Uno de los puntos altos de Frich n´ Fries, más allá del tremendo sabor de sus hamburguesas y la detallada atención al cliente, es la ambientación, la puesta en escena de este pequeño local en la esquina de Ituzaingó y Larrañaga.
En la iluminación, la elección de los colores, en la música y en los cuadros que decoran sus paredes, se hace referencia explícita a la cultura norteamericana, y todo redondea la experiencia que rinde homenaje a una forma de comer basada en la combinación carne crujiente, queso cheddar y salsa agridulces.
Y al “smash”, esta técnica para cocinar hamburguesas que necesita de una plancha bien caliente y bolas de carne listas para aplastarse con espátula en ella, buscando una textura bien crocante en cada rincón de la proteína. Después la combinación con otros ingredientes hará lo demás para generar el tan deseado “momento mágico”.

Éxito
Hay cola en la puerta cualquier día de la semana. Adentro hay más de una veintena de trabajadores en la cocina despachando a más no poder. Cuando nos toca el turno, hacemos el pedido y nos entregan un bíper. Cuando suene, tendremos mesa disponible.
Una vez sentados, el segundo llamado será para ir a buscar el pedido a la barra. Si hace falta, alguien del local puede asistir para llevar todo a la mesa. En nuestro caso, probamos tres hamburguesas, una mejor que otra. Sin exagerar.
La mejor fue la Patty Melt ($ 10.900). Pan de molde tostado con manteca, doble medallón, cebolla grillada, salsa Thousand Island (kétchup, mayonesa, pepinillos, entre otros condimentos), cuádruple cheddar y papas. Las papas apenas salidas sorprenden por lo liviana de su fritura. Crujen y flotan en la boca.
El pan de molde, dorado con mucha manteca de ambos lados, suma mucho sabor tostado y mantecoso, por eso esta hamburguesa es imbatible. Adentro, la combinación brilla: carne bien dorada, mucho cheddar cremoso, y sus contrapuntos: cebolla y salsa entre ácida y dulzona.
Dos más
La segunda en nuestro ranking fue la Big Em ($ 10.500). Pan de papa, doble medallón, cuádruple cheddar, salsa Thousand Island, pepinillos, cebolla picada y lechuga. Aquí cambia el pan, que también es maravilloso, porque contiene sin fanfarronear.
Los toques fundamentales aquí los juegan el pepinillo, con toque dulzón y sobre todo la lechuga, muy abundante que con su notable frescura y suave amargor, eleva cada bocado y hace que no resulte redundante la experiencia.
La Grand Bacon ($ 11.900) es menos amigable en ese sentido, pero seguramente roba los suspiros de los fanáticos de la panceta: pan liviano y moldeable, doble medallón, salsa Thousand Island, doble panceta, cuádruple cheddar. El ahumado es el sabor predominante.

Baño y postre
Hay un baño al fondo para todo el mundo. Está equipado, pero lo mejor es que en el pasillo suenan las canciones de Elvis Presley. De regreso a la mesa, no hay postres, así que nos vamos a Rapanui, que queda enfrente (en la casona Minetti), para ver qué se consigue.
Igual vale destacar toda la experiencia y el servicio en particular. Dos personas nos preguntaron qué tal la estábamos pasando y cómo habíamos comido. La verdad, de maravillas. Frich n´ Fries es cosa seria, y ya están abriendo en otras locaciones. Bien merecido.
Frich n´ Fries
Calificación: Excelente
Ituzaingó 909, Nueva Córdoba
Teléfono (0351) 156-142090
Abierto todos los días, de 20 a 24.
Efectivo y tarjetas.