Qué difícil se ha vuelto ganar en Talleres para los DT que tuvo en este 2025. Carlos Tevez se puede considerar un privilegiado, ya que el 2-1 sobre Independiente fue logrado en el segundo partido de su gestión y tras haber perdido frente a San Lorenzo.
No hubo segunda victoria para las gestiones de los interinos Pablo Guiñazú (sólo ante Gimnasia LP, por el Apertura, en los siete partidos dirigidos) y Mariano Levisman (frente a Alianza Lima de Perú, por Libertadores, en el segundo de sus tres juegos). Ni tampoco para el tramo que correspondió este año para la segunda era de Alexander Medina (1-0 ante San Martín de San Juan, por el Apertura).
En esta gestión, a la que se asomó desde la emergencia y con tres prácticas previas, no solamente lo acompañó el resultado, sino también algunos movimientos interesantes que le practicó a este Talleres que no quiso agarrar Diego Cocca (tras haber ganado sólo uno de los cuatro amistosos que disputó). Con los recursos que tenía y priorizando otros.
Los más visibles y fructíferos fueron ante el Rojo. Armó la defensa natural con Miguel Navarro y mantuvo a la zaga Fernández-Rodríguez; en el medio, armó un doble cinco con Juan Portilla y, esta vez, con Ulises Ortegoza (sentó en el banco a Matías Alejandro Galarza, que juega parecido al colombiano), y sumó a Rick (por Emanuel Reynoso), lo que significó romper el triple enganche, ya que sólo se mantuvieron Rubén Botta y Luis Sequeira. Ya no sería un Talleres de tanta posesión, sino más bien directo.
Hizo diferencia con el juego producido y una gran combinación, pero no supo mantener la ventaja, ya que le empataron a los 11 minutos del complemento. El movimiento siguiente fue clave. El descuido (porque Freire saltó solo) fue un impacto duro, que lo conducía a una dimensión perdedora que atrapó a la “T” mucho tiempo. Es más, el primer partido se había perdido por no saber cuidar lo mínimo, como era ese empate parcial con San Lorenzo.
Salieron todos. El intento fue colectivo. Con los ingresos de Depietri, de Bustos y de Reynoso, Tevez logró que el partido volviera a terreno del local en lugar de contenerlo, ya que el empate era negocio antes que nada. Talleres fue por todo, salió del papel del perdedor que no reacciona y pasó a ganador. Depietri se superó porque definió bien, algo que tanto se le reclamaba, y porque Angulo cambió de frente, en lugar de chocar. Botta lleva dos asistencias y... Herrera se acordó de que no hace mucho fue el mejor arquero de la Liga.
Hacia adentro, Diego Cocca expuso todas las miserias de este Talleres tratando de forzar el cambio, pero decidió irse porque entendió que iba a poner la cara en soledad. Los jugadores no estaban convencidos de su mensaje y, como tampoco había refuerzos, se fue.
Tevez eligió acompañar, por más que tuviera la chance de no dirigir en el debut y que los jugadores se quemaran ante el fastidio de la gente. Sin estar pendiente de un mercado que comenzó a moverse.
“Voy nadando”, dijo. Y cumplió. Pero, además, metió mano en lo que pudo. Desde el día a día hasta la cancha. Desde el vestuario hasta las charlas técnicas. Teniendo que ensayar o con las opciones naturales, indultando a Rodríguez, que estaba a punto de irse. Desde el 11 inicial hasta los cambios que le sentaron bien a la ”T", como la vuelta de Rick o el ingreso de Depietri.
Fueron apenas dos partidos, pero, en el último, la “T” pudo imponer condiciones, como hacía rato no pasaba. Talleres compitió y puso a hablar del juego a los hinchas. Al fin dio una buena noticia.