En la zona rural serrana de Santa Rosa de Calamuchita, se encuentra la escuela José Ingenieros, que este mes de de abril cumplió sus 96 años. Es una escuelita rural que ha hecho historia.
Según datan los documentos del Ministerio de Educación de la Provincia, la escuela comenzó a funcionar en el paraje Arroyo Seco un 6 de abril de 1929, en la casa de Gregorio Páez.
Desde ese momento, funciona de forma ininterrumpida, en ese sitio que se encuentra a unos dos kilómetros del barrio Santa Mónica y a unos 6 del centro de Santa Rosa.
Como todas las escuelas rurales, funciona con la modalidad multigrado: con una sola docente y estudiantes que comparten la misma aula, pero cursan de acuerdo a su trayectoria escolar.
La escuelita de Arroyo Seco, en la actualidad cuenta con 14 alumnos y alumnas que van desde sala de 5 hasta sexto grado.
De aquel lugar prestado por el vecino Paéz, sólo quedan recuerdos porque desde hace muchos años, otra familia donó el edificio donde funciona actualmente. El mismo se encuentra muy cercano al arroyo que le da el nombre al paraje rural.
Su maestra, Alejandra García, contó a La Voz que “en los 96 años de historia, han pasado muchas familias por la escuela”. Según los registros guardados, la docente indicó que “en la década del 50, llegaron a haber unos 40 alumnos”.
Esta Institución nació, como todas las escuelas rurales, para darle la oportunidad a que las familias instaladas en la zona no urbana den la educación primaria obligatoria a sus hijos.
Hace muchos años, Arroyo Seco fue un paraje habitado por una importante cantidad de familias que trabajaban en los campos de la zona. Con el tiempo, la mayoría migró hacia áreas urbanas, sobre todo de Santa Rosa de Calamuchita.
A pesar de la migración, la matrícula se mantuvo para sostener la Institución. Alejandra comentó que “en la actualidad hay niños que viven en el paraje, a pocas cuadras de la escuela y algunos que llegan desde Santa Mónica”.
La escuela funciona en horario matutino, desde las 8.30 hasta las 13.30 horas. Cuentan con una cocinera que prepara el almuerzo de todos los días: “Contamos con el programa Paicor”, dijo la maestra.
Por su parte, llevan a cabo proyectos como la huerta, que les provee de alimentos saludables en época de cosecha. El mismo pertenece al programa “Cultivando vínculos: huerta escolar con abuelas y abuelos”, una iniciativa socioeducativa de la Subsecretaria de Fortalecimiento Institucional del Ministerio de Educación y el Ministerio de Bioagroindustria suministran las semillas y herramientas necesarias para llevarla a cabo.

Además de la maestra de grado, que también ejerce el cargo de directora, cuentan con un profesor de educación física itinerante – que también trabaja en otras escuelas rurales – y va una vez por semana.
“Las clases están planificadas y adaptadas para que cada niño pueda aprender de acuerdo al grado en el que está”, explicó la maestra. “Muchas veces trabajamos temas en común pero con actividades adecuadas a cada edad”, agregó.
La maestra y su conexión con la historia de la escuela
Alejandra García es maestra de la escuela José Ingenieros desde 2009. Desde ese momento continúa con su cargo de personal único.
Ella nació en Santa Rosa de Calamuchita y tuvo la oportunidad de ingresar a ese trabajo por una suplencia de quien estaba a cargo en ese momento.
La historia familiar se entremezcla con la de la escuela. Aideé Torres, su abuela, y sus hermanos figuran en los registros de alumnos que formaron parte de la institución, cuando era niña.
“Mi abuela fue alumna de esta escuela y mi bisabuelo fue secretario de la cooperadora”, comentó Alejandra.
“El año pasado, ordenando cajas de papeles, comencé a leer y me di cuenta que parte de la historia de nuestra familia, está en esta escuela”, recordó la maestra.
Los bisabuelos de Alejandra, tenían su casa a pocos metros de la escuela. Es por eso que los hijos de la familia, entre ellos la abuela de ella, hicieron sus estudios primarios en esa institución.
“Encontré una foto, donde está mi abuela en un acto escolar, además de que su nombre figura en los registros y hace poco me di cuenta que mi bisabuelo Gabino Torres era secretario de la cooperadora”, indicó Alejandra.
Su abuela, tiene 85 años y en sus recuerdos está presenta la vida que tuvo en su infancia y parte de la adolescencia, en Arroyo Seco.

“La historia de mi abuela está en este lugar, ella siempre recuerda con nostalgia su vida aquí”, contó Alejandra.
Por su parte, la docente indicó que le gustaría reconstruir la historia de la escuela, camino a los 100 años, porque son muchas las familias que formaron parte de la misma y que muchos ex alumnos aún viven para contar como eran aquellos años, en lo que fueron estudiantes.