Colonia Caroya, Sinsacate y Jesús María viven una verdadera convulsión desde el miércoles pasado, cuando se supo que la variante Ómicron del coronavirus podría ser la responsable de un brote de Covid y al que se le viene aplicando el mismo protocolo que para la variante Delta.
Aunque resta la confirmación del Instituto Malbrán, la Provincia y esta zona ya lo tratan como si fuese Ómicron. La nómina de contagiados con esta variante se elevó a 10 y la de aislados, a 87.
El director de Salud de Jesús María, Andrés Carrillo, explicó que recién después de un cuarto test negativo (dos con antígeno y dos PCR) estarían en condiciones de comenzar a liberar a los 87 contactos estrechos y contactos de contacto que se mantienen en riguroso aislamiento. Las pruebas se realizan de a pares –un antígeno junto a un PCR– y ya se les hizo una a todos y la siguiente se llevará a cabo al menos con una semana de diferencia.
Un equipo de epidemiología del Ministerio de Salud provincial, coordinado por el médico Diego Almada, junto con las carteras sanitarias locales y con el hospital Vicente Agüero, viene desplegando acciones en varios frentes, aunque con especial acento en hacer masivos los testeos y en incentivar a más vecinos a que completen sus esquemas de vacunación.
Inesperado ingreso al país
Desde que se supo el miércoles pasado que un viajero y su familia podrían ser los portadores de la variante a esta zona, el mayor esfuerzo se puso en los rastreos de contactos y en imponer los aislamientos correspondientes.
Se trata de una pareja y sus hijos que viven en Emiratos Árabes desde hace 13 años y que no venían a visitar a sus familias en tierras caroyenses y jesusmarienses. Aunque cumplieron con todos los protocolos vigentes, no pudieron establecer en qué tramo del largo viaje se contagiaron.
Podría haber sido en Emiratos Árabes, al que la variante ingresó a fines de noviembre y principios de diciembre, pero también podría haber sido en Turquía, donde hicieron escala y noche, o en Madrid, donde hicieron la escala restante antes de llegar a Buenos Aires.
El caso cero declaró ante las autoridades sanitarias que sus síntomas, aunque leves, los comenzó a tener el pasado viernes 3. Pese a ello, estuvo reunido con su familia y con un pequeño grupo de amigos en un café por la mañana y en un negocio de gastronomía con otro pequeño grupo por la noche.
Todos los contagios se dieron dentro del marco de esas reuniones. Incluso, resultó curioso saber que uno de esos contactos fue al aire libre y por menos de 10 minutos, aunque sin barbijo y con intercambio de abrazos y besos.
Con la guardia alta
El coordinador Diego Almada se mostró cauto frente a los datos y señaló que estaban trabajando minuciosamente en armar el tracing contact del último caso positivo registrado el viernes para mantener la vigilancia epidemiológica alta.
Algunas personas a las que se había aislado preventivamente y que no eran contactos estrechos ni contactos de contacto, tras su testeo negativo, comenzaron a ser liberadas de esa obligación.
Pero, al margen del alivio que representa que la tasa de contagios no se haya disparado, hubo otro dato alentador: alrededor de 600 personas se acercaron a completar sus esquemas de vacunación con el detalle de que 70 de esos casos eran personas que fueron por su primera dosis.
El otro dato que tranquiliza es que hubo adhesión masiva en la zona a los testeos, donde se practicaron alrededor de 750 pruebas durante este sábado. De los 500 practicados en Jesús María, ninguno dio positivo, mientras que en Colonia Caroya se habrían detectado otros 15 casos sobre 250 pruebas, pero no tendrían vinculación con los contagios que se presumen que son de la variante Ómicron.
