Alejandro Cárcano comenzó una travesía que pretende unir Argentina con Estados Unidos en bicicleta. Pero, en realidad, su viaje empezó hace nueve años, cuando le diagnosticaron Parkinson rígido.
Era entrenador de ciclismo y musculación en el “Ocampo Club” de barrio Parque, en Buenos Aires, y cuando se enteró de que tenía la enfermedad, se sintió “noqueado”.
Pasó momentos muy difíciles, atravesó una depresión, pero afortunadamente, con ayuda profesional y el aliento de sus seres queridos, logró salir adelante.
El primer síntoma fue en su brazo derecho, que comenzó a perder movilidad, y a partir de allí emprendió un largo camino que hoy lo llevó a asumir el desafío que enfrenta actualmente.
Fundó Indepar, una ONG que tiene como objetivo colaborar en la lucha contra el Parkinson. Por eso, quiere reunir un dólar por cada kilómetro recorrido, para seguir aportando a un equipo de investigadores del Instituto Leloir, que están avanzando en estudios con células madre para tratar la enfermedad.
Alejandro aseguró que todo el dinero que se recaude será destinado a esa causa, que se ha convertido en uno de los motores de su vida.
A pesar de las limitaciones que impone su cuadro clínico, como él mismo dice, el movimiento lo ayuda a seguir adelante. Cuando se despierta con dolores, se enfrenta al Parkinson con ejercicios físicos y técnicas que lo ayudan a volver a la ruta. “Es un nene caprichoso el Parkinson”, bromea.

Advirtió que en Argentina hay más de 120 mil personas con la enfermedad, y que muchas no prestan atención a los síntomas hasta que ya están muy avanzados. Por eso, considera fundamental no solo investigar sobre posibles tratamientos, sino también generar conciencia al respecto.
Desde Argentina cruzará a Chile y, desde allí, comenzará una enorme escalada continental hasta llegar a Estados Unidos, donde su meta es llegar a Nueva York.
Su sueño es poder encontrarse con Michael Fox, el actor de Volver al Futuro, uno de los pacientes más reconocidos del mundo, quien ya ha recaudado cientos de millones de dólares a través de su fundación destinados a la investigación y el desarrollo de terapias.
Alejandro no para de hacer chistes sobre su rostro sin sonrisa —ya que la enfermedad no le permite expresarse con gestos—, pero contagia con su buen humor y sus ganas de seguir adelante, a pesar de todo.
Este miércoles pasó por Colonia Caroya y ya se encuentra rumbo al norte del país para completar la travesía más importante de su vida.
Aquellos interesados en conocer más sobre su organización o realizar donaciones, pueden ingresar a: www.indepar.ar