Hace unos 50 años atrás, la localidad de Miramar de Ansenuza sufrió el avance de la Laguna Mar Chiquita, tras intensas lluvias que se volvieron incontrolables, sobre la zona urbana. La furia del agua terminó arrasando con todo.
Bajo el agua quedaron 37 manzanas del pueblo (más del 60 por ciento de la población), 102 hoteles (90 por ciento de la infraestructura turística), 198 casas particulares y más de 60 comercios de distintos rubros, cuenta la historia.
Entre esas viviendas se encontraba la de la familia Duarte, abuelos del sanfrancisqueño Eduardo Ruoreda, quien hace unos meses en un viaje pudo encontrar las ruinas de la casa orillas de “la mar”. El lugar donde recibió el amor verdadero de parte de su familia, donde compartió momentos de niño que a sus 59 años todavía conserva.
Y este martes 26 de julio, Día de los Abuelos en Argentina, Eduardo y su familia compartieron un emotivo video rememorando los gratos recuerdos.
“Hoy es un día muy importante para mí, porque después de más de 50 años vengo a sentarme en las ruinas de la casa de mis abuelos Duarte de Miramar”, dice con emoción, asegurando que es un momento “increíble”.
Vida de niño
Ruoreda cuenta que en esta casa donde hoy solo quedan escombros estuvo durmiendo varias noches y pasando “los mejores días” de su vida junto a sus abuelos.
“Desde que me acuerdo con cinco o seis años sabía estar con mi tío Omar durmiendo en la galería”, explica y luego señala un pedazo de palmera de la cual reconoce haber trepado y jugado largas horas: “Los árboles que se ven eran parte de una fila que cruzaba el patio. Es algo histórico, especial y emocionante estar acá”, confiesa.
Los abuelos de Eduardo debieron abandonar la casa tras el avance del agua. Primero deambularon por los domicilios de sus hijos y otras direcciones, no pudiendo tener jamás un lugar fijo como lo era su casa.
La casa estaba ubicada muy cerca del Gran Hotel Viena y en pleno Parque Nacional Ansenuza.
