El mantenimiento del auto es una obligación que cada conductor afronta periódicamente. Los denominados services oficiales son la solución más fiable y los más recurridos cuando el auto se encuentra dentro de la garantía. Pero, ¿adónde acudir cuando el coche ya está fuera de ese período o requiere revisiones de rutina? Esto se planteó Renault Argentina hace 25 años atrás y así surgió Renault Minuto, una alternativa a los talleres convencionales que lleva atendiendo más de cinco millones de vehículos.
La misma esencia
En 1997, el primer taller de Renault Minuto abría sus puertas en la neurálgica avenida Córdoba (ciudad de Buenos Aires). Modelos emblemáticos como el Renault 9, 11, 12, la coupé Fuego y el Clio, entre otros, eran parte del parque automotor por entonces y fueron los que visitaban esas instalaciones (que hoy sigue vigente) con el fin obtener un servicio rápido. El mercado automotor cambió, pero la esencia de aquel primer taller se mantuvo y ya son 44 los locales miembros.
Mano calificada y sin turno
La idea de llegar sin turno con el vehículo para ser atendido por operarios y retirarse al poco tiempo con una solución y con un diagnóstico general (es gratuito) del estado del coche es un plus que hoy puede ser utilizado por cualquier propietario de un auto, independientemente de si es de Renault o no.
Testigo presencial
Durante el proceso, el propietario del auto puede aguardar en una sala de espera. En ese lapso, un operador asignado le resume el estado general del coche y le informa el costo de reparación. En paralelo, se chequea la disponibilidad de las piezas (todas originales) que precisan recambio. Es bueno subrayar que cualquier intervención que se realice cuenta con 12 meses de garantía. En muchos casos, el cliente puede seguir el control del auto junto con el especialista.
Operador por un día
Con la iniciativa de experimentar cómo es el procedimiento habitual cuando un auto ingresa a un Renault Minuto, nos invitaron a vivenciar dicha experiencia pero no como un cliente sino como parte del equipo de operarios. Con la indumentaria correspondiente y tutelados por un especialista, recibimos un Renault Captur que necesitaba recambio de aceite. Con planilla en mano, fuimos tildando los puntos chequeados. Provistos de herramientas, pudimos desarmar una rueda delantera para llegar al cáliper del freno y verificar las pastillas (que, según la clienta, chillaban). Después de retirarlas y reemplazarlas, el ruido desapareció. Aprovechamos también para quitar el chapón y el tapón del depósito de aceite para colocarle el nuevo. Después de 50 minutos, la cliente se retiró muy satisfecha, según adujo, y nosotros muy reconfortados por haber aprendido cómo funciona desde adentro un servicio que se ajusta a la perfección a los tiempos que corren hoy.
Te puede interesar
