No todas las personas sienten el frío de la misma manera, y eso puede estar relacionado con una función clave de la glándula tiroides: la regulación de la temperatura corporal.
La tiroides influye directamente en la producción de calor del cuerpo. Cuando hay una situación que afecta esta glándula, como el hipotiroidismo, el metabolismo se vuelve más lento y disminuye la producción de calor.
Desde la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (Saem) recuerdan que la glándula tiroides regula varias funciones del organismo y una de ellas es la temperatura corporal.
Hipotiroidismo: por qué da más frío
El hipotiroidismo es una afección en la que la tiroides produce menos cantidad de hormonas tiroideas. Estas hormonas son las encargadas de regular el metabolismo basal, es decir, el gasto energético que necesita el cuerpo para mantener sus funciones vitales en reposo, incluida la generación de calor.
“Los pacientes con hipotiroidismo suelen sentir más frío, porque al tener menos hormona tiroidea, su metabolismo es más bajo y generan menos calor”, detalló la endocrinóloga Verónica Ilera (MN 100104).
En estos casos, la sensación térmica no es solo subjetiva: el cuerpo realmente está generando menos calor interno.
Calor todo el tiempo: también puede ser la tiroides
Por el contrario, cuando la tiroides funciona en exceso y produce demasiadas hormonas (hipertiroidismo), el metabolismo basal se acelera, lo que provoca mayor producción de calor corporal.
“Estas personas suelen tener intolerancia al calor, sudan más y sienten más calor que los demás, incluso en ambientes templados”, explicó la especialista.

Factores que influyen en la sensación térmica
Más allá del funcionamiento de la tiroides, hay otros factores biológicos que determinan cuán friolentos o calurosos somos. “La masa muscular, la cantidad de grasa corporal, el sexo y la edad también influyen en la percepción del frío”, señaló Ilera. Por ejemplo, los hombres suelen tener más masa muscular, lo que les permite generar más calor que las mujeres.
Además, la grasa corporal cumple un rol de aislante térmico. Por eso, personas con menor porcentaje de grasa o masa muscular pueden ser más sensibles a las bajas temperaturas.
Consejos para conservar el calor corporal
Desde la Saem recomiendan mantener una temperatura corporal estable (entre 36,5 y 37°C en adultos) y adoptar algunas medidas que ayudan al cuerpo a conservar el calor.
- Abrigarse en capas, especialmente en manos, pies y cabeza.
- Realizar actividad física, que estimula la producción de calor.
- Tomar infusiones calientes.
- Mantener ambientes cerrados bien calefaccionados.
La percepción del frío no es solo una cuestión de “ser friolento” o “no bancarse el invierno”. Detrás de esa sensación puede haber un desbalance hormonal que merece atención médica.
Ante cualquier duda consultar con un especialista en endocrinología para evaluar el funcionamiento de la tiroides.