Yamila Baggini Salomón (34) y Silvia Miranda (40) son médicas y forman parte de la primera cohorte (2019–2022) del programa del Ministerio de Salud destinado a que médicos hagan sus residencias de especialización en Medicina Familiar y General para radicarse en el interior de la provincia.
La alta concentración de médicos en la Capital contrasta con la falta en el interior, sobre todo en localidades medianas y pequeñas. Ese contraste representa un problema de acceso a la salud complejo en muchas regiones.
Yamila vive con su pareja e hija en Bell Ville y viaja cada día a la pequeña localidad de Ballesteros para ejercer su profesión. Cuenta que cuando conoció la propuesta de insertarse en el interior, ya tenía una familia conformada. “Lo vi como una posibilidad de formarme, tener trabajo y poder dar mejores respuestas a la sociedad”, analizó sobre la decisión de mudarse al interior. Respecto de los requisitos valoró que no se establecía un límite de edad, como en otras residencias.
Al comenzar a ejercer su profesión, obtuvo una visión más amplia del rol de médico generalista. “Desde un inicio tuve muy buena aceptación en la sociedad de Ballesteros. Ahora, ya me toman como referente de salud”, destacó y agregó que en su tarea se involcra con pacientes de todas las edades. “Hago control de niño sano, control de embarazo, atiendo todo tipo de casos”, ejemplificó. Eso la convirtió en una especie de “médica del pueblo”.
“La continuidad de este plan logró la apertura de los servicios de Medicina General y Familiar en los hospitales regionales. Algo que no todos tienen y permite captar a los pacientes y lograr atención longitudinal y transversal”, consideró Yamila.
Silvia Miranda, en tanto, es una médica que nació en Colombia y vive desde hace varios años en Argentina. Se casó con un cordobés y comenzó a ejercer su profesión en esta provincia. “Vivo en Alta Gracia, pero mi intención de vivir en Argentina era bajar un poco el estrés de la gran ciudad y cuando encontré el programa de radicación en el interior,se acomodaba a esa necesidad”, recordó a La Voz.
En primera instancia estuvo en la localidad de Potrero de Garay, pero luego fue asignada a Alta Gracia. “Está cerca de Córdoba, pero hay naturaleza y otro ritmo”, analizó sobre su cambio de vida.
“Lo mejor del programa es que nos dieron la oportunidad de ingresar a mayores de 35 años″, precisó. La capacitación para obtener la especialización es de tres años de estudio y trabajo.
“Me ayudó ir haciendo mi trabajo y capacitándome al mismo tiempo”, destacó Silvia. Y valoró que se puede realizar toda la actividad en una sola ciudad.
Miranda trabaja en el Centro de Salud municipal y en el hospital provincial en atención primaria. “La parte académica es muy intensa. Son ocho horas diarias de lunes a viernes y luego estudiar. Pero se puede”, apuntó.
Consultada sobre si imaginaba quedarse en la ciudad cuando termine el plan, enfatizó: “Me re-quedo. Estos seis años te permiten generar redes”.
