Regia es un taller en la ciudad de Córdoba en el que se dictan cursos grupales de costura que ofrece variedades en distintos niveles de expertise, diferentes horarios y objetivos.
Uno de los puntos claves del espacio es la utilización de la herramienta para confeccionar prendas propias que se adapten a cada cuerpo e identidad.
Mimí y el origen de Regia
Hace cinco años, en plena pandemia, “Mimí” dio el paso de vivir abiertamente como mujer trans. Como estudiante de la licenciatura en Diseño de Indumentaria, tenía un emprendimiento de ropa que se llamaba “Maricón Latino”.
“Yo nunca me había metido en lo trans porque le tenía mucho respeto. Cuando me tocó, cuando mi identidad le pidió a mi cuerpo transicionar, fue cuando empezó la necesidad de arreglar mi ropa para que hable de mí, de lo que yo era y lo que yo hacía”, recuerda.
A la par de ese proceso nació Regia, un taller que se propuso compartir y enseñar saberes en la costura que independizaran y empoderaran a quienes quisieran incursionar en la indumentaria y utilizarla como un canal de expresión.
Comenzó con clases individuales y se transformó en un espacio más amplio. Hoy es docente en la carrera de Diseño de Indumentaria en la Universidad Siglo 21.
Por su parte, Francisco Lupe Marzetti Bringas participó en uno de los cursos y descubrió la importancia de confeccionar prendas en su proceso de construcción identitaria.
El vínculo que forjó con la fundadora del taller lo llevó a convertirse en un colaborador activo de Regia Taller, donde desarrolla una función de “ayudante alumno” y Community Manager de sus redes sociales.
Desde aquel primer acercamiento, estudia la Tecnicatura en Diseño de Indumentaria en la Universidad Provincial de Córdoba.
La docencia travesti como un posicionamiento pedagógico
Hacer énfasis en que quienes enseñan en el taller son dos personas trans no es en vano: “El concepto de docencia travesti parte de entender que instruimos desde un borramiento, de quitar algo que era un marcaje sexogenérico, físico y contrahegemónico. Desde la costura queremos eliminar eso y empezar a dibujar otra cosa. Entonces, a eso yo le llamo docencia travesti, al comienzo desde corregir algo que no habla de nosotros”, explica Mimí.

A su vez, entender las identidades de género de quienes están detrás de este proyecto, ayuda a entender el objetivo de Regia, que no sólo es brindar herramientas para ser creativo en la fabricación de prendas, sino también cuestionar el sistema de consumo actual.
“En el taller intentamos criticar lo que la industria nos está ofreciendo. Queremos cuestionar la manera en la que se nos propone consumir. No por nada la mayoría de quienes asisten vienen a desarmar prendas, porque de alguna forma u otra, el sistema es excluyente. Lo que pasa acá es fabuloso, porque se da mucho eso, que a partir de sentarnos a ver qué nos hace una prenda en el cuerpo y realmente prestar atención, identificamos ciertos patrones que antes no hubiéramos podido”, comenta.
Por otro lado, Francisco agrega algo fundamental: “Antes de las hormonas, de operarse y hacer todo lo que implica la transición, te empezás a vestir”. Reafirma la necesidad de la autonomía para serle fiel a nuestra construcción: “Por eso es que siempre jodemos con que está piola aprender, por una cuestión de autonomía pero esencialmente soberanía”.
Además, la fundadora del taller cuestiona el funcionamiento de la industria de la moda en la actualidad.
Con el fenómeno de los sitios de compras online como Shein y Temu, las empresas nacionales y locales pierden contra un sistema avasallante e inevitablemente tentador para muchas personas.

“No podemos juzgar a quien compra en esas plataformas, porque ofrecen productos baratos y variados. Pero creo que tenemos que empezar a ser consumidores activos, preguntarnos de manera crítica de dónde viene lo que compramos, cómo está construido, por qué no me entra, por qué las marcas tienen estos talles, por qué la tela se rompió…Todo esto es involucrarse en la industria”, explica Mimí. Y aprender a confeccionar indumentaria es parte de desprenderse de muchos condicionamientos que impone el sistema.
Regia se define con un sentido de colectividad
Aunque es un espacio muy conocido y concurrido por la comunidad LGBTIQ+, no es necesario ser parte para asistir. Desde Regia, creen que es un espacio seguro porque tiene un componente colectivo: “Nunca se hacen cosas de manera verticalista. Armamos las prendas juntos y siempre intentamos desandar o despabilar esos “fantasmas” de traumas que a veces traen los alumnos. También aprendemos cosas nuevas de ellos , como que en la costura nunca terminás de saber todo. A esto también lo vinculo con la docencia travesti, que no es otro tipo de docencia, porque es un trabajo colectivo”, explica Mimí.

