Cuando Olha Kobylianska murió en 1942, se le prohibió al pueblo ucraniano asistir a su funeral. La orden fue del gobierno rumano que poco antes la había obligado a comparecer a un tribunal militar por su rechazo a la ocupación de su Bucovina natal.
Esta insurrección fue acompañada de su férreo feminismo y de su arrojo por convertir una lengua despreciada como el ucraniano en arte.
Kobylianska reúne los aspectos más atractivos de las personalidades literarias de su época. En un ambiente tenso con marcadas inclinaciones a convertir el pesimismo en arte, la escritora se destacó por el cuestionamiento constante de su condición de mujer.
La cristalización de su lugar en la literatura es Valse mèlancolique, novela breve que el sello Caballo negro lanzó en una traducción desde el ucraniano por Valeria Zuzuk.
Esta obra de 1898 integra el listado de piezas literarias concebidas en el seno de un feminismo denostado e incipiente en la burguesía europea.
A través de tres muchachas, Kobylianska traza el mapa de situación de la mujer del fin de siècle. Marta y Hanna viven juntas en un departamento, con el apretado presupuesto de dos solteras que pospusieron la vida de casadas para explorar la realización personal.
Hanna es artista plástica, responde únicamente a las leyes del arte y quiere a Marta solo para ella. Marta contiene los embates de su amiga, atravesada por una obediencia que le permite sostener sus estudios de maestra y construirse un futuro sólido.
Se llaman entre sí “esposa” porque su amistad es simbiótica y transformadora, casi erótica. Un apremio extraordinario las obliga a alquilar una habitación a Sofía, devota pianista, y a abrir su relación.
Hanna solo le ofrece su desprecio, hasta que decide extenderle su amor al presenciar sus conmovedoras prácticas de piano.
Las tres se convierten en una sociedad de admiración y cuidados mutuos que reniegan de las ataduras que constriñen sus espíritus.
El matrimonio, suspiran, es protección y cárcel; una paradoja de reposo económico y sustracción del tiempo necesario para la realización personal.
Hay quienes leen Valse mèlancolique en clave biográfica, subrayando los pasajes que delatan el amor de Kobylianska por Lesia Ukrainka, con quien tuvo una relación homoerótica truncada por la distancia.
No deja de ser, además, el encuentro de tres espíritus de una época encarnados en tres mujeres. El modernismo de Hanna fricciona con los restos de un mundo viejo que se cita en Marta, un movimiento que alcanza una dulce armonía con la llegada del pesimismo y la entrega estética de Sofía.
Kobylianska le entregó al pueblo ucraniano una prosa delicada y desafiante cifrada en una lengua prohibida. Una auténtica rebeldía poética.

Para leer Valse mélancolique
Olha Kobylianska
Caballo Negro
2025
Páginas: 82