La pandemia pega más fuerte a los hombres. Desde el inicio en Argentina fallecieron un poco más que 66 mil varones y 48 mil mujeres.
En Córdoba, las cifras hasta el sábado 13 de septiembre eran de 4.042 muertes del sexo masculino (58%) y 2.923 del femenino (42%). Todo ello a pesar de que la población cordobesa es ligeramente más femenina y de que representan el 51,4 por ciento de los casos detectados.
No es un fenómeno argentino. Cuando el Sars-Cov-2 comenzó a dispersarse en China, ya se observó esta diferencia. En ese momento se pensó que era porque había más fumadores entre los hombres.
“No hay un factor contundente que sea la única causa. Sólo hay indicios respecto de las diferencias en la respuesta inmunológica y genética”, apunta Eva Acosta, experta en inmunología en el Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (Cibici) del Conicet y la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba.
La investigadora explica que las mujeres tienen duplicado el cromosoma X, el cual tiene varios genes vinculados con la respuesta inmune. Por ejemplo, producen una mayor cantidad de interferón, un agente de la inmunidad innata.
La mayor producción de la hormona estrógeno en las mujeres también aumenta la eficiencia de la inmunidad adaptativa, compuesta por los linfocitos B y T y los anticuerpos. Las hormonas androgénicas (testosterona y otras) tienen el efecto contrario.
Acosta apunta que muchas de las diferencias en la respuesta inmune se inician en la pubertad y persisten hasta la edad adulta, cuándo las hormonas están más activas.
La respuesta más robusta tiene como consecuencia que las mujeres desarrollen más enfermedades autoinmunes. Estas se dan cuando el sistema inmunológico se vuelve en contra, ataca al organismo y genera problemas como artritis reumatoide, diabetes, esclerosis múltiple, lupus y enfermedad inflamatoria intestinal, entre otras.
La investigadora recuerda que durante mucho tiempo la inmunología no utilizaba la variable del sexo en los estudios.
“Una deuda de la investigación biomédica es hacer ensayos clínicos en los que se tengan en cuenta el sexo. Ya las grandes instituciones financiadoras de la ciencia exigen la inclusión de ambos sexos en estudios con animales”, explica Acosta.
Otra factor es la mayor susceptibilidad que tienen los hombres para infectarse. Según Acosta, esto se debe a que la respuesta inmune innata es más lenta entre los varones por lo que el virus tiene más chances de replicarse rápidamente.
El Covid-19 no es la excepción. La tuberculosis es más común entre los hombres, quienes también registran cargas virales más altas en enfermedades como VIH y hepatitis C.
Aspectos culturales
Pero la investigadora suma también aspectos culturales. “La dieta es muy diferente entre varones y mujeres. Lo que comemos modifica nuestra microbiota (flora intestinal) y eso cambia la respuesta inmune”, explica.
Y también agrega que las mujeres adhieren mejor a las medidas de cuidados como el uso de barbijo. “Incluso esto se vio en el personal de salud, donde se supone que todos son conscientes del riesgo que supone no seguir con estos cuidados”, detalla.
Un análisis publicado en la revista Nature advierte que las diferentes tasas de mortalidad no deben adjudicarse sólo a cuestiones biológicas.
Las diferencias ocupacionales y las distintas comorbilidades que enfrentan hombres y mujeres “probablemente expliquen en gran medida las disparidades sexuales frente al Covid-19″, dice el texto, cuyos autores son investigadores del programa de estudio de Mujeres y Género de la Universidad de Harvard.
Y agrega que esa misma situación se observó en las otras dos epidemias de coronavirus por el Sars-COV-1 y por MERS.
Efecto de las vacunas
La respuesta a las vacunas también parece ser diferente según el sexo. Un estudio en Israel (sólo con la vacuna de Pfizer) determinó que la inmunidad por vacunación disminuye más rápido en los hombres.
Según el trabajo, seis meses después de la segunda dosis los niveles de anticuerpos eran 46 por ciento más bajos en los hombres que en las mujeres.
Acosta advierte que aquí la literatura científica no es tan concluyente. “Hay estudios que detectaron más anticuerpos en las mujeres, pero otros vieron la misma respuesta. Y al medir la eficacia (personas vacunadas que se contagian o no), algunos trabajos incluso determinaron que es mayor entre los varones”, detalla.
A su vez, a nivel mundial las mujeres dudan más a la hora de vacunarse. Y la frecuencia de efectos adversos es mayor entre ellas. “Como los efectos adversos se informan, puede ser que las mujeres estén más atentas o que quizás las dosis de las vacunas están calculadas para los hombres que por lo general tienen más peso”, especula Acosta.
Covid prolongado
Mientras los hombres se mueren más por Covid-19, las mujeres padecen más las secuelas. Varios estudios indican que alrededor del 60 por ciento de las personas con Covid prolongado son mujeres.
La fatiga crónica es una de estas secuelas en Covid-19 y también en otros cuadros infecciosos. Y siempre ha afectado más a las mujeres.
Todavía no está claro por qué se desarrolla el Covid prolongado. Una hipótesis es que tras la etapa aguda, algunos organismos “esconden” restos del virus. El sistema inmunológico más reactivo de las mujeres acciona contra estos reservorios y genera cuadros como fatiga y niebla mental.
Otra hipótesis es que el Covid-19 desencadena un problema de autoinmunidad y allí las mujeres llevan las de perder.
