Aunque no es novedad decir que la poesía ocupa un lugar restringido en la circulación literaria, sí es digna de mención la aparición de nuevos sellos dedicados a sostener un arte medular de la historia de la escritura. Con propuestas mixtas que incluyen traducciones, textos híbridos o la alternancia entre clásicos, consagrados y voces jóvenes, editoriales pequeñas y medianas de distintos lugares del país perseveran tejiendo catálogos y redes en un contexto doblemente adverso, no solo por la disminución de la lectura, sino también por la crisis que asola al sector: alto costo del papel, bajas ventas, concentración editorial, un Gobierno nacional que suprime incentivos y denigra las expresiones culturales.
Con todo en contra, y habiendo transitado en ciertos casos una pandemia, es posible encontrarse con sellos como Lote 11 de Córdoba, Nebliplateada de Buenos Aires o De Todos los Mares de Capilla del Monte, que prosiguen una tarea compartida con editoriales independientes de mayor trayectoria como Alción, Caleta Olivia, Mansalva, Caballo Negro, Nudista, Zindo & Gafuri, Ediciones en Danza, Gog & Magog, Borde Perdido, Cartografías, Buena Vista, Neutrinos, Iván Rosado o Ediciones del Dock, por nombrar algunas.
Lote 11 es la más joven de las citadas: el proyecto de Carla Ciarapica nace en 2022 con el propósito de acercar el arte contemporáneo y la literatura, así como fomentar la colaboración entre referentes de campos diversos; para la editora, un libro no es solo un objeto cultural sino además vincular, que busca al mismo tiempo brindarle al lector una experiencia.
El año pasado, Ciarapica lanzó una nueva colección llamada “Formas breves”, dedicada en principio a la poesía, aunque en el futuro podrá incluir otros abordajes. La segunda luz, de Pablo Carrizo; Reverdecer, de Analía Ghirardotto (que se presenta el 16 de agosto en Bastón del Moro), y Los poderes, de Paulina Cruzeño, integran los títulos del conjunto.
La editora, sin embargo, recalca que Lote 11 mezcla y desmonta los géneros más que respetarlos, como dan cuenta las crónicas en verso de Leonardo Vergara en Diario de mudanza (de la colección “Territorio expandido”) o los poemas-bordados de Mariana Robles en Bordar un alfabeto. Hilos y poesía (de la colección “Arte contemporáneo”). “Mis colecciones no están por género, sino por formas, deseos y entramado de lenguajes”, dice Ciarapica.
“El criterio para publicar es siempre lo que me conmueve, en un mundo tan hostil y caótico la palabra y la imagen tienen el poder de transformar. En el caso de la poesía, siento que vuelve amable, bello y musical lo cotidiano”, agrega la editora cordobesa, que se detiene en la división característica pero no siempre excluyente entre poesía y narrativa.
“La poesía siempre tiene un/su lugar. No usaría jerarquías para enfrentar a la narrativa con la poesía, pienso que son posibilidades de elegir y de coexistir. Es cierto que la narrativa tiene más adeptos, las posibilidades que brinda la prosa la hacen más atractiva y elegible al público e incluso tiene más prensa; pero la poesía no solo cuenta la trama de otra manera, sino que usa un lenguaje simbólico con otros ritmos y silencios, y te invita a atravesar una experiencia del lenguaje. Hay narrativas que incluyen la poética en su lenguaje, ¿por qué hacen eso? Creo que la poesía logra sintetizar la auténtica y cercana belleza en lo cotidiano. Hay que construir nuevos lectores de poesía, ese es el desafío. Es un camino de ida, aunque si le agarraste el gusto a la poesía, difícilmente te alejes de ella”, reconoce.
La porteña Nebliplateada se gestó a comienzos de 2019 por vocación de la incansable María Gómez, que venía forjándose desde joven como editora en La Eloísa Cartonera. Con un espíritu similar a ese sello heterogéneo que marcó una época con sus ediciones de material reciclado, Nebliplateada viene convocando en sus más de 40 títulos a voces nóveles y otras reconocidas como Gabriela Bejerman, Cuqui, Marina Mariasch o Eloísa Oliva.
Nombrada así por un verso de Alfonsina Storni (“Nebliplateada viene de un poema de Mascarilla y trébol que me gusta mucho; me gusta porque es una palabra inventada, porque es una palabra un poco melancólica pero también puede ser todo lo contrario, es una palabra perla, como si el gris también pudiera ser brillante y vivo”, dice Gómez), la editorial empezó publicando voces femeninas, si bien después se amplió a poetas hombres.
Sus últimos lanzamientos son Por el camino de Newark, de Martha Ferro; Especial, de Manuel Alemian; Como higuera en un campo de golf, de Antonio Cisneros; Los ángeles son vacas, de Sofía de la Vega; El amor es un círculo naranja, de Laura Lobov; Los poemas pornopsiquiátricos, de Melina Alexia Varbavoglou, y Noches de adrenalina, de Carmen Ollé. Y Gómez anticipa que aún quedan cuatro novedades más por salir este año.
“Hay un interés grande por la poesía, hay varias editoriales muy buenas especializadas en poesía en la Argentina, y más allá de que lxs editorxs estamos un poco dementes, esto tiene que ver con que existe un interés. Este es un país de grandes poetas, escritores y escritoras contracorriente, atrevidxs, pionerxs. La poesía circula. La poesía se lee mucho, no sé si es proporcional a la compra de libros, pero estaría dispuesta a firmar que se lee y se disfruta y se milita, por no encontrar una palabra mejor. Para la poesía hay que darse el tiempo, un tiempo especial, y eso es algo que necesita de un interés mayor, de una dedicación. Si bien cualquier forma de lectura requiere un tiempo, a esta altura del partido cualquier forma de lectura es minoritaria respecto al smartphone; pero también es cierto que siempre habrá libros, poesía y gente que lea. Incluso se habla de que la gente lee más. La prueba es la cantidad de editoriales pequeñas, independientes y autogestivas como Nebliplateada”, señala Gómez.
