Las muertes a causa del monóxido de carbono son una constante en épocas de bajas temperaturas y ola polar, ante el uso de sistemas de calefacción a gas.
Recientemente, en la localidad de Colonia Caroya, el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad la obligatoriedad de que todas las nuevas construcciones cuenten con un detector de monóxido de carbono para obtener el “final de obra”, que es la autorización definitiva a nivel municipal.
Y, en San Francisco, una iniciativa va en el mismo sentido. Días atrás, la concejala del bloque opositor Córdoba Cambia, Cecilia Roffé, presentó una propuesta similar agregando a las nuevas construcciones domiciliarias los hoteles.
“Lamentablemente las intoxicaciones por monóxido de carbono son cada vez más frecuentes. Los detectores de monóxido de carbono son instrumentos de bajo costo que pueden prevenir intoxicaciones y hasta, incluso, evitar la muerte”, explicó Roffé.
Según su iniciativa, propone implementar detectores de monóxido de carbono con alarma sonora y luminosa. A la vez, pide que la Empresa Municipal del Gas (Emugas) instruya sobre el uso de este aparato y promueva la implementación en los hogares de la ciudad.
Sobre los detectores
Se trata de un aparato muy simple y de bajo costo, que puede conseguirse en cualquier ferretería o local de electrónica. Se coloca en los ambientes donde haya calefactores o elementos de “llama abierta”, que son los que generan monóxido de carbono y emite una alarma que supera los 80 decibeles cuando detecta que su nivel está por encima de lo admisible.