Un agradecimiento a la comunidad travesti trans
Mimí y Francisco se sienten privilegiados por las condiciones en las cuales se dio su transición de género, pero reconocen lo dificultoso que es y ha sido formar parte de una comunidad que ha sido históricamente discriminada. “Todas las experiencias son distintas y están atravesadas por diversos factores como la clase y el acceso, por ejemplo. Pero todo esto que hicimos es gracias a las que corrieron para que nosotras podamos caminar. Todas las que laburaron, dejaron el cuerpo y la vida para que nosotros hoy podamos decir que construimos un espacio, alquilamos un inmueble, construimos una comunidad. Y esto también implica que nos vean como personas solventes, que podemos construir y compartir saberes”, asevera Mimí.
Francisco remarca el contexto social y político actual y lo compara con la época en la que transicionó: “Somos la generación de identidad de género en 2018. Quizás ahora sería más complicado, como en este momento se está tratando de bajar la ley… Hoy, en los tiempos que corren, ser una trava o un travo en la calle está mucho más peligroso. Los hechos de violencia, los discursos de odio son condicionantes”.
La fundadora del taller reflexiona sobre la gran importancia que tiene tejer redes y apoyarse en lo colectivo para atravesar estos escenarios: “No creo que nadie pueda decir que estamos en el mejor momento para ser una trava. Por suerte tenemos redes, la comunidad travesti trans en Córdoba es, le digo yo, pluricultural, porque hay un montón de organizaciones de travestis y travos, y en específico tenemos un grupo de redes muy afianzado en el que de alguna forma nos apoyamos sin necesidad de estar bajo un cuadro político específico. Están las travas de siempre. Creo que nuestra generación está proponiendo otras maneras de ser travesti y ocupar, conquistar espacios”.
Un espacio de encuentro, transformación y descubrimiento
Geraldine, de 28 años, pasó por el taller y se sintió contenida. “Fue una experiencia única y de mucho aprendizaje. Es un lugar donde no solamente aprendés a coser. Te haces amigues, y sobre todo entendés cómo la ropa y la moda son pilares fundamentales para las disidencias. Nos ayudan a expresar quiénes somos. También nos permite transformar lo que traemos en la historia de nuestra vida, por ejemplo cuando vas con prendas heredadas de algún familiar que no querés dejar ir y por eso querés refaccionarlas o arreglarlas, eso me parece relindo y valioso”, reflexiona.

Carolina tiene 39 y va a Regia para crear y transformar la ropa en algo propio. “Mimí y Fran habilitan un espacio en el que podemos compartir ideas, acompañarnos, disfrutar de la calidez del encuentro. Además, pienso que en un momento en donde el consumo de ropa es tan fugaz, adictivo, digital, lo que más valoro es haber encontrado un espacio en el que puedo, con mis propias manos, relacionarme con mi ropa y con el tiempo de vestir, de otra manera”, explica.
Matilde Josefina tiene 82 y asiste al curso de tercer nivel. “Yo era muy delgada y ahora hay ropa que no me entra. Vengo acá para poder refaccionarias y modificarlas”, cuenta.

Para quienes no están adentrados en la actividad, se ofrecen talleres iniciales todos los meses, con una clase semanal. Otra alternativa es el taller de rediseño y customización, que consiste en llevar prendas ya existentes para crear nuevos diseños, o bien ajustarlas a cualquier necesidad.
Por otro lado, se dicta un taller de moldería, donde los estudiantes aprenden a tomar medidas, entender la volumetría del cuerpo, trazar moldes, cortar y coser.
Regia se propone no sólo como un espacio en el cual aprender sobre costura. No es sólo una técnica, sino también resistencia, autonomía y expresión. Regia es un espacio que nació por una necesidad propia pero que supo responder a una necesidad colectiva.