¿Qué puede tener en común una mujer que lee Objeto de amor hoy con las mujeres irlandesas de un libro publicado en 1968? ¿Qué puede tener en común? Nada y mucho.
Los relatos de Objeto de amor son una atrapante puerta de entrada a la literatura de la irlandesa Edna O’Brien (1930-2024). Es la primera vez que esta obra suya es publicada en castellano, en esta edición de Lumen (Penguin Random House), pero O’Brien es una autora multipremiada y una de las preferidas de otras grandes y reconocidas escritoras como Alice Munro o Elena Ferrante.
Ferrante, incluso, la nombró en una famosa lista que publicó en 2020 en bookshop.org, en la que enumeró sus 40 libros favoritos de autoras femeninas.
Edna O’Brien nació en Tuamgraney, un pueblo al oeste de Irlanda, pero hizo su vida adulta en Dublín. Esa fue la primera frontera que traspasó en su fascinante vida. Ir contra los mandatos sociales y familiares de una comunidad marcada por el catolicismo y el nacionalismo irlandés llevó a que, por ejemplo, el cura de su terruño natal quemara ejemplares de su primer libro, Las chicas del campo, en la iglesia.
Por eso es que los cuentos de Objeto de amor, cuyas protagonistas son mujeres de, mayormente, pequeñas localidades rurales, envuelven tan sólidamente al lector en un ambiente en el que casi se pueden oler las vacas y las gallinas que alimentan con heno en los campos, el té que sirven prestamente a sus vecinas o sus maridos, la brisa de un solo verano en el que se atreven a soñar con algo más allá de los límites de sus vidas, u oír el gaélico o las misas de los domingos que marcan el ritmo de sus días.
En la contratapa se cita a John Banville hablando de O’Brien como “la maestra de la fragilidad” y Philip Roth (a quien ella dedica el libro) alabando su “precisión casi cruel a la hora de diseccionar sentimientos”. También se remarca que los cuentos retratan mujeres que le piden “al amor mucho más de lo que podría ser razonable”.
Todo eso se comprueba en las primeras páginas. Sin embargo, no es lo irrazonable en términos de romance épico y esas mujeres ni siquiera lo piden. Más bien, en silencio, se plantan en lo que la vida mínimamente les debe, sostenidas entre ellas sin muchas palabras o sostenidas por sus propios sueños pequeños, privados y silenciosos, que a veces apenas si se reconocen a ellas mismas.
Es ahí donde aflora la mencionada fragilidad, más cercana a la sencillez y la valentía de la vulnerabilidad que a la debilidad. Es ahí donde aflora el factor común entre quien lee hoy y a quienes retrata O’Brien: todos queremos esas pequeñas porciones de felicidad que hacen a la naturaleza humana misma.
Con historias dentro de historias, entre granjas irlandesas rodeadas por cercas de piedra, Edna O’Brien disecciona sentimientos con precisión pero no crueldad, sino más bien tierna honestidad.

Para leer
Objeto de amor.
Autora: Edna O’Brien.
Editorial: Lumen.
Páginas: 448.