Este miércoles 2 de julio, Jesús María estará de fiesta para celebrar los 150 años de la Escuela General Francisco Ortíz de Ocampo, el establecimiento educativo más antiguo de la ciudad.
Abrió sus puertas en 1875 con el nombre de “Escuela Graduada de Varones” y funcionaba en una casa de familia ubicada en la esquina de las calles Córdoba y Delfín Díaz, a cinco cuadras del incipiente centro de Jesús María, que había sido fundada por don Pío León sólo dos años antes.
En su decreto fundacional se nombró a José Mendoza Correa como preceptor del centro educativo y se le asignaron “40 pesos fuertes al mes” como sueldo, con el que debía, además, pagar el alquiler de la vieja casona donde se dictaban las clases.
Recién en 1886 se llamó a licitación para construir su edificio propio, en un terreno que fue cedido por un misterioso donador, ya que nunca se encontraron las escrituras. Cuenta la leyenda que los papeles se quemaron cuando se incendió el archivo municipal, a fines del siglo XIX.
Lo cierto es que desde 1904 comenzó a funcionar en su actual emplazamiento y, en 1906, la escuela ya contaba con todas las comodidades para brindar un servicio educativo de calidad.
El flamante edificio tenía siete salones, seis de los cuales eran usados como aulas y uno para dictar clases de materias especiales como música y canto.
Además, tenía “tres piezas” en las que se comenzaron a ofrecer talleres de “formación para el trabajo”, que incluían instrucción en el manejo de huerta y carpintería. En estas aulas-taller había palas, picos y azadas, además de serruchos, limas y esterillas con las que se fabricaban sillas.
El equipo docente estaba integrado por un director, cuatro maestros diplomados, dos auxiliares con diploma y una profesora de música.

Cambio de nombre, en 1917
En 1917, ya entrado el siglo XX, la escuela adoptó el nombre de “Antonio Ortíz de Ocampo”, y recién en 1949 pasó a tener su denominación actual: Gral. Francisco Ortíz de Ocampo, en honor al primer general de la Nación.
Ya en 1966, el turno tarde —al que asistían “las niñas”— pasó a ser un centro educativo distinto, con el nombre de Dr. Francisco Narciso de Laprida, y así sigue siendo hasta la actualidad, aunque ambos establecimientos son mixtos.
A lo largo de su historia, “la Ocampo”, como todos la llaman, tuvo hasta tres turnos. Por la mañana cursaban los varones, por la tarde las niñas y a la nocturna asistían aquellos alumnos que tenían que dejar la escuela para trabajar junto a sus familias.
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La escuela siempre tuvo proyectos institucionales que se destacaron, desde el dictado de oficios hasta la cría de gusanos de seda, dado que en Colonia Caroya funcionaba una fábrica.
La escuela, hoy
Actualmente, el centro educativo cuenta con 411 alumnos que se distribuyen en 17 aulas con sus respectivas maestras de grado, seis docentes de ramos especiales y otros diez de jornada extendida.
También se incorporó el servicio de comedor Paicor, que anteriormente no contaba con almuerzo —sólo copa de leche—, y sigue siendo uno de los establecimientos más importantes de la ciudad. De hecho, este año tuvo que sumar una división extra de primer grado debido a la gran demanda.
Uno de los últimos proyectos educativos, que está en pleno desarrollo, es “Juntos es Mejor”, que apunta a la búsqueda de acuerdos escolares de convivencia, con la implementación de asambleas áulicas, promoviendo la cultura de la “paz y el diálogo”.
El acto central por este siglo y medio de vida se desarrollará a partir de las 10 de la mañana en el SUM del establecimiento educativo y contará con la presencia de autoridades municipales y provinciales