Cada vez más personas sienten que entender no alcanza. Que por más análisis, terapia o explicaciones racionales, hay algo que sigue sin resolverse. Buscan sanar.
Durante mucho tiempo se creyó que si algo no se podía explicar con la cabeza, entonces no era válido. Pero ahora la gente se está dando cuenta de que hay cosas que no se resuelven con lógica, sino con consciencia.
Ya no se trata solo de entender el pasado, sino de dejar de repetirlo. Vínculos que duelen, trabajos vacíos, formas de vivir heredadas que ya no resuenan. En el fondo, dice Manuel Colombo, coach sistémico, todos buscan los mismo: “vivir más livianos, más verdaderos. Y para eso, primero hay que mirar lo que nos pesa”.
En ese camino, las constelaciones familiares, el coaching ontológico, la mirada sistémica, la neurociencia y también el estudio de las emociones van ganando terreno.
En diálogo con La Voz, Colombo responde a las preguntas más frecuentes sobre este tema y explica por qué cada vez más personas eligen sanar lo que no se ve.
Qué son las constelaciones familiares
Son una herramienta que permite mirar lo que no se ve, esas dinámicas invisibles que las personas repiten sin saber por qué. “A veces creemos que elegimos libremente, pero muchas de nuestras decisiones están influenciadas por historias anteriores a nosotros: lo que vivieron nuestros padres, abuelos, bisabuelo, incluso lo que quedó sin resolver”, dice el experto.
Y aclara que en una constelación no se trabaja desde la mente lógica, sino desde lo emocional, lo corporal, lo simbólico. Por eso impacta tanto. “Es como encender una luz en una habitación que siempre estuvo a oscuras”.
Y por eso, tanta gente se suma a esta tendencia. “Ya no alcanza con entender. Queremos sanar”, agrega.
En su primer libro, Hilos invisibles, que acaba de publicarse, lo explica así: “todos arrastramos hilos invisibles. Algunos nos sostienen. Otros nos atan. Las constelaciones permiten reconocer cuáles son cuáles”.

Lo que la ciencia todavía no avala, pero el cuerpo siente
Las constelaciones familiares no tienen respaldo científico sólido. Y hay quienes desconfían, especialmente desde ámbitos académicos o profesionales colegiados.
Colombo lo sabe, pero no se defiende; explica. “No busco convencer a nadie. Propongo una experiencia. Porque cuando algo se ordena por dentro, eso vale, aunque no se pueda medir”.
También destaca que cada vez más disciplinas, como la epigenética o los estudios sobre trauma transgeneracional, empiezan a abrir la puerta a lo que antes parecía imposible de explicar, cosas que hace 20 años eran impensadas y hoy se estudian en universidades.
“Yo trabajo desde la integración, no desde la oposición. Por eso mi método combina coaching ontológico, mirada sistémica, neurociencias, cuerpo y emoción”, agrega.
Qué es el método MOV y cómo propone transformar la vida
Colombo es creador del método MOV, una propuesta profunda que invita a frenar y hacer una pausa para ver la vida de otra manera. “Nace de una certeza: no se puede transformar lo que no se mira, y no se puede sostener lo que no se encarna”, subraya.
El método integra coaching ontológico, mirada sistémica, neurociencias y trabajo corporal. “No se puede sostener lo que no se encarna. Por eso MOV no busca que entiendas: busca que sientas, que integres, que te reconectes con tu deseo”, explica.
A diferencia de otras propuestas de desarrollo personal, esta no impone una fórmula. “Cada uno tiene su propio recorrido. Y cuando alguien se encuentra con quién es de verdad, aparece la fuerza, el sentido, la dirección”, dice Colombo.
Los hilos invisibles que atan sin saberlo
En su reciente libro, Colombo habla de creencias limitantes, mandatos y miedos heredados que nos condicionan. Pero, cuál es el hilo invisible más común que él encuentra en las personas.
Entre todos los patrones que detecta en sus talleres y sesiones hay uno que se repite con frecuencia casi silenciosa: la creencia de que tenemos que ser de determinada manera para ser amados.
“Crecimos creyendo que si éramos buenos, nos iban a querer. Y aprendimos a ocultar la tristeza, la rabia, el deseo”, cuenta.
Lo más difícil es que esos hilos se confunden con la personalidad. “Creemos que somos así, cuando en realidad nos adaptamos así. Por eso cuesta tanto verlos, porque no parecen una atadura, parecen una elección”, advierte.
Y detrás de todo eso suele haber una lealtad. No a una persona, sino a un modelo de amor que nos enseñaron.
Por eso insiste en que los hilos invisibles no se cortan con la cabeza, se cortan con conciencia, con decisión. Y sobre todo, con un acto profundo de amor hacia uno mismo.
“Porque vivir en función de lo que esperan los demás es una cárcel disfrazada de virtud. Y la libertad no es hacer lo que quiero sin consecuencias. Es poder elegir quién quiero ser, aún cuando eso desafíe las creencias que me formaron”.
Una experiencia para empezar a soltar
El sábado 2 de agosto, Manu Colombo presentará en Córdoba una experiencia vivencial basada en Hilos invisibles y el método MOV. Será de 10 a 13, en el Hotel Neper.
“No se trata solo de escuchar. Se trata de moverse, de sentir, de reconectar”, adelanta. El taller incluirá dinámicas en grupo, ejercicios prácticos y herramientas para trabajar sobre mandatos, creencias heredadas y miedos.
“Cuando uno se mueve, algo cambia. Siempre. Y ahí empieza todo”, dice.