La caída de un enorme bloque de ladrillos de un edificio de la ciudad de Córdoba sobre una vivienda y un bar abrió un capítulo de investigación judicial. El hecho se registró la madrugada del domingo en barrio Güemes y provocó la muerte de una persona, lesiones en otras siete y grandes daños materiales.
Recién por estas horas comienza a conocerse quiénes conforman este rompecabezas que la Fiscalía de Instrucción del Distrito 1 Turno 5 debe completar.
En primer lugar, aparece el consorcio de propietarios del edificio María Reina V. La torre tiene 80 departamentos de un dormitorio distribuidos en 15 pisos.
Los dueños de las unidades conforman una persona jurídica que administra y toma decisiones sobre las partes comunes del edificio. Ante una falla evidente, se presume que se ponen de acuerdo para su solución.
En las últimas horas, inquilinos de la torre e incluso el hombre que vivía en la casa ubicada arriba del bar mencionaron otros recientes episodios de caída de mampostería, aunque de mucho menor volumen y no en el lateral ahora afectado sino en el frente sobre bulevar San Juan.
Hasta el momento se desconoce quiénes conforman el consorcio. Algunos de sus representantes se reunieron esta mañana con autoridades municipales para definir un plan de remediación. La administración del inmueble corre por cuenta de la sociedad por acciones simplificada (SAS) Gestión Nex.
Otra de las piezas es la empresa constructora Fito SRL, propiedad de Rodolfo Correa. La firma opera en la ciudad de Córdoba desde hace 20 años en la construcción, reforma y reparación de edificios residenciales.
A comienzos de 2010 se inició la obra en la intersección de bulevar San Juan y Corro. Intervinieron el arquitecto Federico Yañez y el ingeniero civil Guillermo Juri.
Reclamos cruzados
Prima facie, la investigación intentará determinar si la falla ocurrió en el proyecto, en la realización o por otra razón.
Se espera que con la incorporación de las declaraciones testimoniales y la documentación correspondiente se produzcan reclamos cruzados entre las partes, con el fin de limitar la responsabilidad en la caída del revestimiento.
En la práctica, un arquitecto o un ingeniero que firma un proyecto o una obra tiene responsabilidad civil por los daños que puedan surgir de su labor profesional. En este caso, si así lo determina la Justicia, podría caberle una responsabilidad extracontractual por un perjuicio a terceros.
Pero él podrá argumentar que la responsabilidad le corresponde a la empresa constructora, la que puede asumir la vigilancia de los trabajos.
Libro de obra
Como la caja negra de un avión, el libro de obra es un registro detallado que, en caso de un accidente o un problema de otra índole, puede ayudar a determinar las causas y adoptar medidas para evitar que se repitan.
Este documento legal contiene información de todo lo que ocurre en una obra de construcción, desde la planificación hasta la finalización, incluyendo cambios, incidencias y autorizaciones.
En caso de litigios o reclamos, es utilizado como prueba.
Un antecedente clave
Una demanda por daños y perjuicios que la locataria de la vivienda que ahora se vino abajo inició en 2012 contra la empresa constructora volvió a cobrar sentido en el contexto actual.
En ese entonces, María Gabriela Manfredi planteó un reclamo judicial por lucro cesante y daño moral por las molestias sufridas por la construcción de la edificación vecina.
“Por desidia, mala praxis constructiva y negligencia de la empresa o sus empleados, mi clienta tuvo una privación de la explotación comercial”, explicó la abogada Karina Zeverin.
En el expediente, la damnificada acreditó la presencia de polvillo, mugre, obstaculización visual y de circulación y caída de elementos. El informe municipal de ese entonces constató que la vereda era intransitable, había obstrucción de la vía pública y no poseía medidas de seguridad.
Incluso en un apartado de la demanda aparece una presunta advertencia de Yañez, quién habría dicho que “reconoce que podrían caer pedacitos de ladrillos y que los elementos que caían rompieron algunas tejas”.
“Priorizaron la economía por sobre la vida”
Tras la tragedia, Manfredi presentó un escrito ante la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de 2ª Nominación en el que da cuenta del padecimiento que sufrió y que a los tribunales de primera y segunda instancia “les resultó irrelevante”.
“A los nuevos dueños del emprendimiento gastronómico que se instaló después que yo desocupara, le ha ocurrido lo inimaginable: una avalancha de ladrillos que quizá trunque para siempre su negocio, su ilusión. Lo peor de todo es que la misma truncó la vida de un joven y alterará irreparablemente la vida de su familia. Ellos no sabían que no debían estar en la vereda del bar ni adentro. Yo sí lo sabía cuando Fito SRL levantaba el edificio. Yo sabía que si atendía durante las ocho horas que ellos trabajaban, ponía en riesgo mi vida, la de mis empleados y la de mis clientes. Entonces, a pesar de encontrarme al borde del quebranto económico, prioricé la vida sobre la economía”, manifestó en la presentación.
Y concluyó: “Por el contrario, Fito y los responsables de la obra priorizaban la economía por sobre la vida”.