para soñar con que se puede hacer un papel más digno en el Clausura.
Fue pobre por donde se lo mire lo que Belgrano dejó en campo en 16 fechas. Primero con Erviti y, luego, con “el Ruso” Zielinski, porque su constante juego de error sobre error, de no capitalizar las ventajas y en especial de darle siempre chances al adversario con jugadas simples fue un golpe a la ilusión de la gente que esperó mucho, pero mucho más de lo que se le entregó.
Fue un semestre fallido, donde el balance muestra que lo mejor que le pasó en campo fue ganarle a Real Pilar, un equipo de la B Metro, en la Copa Argentina, después algunas cositas individuales y la vuelta del “Ruso” al banco para tratar de enderezar un rumbo torcido como la rama de un árbol, la cual corre riesgo de romperse del todo en cada intento de mejora.
Se fue el Apertura y el Celeste dejó la triste imagen de sus fallas en el armado del plantel. Porque aquellos que se dejaron ganar por la algarabía de la vuelta del “Chino” Zelarayán no miraron que en el fútbol se juega con 11 y que lo que se necesitó en 2024 no se corrigió este año y se volvió a pagar con actuaciones pobres.
Último acto
Se dio en campo de Unión y, de arranque, en la primera combinación ofensiva, el Pirata se puso en ventaja con un toque de “Uvita” para el 1 a 0 a los 40 segundos, pero fue cuestión de tiempo para que ese desconcierto que se llama defensa, cometiera un error y le diera chance al local.
La banda izquierda es un dolor de cabeza porque el volante es González Metilli, el lateral es Fausto Grillo y el central es Aníbal Leguizamón. Entonces, el cóctel se hace complicado de digerir y fácil de rechazar.
Porque el gol del local llegó de una pelota larga (cómo ante Argentinos) que Leguizamón no despejó, el lateral no cerró y el arquero salió tarde. Pero fue una jugada de las varias que otorgó por esa banda en el año.
En el segundo, jugó peor que en el primero, volvió a generar poco, cerca estuvo de quedarse sin nada y se fue sabiendo que corregir es su única esperanza para un Clausura que no lo despida tan rápido como el Apertura.
Resumen del partido