“Espero que sea un hasta luego y que el destino en algún momento nos pueda unir nuevamente”, confesó Lucas Victoriano en su visita a La Voz para hablar de su despedida de Instituto tras cuatro años cargados de éxitos.
“Hay muchos sentimientos en estos días. Fueron muy movidos. Obvio la parte deportiva ni hablar porque estuvimos cerca de coronarnos, de cumplir un sueño que era difícil, muy difícil. Lo luchamos hasta el final. Tengo un poquito de tristeza por el resultado final, hubiese preferido ser campeón, pero estoy muy orgulloso de lo que transmitió el equipo, lo que generó en los hinchas, creo que se vieron todos representados e incluso lo que generó en toda Argentina y en el exterior”, evaluó.
–¿Qué te qué te llevás de estos cuatro años en Córdoba?
–Muchas cosas, lo mejor. Es una de las situaciones más difíciles de afrontar, me voy de un lugar donde deportivamente estoy muy bien, estoy muy cómodo, haciendo lo que me gusta, lo que lo que me permite el club, que me da mucha libertad. Tenemos una relación divina, tenemos resultados, tengo el cariño de la gente, tengo el cariño de los jugadores, tengo una relación hermosa con todos. Voy a ver fútbol. Me encanta la ciudad. Me voy muy cordobés, muy glorioso y es difícil abandonar algo donde está todo bien.
–¿Por qué te vas de Instituto?
–Es el momento y lo siento de corazón, que mi hija me necesita y quiero estar con ella, y ver después si se da una posibilidad de poder entrenar en Europa. No tengo nada. Por ahí escuché a alguien decir de que ya estaba firmado en otro lado y que por eso me iba y no tengo ningún equipo en cabeza. Eso no significa que dentro de una semana o 10 días o dentro de tres meses, esto es muy cambiante, aparezca algo. De momento las ofertas que me llegaron no las quise tomar porque necesito tiempo. Necesito estar con mi hija en Madrid. Y después ver si tomo algo en alguna ciudad cercana a Madrid. Ahora a buscar tranquilidad porque fue un huracán de emociones todos estos días, buscar un poquito de calma y de tomar una buena decisión.
–¿Cómo fueron las últimas horas, después de la derrota pero con tanto reconocimiento?
–Lo dividiría en dos o lo intento. Lo del equipo, lo que se lo logró. Me encontré por ejemplo con unos fanáticos de Talleres, fanático de la hinchada, fuertes, y me dijeron, “El domingo estuvimos viendo Talleres por la tele (ante Independiente) y a Instituto con Boca en el teléfono”. Es una locura. Eso es un poco lo que había generado Atenas en su época, ese movimiento, porque antes de firmar acá en Córdoba, yo admiré a Atenas, admiré los jugadores, jugué contra ellos, por suerte les pude ganar. Pero era lo que Atenas representaba, era Talleres, Belgrano, Instituto, todo… Era básquet. En Instituto la gente se identifica con el club, sea básquet, lo que sea. Córdoba en ese sentido ya lo tuvo, ya lo vivió y lo revivió ahora con Instituto. Me llena de orgullo esto por el equipo. Son fieles a ellos mismos, de cómo entrenan, cómo trabajan, cómo son como grupo. Y tener ese reconocimiento de todo el mundo es buenísimo. Después tocó mi parte más sensible, en estos últimos partidos y sobre todo de local porque sabía el destino y quería irme bien. Creo que me fui más arriba de lo que pienso. No sé cuánto mensaje tengo de todos lados de del país, del exterior, de hinchas, de entrenadores, de padres, de madres, chicos, amigos, gente que estuvo pasando un mal momento.
–La despedida del lunes con chicos del colegio, ¿qué te dejó?
–Ahí se vio la imagen de club, de tener jardín, primaria, secundaria, tener un equipo que participa en una instancia como esta, ser un club que está en perfecto movimiento, que no es fácil porque los resultados en Argentina son muy importantes y nosotros volvimos a romper eso de que del segundo no se acuerda nadie, que lo tenemos tan arraigado en este país. Lo que yo recibí fue impresionante. Tuve la posibilidad de salir campeón y recibir un montón de mensajes de felicitaciones muy buenos, capaz que sinceros, no lo quiero poner en duda, pero estos tienen un contenido emocional muy grande.
–Es destacable la importancia de lo logrado pese a perder la final
–Es lo que reflejamos nosotros, lo que hacía el equipo estando 10 puntos abajo, seguía, se golpeaba uno, seguía, se lesionaba otro, y decía “quiero jugar”. Hubo un montón de adversidades, las pasábamos, seguíamos, y se vieron reflejado.
–Si tenés que contarle a alguien, ¿qué es Instituto?
–Al llegar me sentí automáticamente identificado con lo que quería Juan Manuel (Cavagliatto), porque que es un chico que se crió en el barrio, en el club, como hice yo en mi club de Tucumán. Él luchó, armó y formó una estructura para empezar a competir. Y juntos empezamos a ir por cosas mayores. Desde que llegué me sentí parte. Puedo tomar mate con el empleado, con el utilero, con los chicos que están en mantenimiento. Todos vamos para el mismo lado y eso lo ven los jugadores, buscamos que los jugadores se conozcan, que se conozcan las mujeres, que conozcan Córdoba. A los chicos les dan departamentos en el mismo barrio para que estén cómodos, para que vayan y vuelvan a entrenar juntos, vivimos en un mundo profesional queriendo y viviendo en el club como amateur. Eso te hace estar comprometido. Eso lo genera el club, lo que se siente por el club, lo que sienten por los empleados. El lunes comimos un asado, el final de la temporada, con los empleados, con todos. No somos ajenos al club, que vamos, trabajamos y nos vamos, no. Después la gente de Instituto, el barrio lo tiene todo, vas por el barrio, todo rojo y blanco, te das cuenta de lo que siente, lo que se vive. Soy futbolero, iba a la cancha. Tuve relación con todos los entrenadores de fútbol. Me parece algo muy familiar dentro de un contexto profesional. Buscamos el resultado y ganarlo todo, pero para ganar hay que construir primero. No es fácil ganar, incluso construyendo, pero es más fácil llegar a los objetivos cuando las cosas están en orden. En eso creo que Juan Manuel es un directivo buenísimo y va a ser mejor aún porque es joven, tiene las cosas claras, tiene hambre, tiene capacidad. Estoy muy agradecido a él porque además de ser presidente me considero su amigo y de su familia, de todos. Más allá de irme de Instituto, voy a ser glorioso siempre y a estar cerca del club y de la institución.