Aquel puñado de curiosos que el 17 de mayo de 1914 se entretuvo viendo el primer Belgrano-Talleres de la historia, difícilmente hayan imaginado que estaban asistiendo a un partido bisagra del fútbol cordobés. Y eso que el diario Los Principios se animó a pronosticar en la previa la disputa de un “encuentro brillante”, en base al conocido poderío del Pirata y del “formidable cuadro” del Central Córdoba, el nombre con que se conocía por entonces a los albiazules.
Postales del fútbol heroico. La cancha se ubicaba en el mismo solar que ocupa hoy, aunque las cabeceras estaban giradas respecto a la disposición que luce actualmente. Ese campo deportivo del floreciente barrio Alberdi, no tenía tribunas y su perímetro estaba rodeado por una lona de arpillera para obligar a los curiosos a pagar los 20 centavos del valor de la entrada.
Parecía un partido más de la incipiente Federación Cordobesa de Football, pero el cotejo ganó una trascendencia única: fue el primero de una rivalidad que sigue hasta nuestros días y este domingo escribirá su capítulo número 401... ¡en el mismo escenario!
De aquel triunfo celeste por 1-0 se habló mucho, porque además fue el cotejo de presentación de su rival de toda la vida, fundado apenas unos meses antes. El gol de José Lascano, logrado en posición adelantada según los jugadores del Central Córdoba, derivó en la rápida suspensión del encuentro y en el nacimiento de una rivalidad que nunca se tomó pausas.
Desde entonces, el escenario de aquella primera bronca se convirtió en la sede que más veces convocó al clásico y ahora regresa allí después de un receso de cinco años y siete meses. Es que desde la construcción del Mario Kempes, en 1978, el coliseo mayor de la provincia pasó a ser sede casi obligada de un partido capaz de llenar el Maracaná. Por eso, no extraña que a partir de esa fecha, el Gigante sólo haya albergado sólo 11 clásicos y apenas tres de ellos hayan sido por los puntos. ¿El último? El 15 de octubre de 2017, con un empate 0-0 por la Superliga y en un marco inédito para esa cancha: por única vez se jugó sin hinchas de Talleres, una circunstancia que se repetirá hoy.
La cancha de Belgrano fue sede de 151 partidos, con mayoría de triunfos locales (63), aunque no fueron pocas las veces que Talleres salió vencedor (44) o rescatando un empate (otros 44). Eso sí, para buscar el último triunfo Pirata en su estadio y por los puntos hay que remontarse a más de medio siglo atrás en un historial muy corto: el 9 de mayo de 1973, la “B” se impuso 4-2 por el Campeonato Zonal. Luego hubo 11 partidos oficiales en los que el dueño de casa no pudo festejar, con seis empates y cinco triunfos de la “T”, incluyendo el celebradísimo 4-0 del Clausura ‘76, cuando Humberto Bravo sacó su mejor disfraz de “Tigre” y anotó todos los goles de su equipo, para quedarse con el mejor registro individual de la historia del clásico.
En esos 50 años tampoco hubo muchos amistosos (10), pero allí sí hubo abrumadora mayoría de triunfos piratas (7) contra sólo uno de Talleres y dos empates.
Con el historial general igualado en 133 victorias de cada lado, hoy puede producirse un nuevo desequilibrio. Belgrano intentará volver a dominar la escena después de que su rival lo goleara 3-0 en el amistoso de febrero pasado, mientras que Talleres irá por recuperar la delantera del historial que ostentó por última vez el 20 de septiembre de 2003, cuando mandaba 127-126.
En un marcado equilibrio histórico, donde por épocas se alternaron el dominio de la rivalidad, el clásico vuelve al mismo rincón de la ciudad donde comenzó.
