Sin dudas lo mejor que tiene Paso a Nivel, el nuevo complejo gastronómico de Mendiolaza, es su concepto y su diseño, en ese orden.
Con elementos reciclados en su totalidad, aquí recrearon una estación de trenes, un paisaje olvidado en el país, montando cuatros negocios, una plaza, y un escenario.
Tenemos dos cafeterías, una heladería y un bodegón, un gran patio y un escenario para alentar la producción de espectáculos, todo armado con tanta belleza que realmente y por lejos, experimentar la arquitectura llena de madera, chapa y vidrio, es lo mejor de esta experiencia.
Es que en gastronomía, lo más difícil siempre es armar buenos equipos, capacitarlos y mantenerlos vigentes. Ese es el desafío permanente. Pero antes, obviamente, hay que tener en claro algunos puntos básicos.

Desayuno
Un desayuno en Sawa (una de las cafeterías) tomó una hora en llegar a la mesa, con dos cafés, dos medialunas y un budín. Nadie avisó ni preguntó si queríamos esperar a que se cocine el pastel. Es algo básico.
Luego volvimos por un almuerzo en La Terminal, el bodegón que se encuentra al fondo. Qué lugar hermoso, por favor. Adentro o afuera es igual, se genera una agradable sensación en el cuerpo.

Vamos a comenzar con una Provoleta ($ 12 mil) y un Aperol Spritz ($ 7 mil), que de día sabe mejor. Lo bueno es que el queso no llega solo, llega con unas hojas de rúcula y verdeo picado, como para matizar y jugar a los contrastes. Lo malo es que nunca doró, era un queso caliente.
La pasta
Antes de la entrada la casa invitó un aperitivo untable con pancitos. A la hora de los principales, primero probamos la pasta, Ravioles rellenos de ternera ahumada y salsa roja ($ 9.500). Llegan, como la provoleta, en una sartén de hierro fundido.

Linda presentación, pero lo primero que salta a la vista es la disparidad de precios. La semana pasada comimos pasta, ¡en una fábrica de pastas!, y el plato costó casi el doble en aquella oportunidad. ¿Cómo es posible? ¿Alguien más necesita una explicación?
Sigamos. La presentación es buena, igual que la pasta y el relleno. Mucha salsa roja, cuando está bien hecha como en este caso, ayuda a dar sabor, humedecer y generar contrastes en el conjunto, tres cosas muy importantes para que la comida fluya delicadamente en boca.
La carne
Aquí tenemos el mayor problema. Entraña con papas fritas ($ 27 mil). Es un plato grande, se puede compartir. Cuando cocinamos carne no es hacerlo hasta que deje de estar cruda, debemos subir un escalón en el pensamiento y decidir qué queremos mostrar.

Aquí la textura no ayudó, pero menos la superficie de la grilla. ¿Cómo vamos a cortar carne cómodamente sobre la superficie intercalada? No es algo práctico. Otra cosa: el chimi churri que acompaña, se presentó en estado líquido, sin sólidos a la vista.
Último, para anotar: el vino blanco se bebe frío. Pedimos una copa ($ 5 mil) para acompañar los platos principales. Lo ideal también es servirlo al frente del comensal, para ver de qué se trata. En este caso preguntamos y era un Killka Chardonnay. Se enfrió con hielo.
En cuanto a las papas fritas, estuvieron deliciosas. Lo mejor del almuerzo.

Baño y postre
Antes de partir fuimos al baño y como todo el salón, estaba en perfecto estado de orden y limpieza. De regreso optamos por ir a conocer la heladería, Padronali. Pedimos una bocha de Pistacho ($ 4 mil), el sabor del momento.
Con su mezcla de dulce y salado, horneado y helado, vemos como en esos contrastes se refugia lo mejor de la vida misma.
En gastronomía y en la vida, hay que buscar la fórmula correcta, ir por un equilibrio y seguir en esa senda hasta que el tiempo nos diga basta.
La Terminal Bodegón
Calificación: Bueno
Malvinas 1675, Mendiolaza. Complejo Paso a Nivel.
Abierto de martes a domingos de 12 a 24.
Teléfono (0351) 153-90-9568.
Efectivo y tarjetas.