Por más de seis décadas, Nelly Martino (70), Susana Inaudi (70) y Graciela Palacios (69) han compartido algo más que recuerdos. Comparten una historia forjada a fuerza de vivencias, afecto y confianza. Una historia que comenzó en las aulas de la escuela Zenón López, en Pilar, y que este domingo, en el Día del Amigo, se convierte en un ejemplo vivo de lo que significa la amistad verdadera.
“Nos conocimos en primer grado”, cuenta Susana. “En ese momento me sentaba con Graciela, pero nos separaron porque estábamos siempre riéndonos”, dice con una sonrisa. Parece que separarlas de banco no hizo más que fortalecer el vínculo.
Fue en segundo grado donde la vida unió a Susana y a Graciela con Nelly, en la misma escuela. Desde entonces, no se separaron más. Compartieron la primaria, la secundaria, salidas, charlas interminables, proyectos, decisiones y etapas vitales claves. “Yo hasta pensé en estudiar nutrición, igual que Susana”, recuerda Nelly. “Nunca nos alejamos, nunca nos peleamos”, aseguran, eso sin negar las diferencias que existen.
“Somos hermanas, aunque pensemos distinto”, dicen.
La suya no es una amistad que necesita verse todos los días para sentirse cerca. “No nos vemos tanto como antes, pero hablamos por teléfono. Siempre estamos en contacto”, dice Susana. “Y lo más lindo es que a lo largo de estos años seguimos eligiéndonos. Eso es lo importante”, añade Nelly.
Una de las particularidades que destacan es que, pese a lo fuerte de su vínculo, siempre hubo lugar para otras amigas. “Nuestra amistad no impidió hacer nuevas amistades. Pero ninguna tiene tantos años como esta”, remarcan.

“Ellas saben cosas mías que no sabe nadie más”, afirma Nelly, poniendo en palabras la profundidad del vínculo. También recuerda con especial cariño las visitas a la casa de Susana cuando era una niña: “Me encantaba ir a su casa. Tenía la mamá ideal. Era hermoso estar allí”. Susana responde con la misma calidez: “Y a mí me encantaba ir a lo de Nelly. Siempre había un rico olorcito a comida”.
Graciela, la tercera integrante de este trío entrañable, suma su voz para hablar de cómo fue evolucionando la relación: “La amistad fue madurando con nosotras. Al principio era más infantil, más inocente. Pero fue creciendo con las experiencias que compartimos”.

Maternidad, congresos y travesuras
Las tres se casaron con poca diferencia de años, y también fueron madres casi al mismo tiempo. “Tuvimos tres hijos cada una. Como si lo hubiéramos planeado”, dicen entre carcajadas. La conexión era tal que Susana incluso estuvo presente en el nacimiento de uno de los hijos de Nelly, acompañándola en el parto.
El apoyo mutuo estuvo también en momentos difíciles. “Recién me había separado y tenía que ir a un congreso de nutrición en Mar del Plata. Le pedí a Nelly que me acompañara. Allá fuimos las dos”, cuenta Susana. “Me hice amiga de sus colegas”, suma Nelly. Después repetirían la experiencia en Viña del Mar, y cada aventura compartida las unió un poco más.
Claro que también hubo espacio para las travesuras. “Una vez le sacamos el auto a mi papá y él pensó que se lo habían robado”, recuerda Graciela. Las anécdotas se entrelazan una tras otra: paseos, fiestas, vacaciones compartidas y muchos secretos que sólo ellas conocen.
Las claves de una amistad duradera
Cuando se les pregunta por el secreto de una relación tan firme, no dudan: “El respeto, el respeto, el respeto”, repiten las tres. Y agregan otra consigna que las define: “No nos juntamos a hablar de los demás. Siempre hablamos de nosotras, de cómo estamos, de lo que sentimos”.
También destacan la honestidad como un valor esencial. “Nos decimos lo que nos pasa, incluso cuando pensamos diferente. Y eso es lo que nos ha permitido no pelearnos”, explican.
Más allá del tiempo compartido, lo que más valoran es la admiración mutua. “Valoramos lo que cada una hizo con su vida”, dicen. Para Susana, que perdió a sus hermanos hace ya varios años, sus amigas ocupan un lugar esencial: “Para mí, ellas son hermanas. Somos familia”, afirma con emoción. Nelly asiente: “Sí, somos familia. Eso es lo que somos”.
Sobre los vínculos actuales, dicen que siguen creyendo en la amistad como un lazo profundo. “Vemos vínculos comprometidos, aunque quizás hoy todo vaya más rápido. Pero para nosotras sigue siendo fundamental tener amigas”, reflexionan.
Para cerrar, lanzan un deseo sencillo: “Queremos seguir compartiendo la vida que nos queda”.
Y en ese deseo, tan genuino como posible, queda flotando una certeza: cuando la amistad es auténtica, no la arrugan los años ni la apagan las distancias. Antes de despedirse, Nelly propone un brindis: “Por muchos años más de amistad”.