A fines de los años ’90, en una casa familiar de San Juan, un freezer lleno de helado ocupó el lugar que podría haber sido, en otro contexto, el de un televisor. Este no se trató de un gesto excéntrico, ni de una travesura de verano, fue la manera que encontró una familia sanjuanina con cuatro hijos para salir adelante en una situación de crisis.
“Recuerdo que éramos chicos y, de repente, apareció en el living de casa un mostrador y un freezer lleno de helado que nosotros no podíamos comer, porque eran para vender”, dice en diálogo con La Voz Fernando Nieto, actual gerente general de Portho, heladería artesanal que fundó su padre hace 28 años, y que acaba de abrir su primera sucursal en Villa Allende, Córdoba.
De la crisis al éxito, a paso firme
La historia de Portho comienza en 1996, cuando el padre de Fernando perdió su trabajo como bancario y se quedó sin ingresos para mantener a su familia. “Un amigo le debía dinero y le dijo: ‘Mirá, te pago con helado’”, cuenta Nieto. Así, sin saberlo, el negocio familiar que actualmente gana distinciones y premios a la calidad, empezó con una deuda saldada a base de paletas congeladas.
“De lunes a viernes ofrecía puerta a puerta los helados y los fines de semana mi papá y mis hermanos salían a repartir los helados que habían vendido”, precisa. Esa dinámica se mantuvo un año y medio, y luego a los helados se sumó la comercialización de otras delicias producidas de manera casera.
En 1998, la familia decidió dar el siguiente paso: el primer local abrió en el living del hogar. “Era una heladería muy chiquita, mi papá siempre bromeaba diciendo que su heladería siempre estaba llena, pero porque entraban tres personas nada más”.
La pequeña heladería de barrio pronto se volvió un punto de encuentro, y en 2001 llegó el gran salto: la primera máquina para elaborar helado artesanal. “Estaba en la cocina, al lado del microondas y la heladera”, cuenta. Su padre tomó un curso con el maestro heladero italiano Pino Scaringella, uno de los más reconocidos del mundo, y allí aprendió el oficio que transformaría la historia familiar. “No sabía nada de fabricar helado. Aprendió desde cero el arte del helado artesanal.”
Desde entonces, Portho creció de manera sostenida. En 2006 abrieron su primer local fuera de la casa familiar y, a partir de 2013, comenzó una expansión más amplia dentro de San Juan. Hoy la marca cuenta con 13 sucursales, más de 70 sabores y un equipo de alrededor de 190 empleados directos e indirectos. Lo que comenzó como una salida de emergencia se convirtió en una empresa consolidada, con reconocimiento nacional e internacional.
De la supervivencia al oficio
“Portho pasó de ser una forma de supervivencia de una familia a una empresa que da trabajo y oportunidades”, resume Nieto. Esa profesionalización fue, también, un proceso de aprendizaje colectivo. “Nadie sabía hacer helado en casa. Pero con trabajo diario y un objetivo claro, la calidad ante todo, logramos que el producto creciera y que la marca se consolidara”.
El hermano de Fernando, Santiago Nieto, se especializó en heladería y hoy es el maestro heladero de la marca, además de capitán del equipo argentino de pastelería, heladería y chocolatería (Amau) que competirá en el Campeonato Mundial de la FIPGC 2025 en Roma. En los últimos años los Nieto acumularon un palmarés que incluye el primer puesto latinoamericano del Gelato World Tour (2017).
En 2019 lograron el primer puesto de la Copa Argentina del Helado Artesanal, en 2022 su Maestro Heladero fue campeón latinoamericano del helado artesanal y quedaron cuartos en un campeonato mundial en 2024, entre otros podios más.
“Estos reconocimientos hablan de la calidad del producto y de lo que defendemos mucho: el auténtico helado artesanal”, subraya Fernando.
La identidad del helado argentino
El helado que se produce hoy en Argentina ya no es una copia de las recetas italianas: tiene una identidad propia, asegura Nieto. “El helado argentino se distingue por la intensidad del sabor. Son helados bien balanceados, con un tenor graso inferior, pero sin perder cremosidad. Tienen mucha intensidad, buena palatabilidad y no son pesados”, explica.