Con figuras como Enrique Lihn o Alfonsina Storni en su catálogo, Nebliplateada se superpone desde la mínima escala con la poesía canónica que editan Adriana Hidalgo, Fondo de Cultura Económica, Lumen o El Cuenco de Plata. ¿Cómo conviven esos autores en la propuesta?
Gómez: “La verdad es que todavía no publiqué un bestseller como para notar la diferencia. Por supuesto que es más fluido con autores como Fabián Casas, de quien publicamos Los poemas de Boy Fracassa, que tal vez se venda más porque Fabián es un escritor con obra y trayectoria. O Beatriz Vignoli, de la que publiqué Almagro, Museo del viento y Viernes. Pero en verdad los libros se venden parejo, o sea, no demasiado… Son momentos duros, se vende poco porque nadie tiene un mango, como dice el tango. Son tiempos de no pensar en las ventas y apostar a sostener el proyecto. Una editorial es un sueño a largo plazo y hay que tener paciencia y amor”, dice.
Locales y universales
Junto a Mascarón de Proa de Villa María, De Todos los Mares es uno de los sellos de poesía recientes más destacados del interior provincial. El emprendimiento de Gerardo Coccio se comenzó a gestar en 2013, en las reuniones poéticas que tenían lugar en la librería Moby Dick, de Capilla del Monte, y a las que comenzaron a acudir poetas como Diego Roel y Alejandro Pidello. De esa confluencia surge la idea de hacer libros y así se lanza poco después el primer libro de la editorial, una reedición de Diario del insomnio, de Roel.
Con el tiempo, De Todos los Mares se fue apoyando en una doble línea de colecciones, divididas entre la poesía argentina y la universal, con ediciones bilingües de poesía clásica china o poesía irlandesa, así como el trabajo de autores de países cercanos como el Brasil o Uruguay. Uno de los libros más ambiciosos del sello fue la La vida nueva, de Dante Alighieri, que lleva traducción de Silvio Mattoni y halló difusión en las universidades. En la misma línea acaba de publicarse Poemas, del trovador provenzal Arnaut Daniel, también con traducción, notas y prólogo de Mattoni y una adenda de La historia de la sextina en las lenguas derivadas del latín, de Ferdinand de Gramont, traducida por Carlos Schilling.
“No es lo mismo editar a un poeta con varios libros en su haber y reconocido que a uno que recién comienza. Editar a un poeta nuevo es un desafío, ya que darlo a conocer implica una difusión que muchas veces no es suficiente y no alcanza con las redes o las presentaciones. Es un trabajo lento que lleva años e implica el trabajo del autor”, señala Coccio, quien además afirma que los poetas reconocidos buscan de igual modo publicar en sellos pequeños. Y ofrece un dato clave con respecto a la diferencia con la narrativa, y es que los lectores de poesía siguen prefiriendo el libro físico. Es cierto: leer versos en un lector digital es una tarea imposible.
En ese sentido, Coccio prefiere la laboriosa difusión analógica a la inflación espontánea y algo vana que provee el algoritmo. “Sabemos que las redes son importantes, pero creo que hay una sobreoferta de anuncios que lleva a que la persona ponga el me gusta o el corazoncito y no le dé tanta importancia al contenido. Por ejemplo, a Facebook no entro nunca, uso Instagram (me resulta eficaz) y subo los libros al sitio web de la editorial. Tengo en proceso un blog para promocionar a los autores, con datos y reseñas sobre sus libros. Para mi gusto, es más importante un soporte al estilo de la revista que algo pasajero e incómodo como Facebook. Lo mejor para hacer circular los libros de poesía es la presencia física y el boca en boca. Es decir, medios paralelos a los tradicionales. Valoro mucho el trabajo de la edición artesanal, ese es nuestro futuro”, recalca el editor.
“Todos piensan que el libro está listo cuando sale de imprenta, y te diría que allí recién comienza la vida de esa publicación. Para hacerlos circular es necesario el trabajo colectivo, con todxs quienes formamos parte de la cadena del libro –aporta Ciarapica–. En mi caso, participo en todas las ferias que puedo, disfruto ese espacio donde nos encontramos con les lectores, colegas, autores. Las presentaciones son otro espacio de acción, así como las actividades culturales en torno a los libros y las lecturas. Hay muchos espacios autogestivos en Córdoba que apuestan a la cultura, también las librerías amigas son aliadas. Hay un ecosistema del libro increíblemente vital, pero sostenido colectivamente, sin esa red sería más dramática la situación. Creo que esa misma fragilidad es nuestra resistencia. En marzo de 2024, un puñado de editoriales comenzamos con un proyecto-feria que tiene el nombre de Refugio, en julio de este año realizamos la sexta edición con la participación de más de 30 editoriales independientes”.
Gómez opina de manera afín sobre su modo de poner en movimiento su sello: “Nebliplateada circula por las redes sociales y tiene una página web donde se puede comprar online y hasta con envíos internacionales. Pero lo más fuerte es el contacto directo con lxs lectorxs, ya sea en ferias o en librerías. Igualmente, tenemos mucho que mejorar en ese sentido. ¡Hay tanto que aprender! Cada cosa requiere de su persona que la materialice y un presupuesto que casi nunca coincide con lo que ingresa. Pero como dice la canción de Palo Pandolfo, si ya estás en la azotea, ¡salta!”, concluye.