El juez José Argüello, vocal de la Cámara del Crimen de Río Tercero, condenó este lunes a un hombre de Almafuerte, a la pena de 18 años y 10 meses de prisión, por violar durante un largo período de su hijastra.
El abuso duró 30 años y de esas violaciones nació un niño. Hoy, ese adolescente tiene 14 años.
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La víctima, de 34 años, denunció a su abusador cuando falleció su madre. “Mataste a mi mamá, a mí y a mi hijo”, gritó en medio de insultos la mujer víctima, dirigiéndose a su abusador, en una de las audiencias del juicio.
La mujer intentó demostrar en su declaración lo que había significado ese abuso sexual que duró tres décadas.
La víctima, que padece de ceguera, fue violada desde los 3 años hasta los 32.
La querella que la representaba pidió al magistrado que se aplique la pena de 22 años. Mientras, el fiscal de Cámara, Gustavo Martin, solicitó 17 años.
Los fundamentos de la sentencia se conocerán el 14 de agosto.
Además, el abusador deberá pagar una multa de cinco mil pesos, por otro delito: tenencia ilegal de armas. El hombre estaba detenido desde que se lo imputó de los abusos.
Una vida de pesadilla
El padrastro empezó a abusar de la víctima desde los tres años. Con el paso del tiempo -siempre según el expediente judicial- las violaciones eran a la salida del colegio, en hoteles alojamientos, en la casa que habitaban o cerca del río o del lago en Almafuerte,
Funcionarios judiciales con acceso a la investigación confiaron a este diario estar conmovidos por el nivel de padecimiento de la víctima.
En la investigación judicial consta que la víctima siempre se resistió a los abusos. Por el contrario, el abusador señaló desde el banquillo de los acusados que la relación era consentida.
La investigación judicial y las pericias, además, revelaron que la mujer y su hijo padecían de golpizas de parte del ahora condenado.
En el expediente constan incluso detalles escabrosos sobre los reiterados abusos. Entre ellos, instancias en que la mujer fue golpeada y atada.
El hombre convivía en la misma casa con la víctima.
La primera violación, según la denuncia, fue cuando tenía apenas 12 años. “Ahora sos mi mujer”, relató que le dijo sin tapujos. Antes de esa edad, prevalecía el manoseo y el sexo oral.
El acusado le decía a su víctima que se conocían de otras vidas, que tenían una atracción especial y que se consideraba animal y no persona. Y le insistía que si ella hablaba su mamá lo iba a matar y ella iba a quedar sola. A la vez, según el relato de la mujer, él nunca le permitió tener novio.
Finalmente, la Justicia condenó a P.L. como autor de abuso sexual con acceso carnal triplemente calificado por la guarda, por la convivencia con menor de 18 años y por el grave daño en la salud, promoción a la corrupción doblemente agravada por la comisión contra menor de 13 años y por la guarda -ambos- en concurso ideal.
Los nombres no se difunden por los derechos de las víctimas.