“El helado argentino es sobre todo un helado súper innovador. En Argentina vas a encontrar helado de calabaza, de roquefort, de chocolate picante, de tomate. Y otra característica del helado argentino es que Argentina es un país muy conocido por su variedad de golosinas, y eso se refleja en el helado. Acá podés encontrar helado de Bananita Dolca, de Mantecol, de chocolates específicos”, apunta.
En Portho, esa combinación entre calidad e innovación es un sello característico. En el mostrador conviven clásicos como americana, flan o vainilla con creaciones más audaces como lemon crock, membrillo a la crema, manzana verde o pistacho, un sabor emblema de la marca.
Pero su sabor más exótico, el helado de salmón con chocolate picante, no se encuentra en mostrador y se realiza exclusivamente para eventos especiales.
–Y también realizan helados para mascotas. ¿Estos podrán conseguirse en la sucursal de Córdoba?
–¡Si! Portho Pet va estar disponible en la sede de Córdoba. Es un helado diseñado y pensado para mascotas. Viene en envases individuales, son helados hechos con aceite de coco, manzana y huevo, como ingredientes básicos y pueden ser consumidos por mascotas sin límites. Se conserva en el freezer como un helado tradicional, es como una golosina saludable para la mascota.
El desembarco de Portho en Córdoba
El crecimiento de Portho siempre estuvo marcado por una decisión: avanzar despacio, pero con solidez. “Nuestro plan de expansión no es abrir muchos locales rápido. Preferimos ir a paso lento, firme y afianzar cada plaza. Nuestra prioridad es que el local que se abre, no se cierre”, enfatiza Nieto. Por este motivo, cuando la heladería decidió cruzar las fronteras de San Juan, ponderó varias variables antes.
“El público cordobés nos pedía hace tiempo. Hay muchos sanjuaninos estudiando en Córdoba y ellos funcionaron de alguna manera como embajadores de la marca. Cada vez que recibían amigos, los llevaban a Portho”, cuenta Fernando y precisó que el aspecto clave que los terminó de convencer en instalar una sucursal en Córdoba, fueron las personas que iban a hacerse cargo de ella.
Los franquiciados son una pareja sanjuanina que vive hace tiempo en Villa Allende, pero que conoció la marca desde sus inicios. “Ellos consumían nuestro helado cuando todavía lo vendíamos en el living de casa. Sentimos que entendían nuestra esencia, y eso nos dio mucha tranquilidad”, precisa.
Aunque los estudios de mercado les sugerían que podía llegar a ser más rentable abrir una sucursal en Córdoba capital, la familia Nieto priorizó la conexión humana: “Somos una empresa familiar. Nuestro negocio no es vender franquicias, sino mantener el alma y los valores de barrio que nos vieron nacer”, insiste.
Todos los helados de Portho que se comercializarán en Córdoba son fabricados en San Juan, al igual que las otras delicias que se pueden encontrar en el local y que van desde brownies, hasta budines, waffles y otras panificaciones que acompañan la cafetería. Todo viaja desde la fábrica a las sucursales, garantizando uniformidad y calidad del producto.

–¿Qué hace diferente a Portho en relación con otras heladerías?
–El helado de Portho es un helado fiel a nuestra misión: ser una heladería reconocida por su calidad del producto, atención al cliente y su práctica socialmente responsable. Y esa responsabilidad se traduce en acciones concretas: apoyo a clubes deportivos, colaboración con fundaciones locales, y programas de capacitación para el personal. Apostamos mucho a la comunidad. Creemos que Portho genera una familia alrededor del producto.
Hoy, la empresa sigue en manos de la familia: Fernando está al frente de la gerencia general; Santiago lidera el área de diseño de productos; su hermana Eli dirige la fábrica; y su padre, el fundador, participa en el consejo de dirección. “Mi hermana mayor no trabaja en la empresa, pero sigue siendo parte de la historia. Mi papá ya no está en el día a día, pero su ejemplo está en todo lo que hacemos”, explica.
–Imagino que hoy ya tenés permitido comer los helados del freezer. ¿Ya llegaste a ese punto en el que te cansaste de tomar helado?
–Para nada. Todo dos helados por día, todos los días de mi vida, y mi postre favorito es el helado. Todavía no me canso y de esto hace 28 años.
Para ir
Portho. Dirección: Av. Sáenz Peña 238, estación Villa Anita, Villa Allende.