¿Tu jefe te miró mal? ¿El colectivo no paró? ¿Te peleaste con tu ex? ¿Colgaste la ropa y se largó a llover? Un nuevo espacio en Córdoba, Club Off Limits, dice que tiene la solución perfecta para estos problemas: un espacio para liberar tensiones rompiendo objetos con total impunidad.
Este nuevo lugar, que acaba de abrir en Córdoba capital, en calle Libertad 1.556 de barrio General Paz, es la primera sala de destrucción de la ciudad.
Las salas de destrucción, conocidas en el mundo como Rage Room, son espacios seguros y privados diseñados para que se pueda liberar tensión rompiendo objetos: platos, televisores, computadoras… todo está preparado para ser destruido con diferentes armas como palos o tubos.
Este tipo de “terapia de descarga”, que hasta hace poco parecía exclusiva de las películas, comenzó a popularizarse en el mundo en 2019. Ahora, por primera vez, llegó a la ciudad de Córdoba con Club Off Limits, y para sus impulsores, la respuesta fue abrumadora.
La cuenta de Tik Tok e Instagram del lugar se convirtió en un fenómeno viral, generando reservas anticipadas, cientos de comentarios y un fuerte interés por vivir esta experiencia.
Hay diferentes packs, niveles de intensidad y salas temáticas para que se explote (figurativamente, claro) de la manera que más guste: desde romper objetos con distintas arma hasta gritar, tirar dardos, boxear o grafitear las paredes.
Un equipo de La Voz fue invitado a vivir la experiencia. Había una sola misión: sacar todo lo acumulado.

“La idea es que vengas y te saques todo de encima. Lo que no podés gritar en el trabajo, lo gritás acá”, contó Rodrigo Modolo, un joven de 27 años y creador del lugar. “La gente se va con una sonrisa y con una energía completamente distinta. Es muy transformador”, destacó.
La experiencia empieza con un cambio de look: casco, overol, antiparras, guantes. Una vez listo, “elegís música de fondo y te largás”, es la instrucción principal. Cuando se ingresa a la sala, está a disposición una mesa llena de objetos listos para ser destruidos. El combo incluye electrodomésticos, vidrios, tazas, platos, y hasta televisores que claramente ya vivieron lo suficiente.
Hay distintos tipos de armas y están pensadas para que se libere la tensión con fuerza, pero con seguridad. Mientras, una cámara registra todo para que después cada uno se lleve su video y pueda revivir ese momento catártico una y otra vez, además de compartirlo en redes sociales, como un “activo digital”.

Pero ese no es todo el recorrido. Existen distintas salas temáticas: una para gritar lo que sea sin filtro, otra para lanzar dardos con bronca, una más para boxear un saco hasta el cansancio o dejar huella grafiteando paredes enteras.
“Todos pasamos por cosas difíciles. Esto es una forma sana y distinta de canalizar lo que sentimos. Y además, es divertidísimo”, sostuvo Rodrigo, mientras explicaba y mostraba en el recorrido cómo funciona cada espacio.
El objetivo es ser lo más inclusivo posible, tanto en el acceso como en la edad de los participantes. “No hay límite de edad, lo único que pedimos es que los menores de 18 años vengan con el consentimiento de sus padres o tutores”, aclararon. En cuanto a la seguridad, el lugar cuenta con un botiquín de primeros auxilios y un protocolo bien definido para actuar en caso de cualquier emergencia.
Club Off Limits ofrece distintas experiencias que varían en duración, intensidad y cantidad de objetos a destruir. Los precios van desde los $ 23.999 hasta los $ 44.999 por persona, según el pack que elijas. Se puede reservar la experiencia a través de su Instagram: @clubofflimits.
El espacio se plantea en la tendencia de un ocio alternativo, de vivencia o de experiencia. Los asistentes son grupos de amigos, una salida diferente de pareja, una despedida de soltero fuera de lo común, un after office o curiosos y buscadores de experiencias diferentes, adoptantes tempranos de todo lo nuevo que llega a la ciudad. “Este lugar te da permiso para romper todo… y no pedir perdón”, es la consigna.