Sucedió el domingo y, al menos en Traslasierra, se hizo viral. Un taxista de Villa de las Rosas le pidió a una familia que no cortara las flores de una plaza y recibió insultos.
Después narró el episodio en un posteo donde los “ladrones” fueron delatados y recibieron un marcado repudio.
Y es que las plantas y flores del pueblo, que se lucen todo el año como una feliz obviedad, son parte de la identidad de esa comunidad transerrana. Quienes conocen la localidad, una de las que más ha crecido en la región, admiran la cantidad y variedad de flores que se encuentran en toda época.
Sergio Vásquez, el taxista en cuestión, compartió fotografÍas de una pareja “cosechando” rosas en la rotonda del paraje Los Pozos, en la entrada al Dique La Viña. Contó que cuando le pidió que no se las llevaran fue gravemente insultado.
Pero además publicó en Facebook la patente del auto en que se trasladaban, y también el informe de la Dirección de Rentas sobre ese dominio.
Las flores en Villa Las Rosas: un bien social
“Para nosotros las rosas son un bien social, son nuestras y están en todos lados porque las cuidamos, nos es fácil lograr esto” dice Vázquez. Y agrega: “Más allá de las gestiones municipales, nosotros mismos difundimos entre julio y agosto, la época de poda, que la gente venga a buscar esquejes, que es una forma rápida de hacer una planta, pero a las flores no las tocamos, incluso le enseñamos a nuestros niños y jóvenes que no las corten”.
Los historiadores cuentan que, cuando el pueblo era un caserío, se destacaba por la profusión de sus flores de rosas, de ahí su nombre.
Enrique Rébora, intendente en su quinta gestión, cuenta: “Hace unos 20 años decidimos agregar más rosas al pueblo, las pusimos con riego por goteo en todas las veredas y espacios públicos, hoy hay más de 20 mil plantas, y hay un pacto no escrito con los vecinos para su cuidado”.
Rébora afirma que le dio una dimensión distinta al área municipal de Parques y Paseos, y recuerda que se compraron ejemplares de las más distintas variedades en viveros de la Patagonia, de Buenos Aires, del norte argentino y de la región.
“Hay una planificación que hace que haya floraciones todo el año, y que haya flores de distintos colores, tamaños y formas; o sea: hay un costo, sobre todo en la lucha contra hormigas y plagas, y en la fertilización, pero cuando vemos a los turistas que eligen a nuestros rosales para sus fotos, vemos que hay recompensa y que vale la pena”
