La Fiscalía General de la Provincia investiga las actuaciones de las fiscalías donde se radicaron las más de 20 denuncias relacionadas a las violaciones grupales sufridas por B, la joven cordobesa que fue hallada descompensada en la avenida Circunvalación, de la Capital, el 17 de septiembre pasado, tras sufrir el último abuso y golpiza.
La joven, de 25 años, fue hallada ese domingo en estado inconsciente al borde de la ruta. Allí tomó estado público su caso: la familia contó que era la tercera violación grupal que sufría por parte de la misma banda, cuyos integrantes viven en el mismo barrio, al suroeste de la ciudad de Córdoba, y que la hostigan a ella y a su familia hace años.
Además de las denuncias por los abusos, su familia hizo más de 20 presentaciones por las amenazas y otras agresiones padecidas.
A pesar de la gravedad de los hechos y de que las personas denunciadas tenían restricción de acercamiento, los ataques seguían sucediendo. No hubo detenciones hasta este 17 de septiembre, cuando la fiscal de Delitos Contra la Integridad Sexual del Primer Turno, Alicia Chirino, ordenó la aprehensión de tres hombres.
Las causas nunca fueron aglutinadas en una sola y la familia de B. reclama que los últimos hechos se podrían haber evitado si la Justicia actuaba con celeridad. Es por ello que, a través de sus abogados, Carlos González Quintana y Dania Villanueva, pidieron a la Fiscalía General de la Provincia que se investigue el accionar de las distintas dependencias donde se radicaron las denuncias.
La FiscalíaGeneral aceptó el pedido y designó a la fiscal general adjunta, Betina Croppi, para realizar el pedido de informes a las fiscalías intervinientes y evaluar la presentación de la familia de B. y qué tipo de medidas tomar. “En base a esos informes surgirá si corresponde analizar o no la responsabilidad de los funcionarios”, aclaró Croppi en diálogo con La Voz.
Croppi, que viene de una larga trayectoria en el fuero de violencia familiar y de género, asumió este año como la tercera fiscal general adjunta junto a Héctor David y José Gómez Demmel.
Si se detectan irregularidades en el proceso judicial de B., podría pedirse un sumario administrativo o un jury a los intervinientes
Los hechos denunciados
B. denunció en 2018 el primer hecho: una violación grupal por parte de un grupo de hombres de su entorno. La denuncia recayó en la fiscalía de Chirino.
Tras esa denuncia, la banda comienza a hostigarla a ella y a su familia. Además de las denuncias por amenazas y las agresiones, en 2019 B. denunció un hecho de abuso: allí dejó asentado que uno de los atacantes del primer hecho la manoseó y la amenazó en una fiesta.
Desde ese año la familia radicó más de 20 denuncias por el constante hostigamiento. Lo hicieron en dos unidades judiciales y en Tribunales II.
En mayo de 2022, B. fue abordada en avenida Rafael Núñez donde la obligaron a subir a un auto y abusaron nuevamente de ella, entre varios hombres. Su hermana hizo la denuncia, aunque necesitaba la ratificación de la víctima. Por miedo a las constantes amenazas de muerte, B. no la ratificó. Lo hizo este miércoles cuando declaró ante la fiscal Chirino.
El 17 de septiembre de este año sucedió la tercera violación grupal. Producto de las graves lesiones (quebradura de pelvis, mutilación de su lengua, golpes y lesiones propias de la violación) la joven permaneció internada una semana. Su familia hizo la denuncia.
La declaración de B.
La joven declaró este miércoles 12 en su domicilio ante al fiscal Chirino. Narró detalles de la última violación y sumó cuatro nombres más de atacantes, nuevos lugares y nuevos entornos.
También ratificó la denuncia por la segunda violación grupal, ocurrida en mayo de este año en la avenida Rafael Núñez, cuya presentación había realizado su hermana pero no había ratificado como víctima.
Según indicó González Quintana, la querella sumará en los próximos días elementos probatorios que involucran a esas personas.
Además, se espera que en el transcurso de la próxima semana la Fiscalía ordene pericias físicas y psicológicas.
La joven se recupera lentamente de las lesiones físicas, que le llevarán unos tres meses de rehabilitación. Además, producto de la depresión propia de estos hechos gravísimos, la joven es atendida por una terapeuta del Polo de la Mujer, una terapeuta personal y una médica psiquiatra.
