La verdad y el dolor a través de una combinación de memoria, periodismo y crítica se explora en Gritar, arder, sofocar las llamas, una colección de ensayos de Leslie Jamison.
No es un libro para todos y eso es parte de su valor. Son 14 crónicas que giran en torno a la condición humana, con temas muy diversos.
En cuestión de páginas se conoce desde la soledad de una ballena que canta a una frecuencia inaudible, hasta las consecuencias de una guerra o la experiencia de su propio embarazo. Jamison sabe que la profundidad no siempre está en la magnitud del evento, sino en la forma de observarlo.
Cuestiona y les da sentido a los momentos más complejos de la vida, como también a los más insignificantes.
La obra está dividida en tres partes: “Anhelar”, “Observar” y “Habitar”, que reflejan un recorrido emocional y perceptivo. En el primero, la autora explora ese vacío esencial que mueve al ser humano: el sentido de pertenencia y de conexión. Es un lamento, quizás, por aquello que nos falta o que buscamos incansablemente.
En “Observar”, la perspectiva cambia hacia la mirada. En esta parte, la autora, como periodista, se enfrenta a los dilemas de la representación: ¿cómo narrar lo ajeno sin apropiárselo? Con sensibilidad y ética, nos invita a reflexionar sobre el acto de mirar, no como un ejercicio de poder, sino como una forma de cuidado.
En su último bloque se encuentra el rincón más íntimo de su obra. Aquí regresa a sí misma, a su historia. Se muestra más introspectiva, enfoca su narrativa en cómo habitamos nuestros cuerpos, las relaciones y el tiempo.
“Nunca puedes contar la historia de alguien tal como esa persona la habría contado”, expresa la autora en uno de sus ensayos. Sin embargo, la clave de su narración radica en acercarse a esa imposibilidad con una prosa empática, vibrante y conmovedora.
Sus relatos no sólo informan sobre un hecho no ficticio que vivió: se sienten. Nos sitúa en el contexto, en la emoción, en la pregunta sin respuesta.
Gritar, arder, sofocar las llamas es un ejercicio de introspección lúcido y de observación compasiva. Es un mapa de la condición humana trazado con la precisión de una periodista, la memoria de una narradora y la sensibilidad de quien se atreve a habitar lo complejo sin intentar simplificarlo.
A lo largo de la lectura, Jamison combina vulnerabilidad y lucidez con una escritura que interpela sin imponer. Cada ensayo es una invitación a detenerse, a pensar con y desde el dolor ajeno, reconociendo que empatizar no siempre significa comprender, sino sostener la complejidad sin reducirla.

Para leer Gritar, arder, sofocar las llamas
De Leslie Jamison
Editorial Anagrama.
2024.
331 páginas.