Ni criollos ni sánguches. En Laboulaye, una ciudad ubicada en el sudeste de la provincia de Córdoba, los vecinos y vecinas piden la tradicional tableta cuando necesitan acompañar unos mates durante la media tarde.
En las charlas de panaderos, nadie puede delimitar la fecha exacta de la creación. Pero sí saben algo: ese producto, de pura cepa laboulayense, se fabrica desde hace más de 70 años.
“El producto es nativo de acá. Otras personas pueden conocerla pero el nexo siempre es alguien de la ciudad”, contó el panadero Roberto Domanski en diálogo con La Voz.
El hombre es dueño de El Nilo, una panadería clásica de la localidad. Consultado sobre los ingredientes que tiene la tableta, especificó que en el caso de su comercio tiene una variante distinta a otras panaderías, pero la clave siempre es el relleno.
“Es un producto que siempre se hizo con la masa del pan. A esa mezcla le agregan grasa. Nosotros en El Nilo la producimos con la misma masa de la bola de fraile, el miguelito y las donas”, describió el comerciante. Y prosiguió: “El relleno de la tableta es la clave. Se hace con una fusión de azúcar negra con harina”.
Para ser más exacto, se emplea 70% de azúcar negra y 30% de harina.
Domanski detalló que el producto tiene buena aceptación entre los habitantes de la ciudad. Y que muchas veces, cuando vienen de paseo otras personas, muchos se acercan a las distintas panaderías en busca del producto identitario de la panificación laboulayense.
“Nosotros la producimos y vendemos los días domingo. Se comercializa a $ 90″, dijo. Y cerró: “Muchas veces algunas personas las llevan para regalo, entonces las ponemos prolijas en cajas para que la presentación sea otra”.
Proponen una conmemoración hacia el producto local
Hace unos días, en un grupo de Facebook de la localidad, un vecino mocionó que debería hacerse la Fiesta Nacional de la Tableta para que el producto se expanda.
Lo que surgió como un chiste, una mención, cosechó cientos de comentarios a favor y miles de recuerdos nostálgicos.
Muchas personas, que nacieron en Laboulaye, pero radican en distintas localidades de la provincia y del país hicieron su aporte.
“Hay dos cosas que me traigo siempre a Ciudad de Buenos Aires: las tabletas y los salamines”, precisó Verónica Pérez.
En tanto, María Elena Pisani compartió un recuerdo de su intimidad. “Me hiciste regresar a mis siete u ocho años cuando íbamos con mi hermano al cine Roma y las comíamos. Riquísimas”, expresó.
Vos, ¿te animarías a probar esta “gema” cordobesa?
