Bruno Scelza Loreno, periodista y fact checker de Radio Ambulante y El Hilo Podcast, ambos de Uruguay, habló con La Voz En Vivo sobre Pablo Laurta, imputado por el doble femicidio en Córdoba, y sobre Varones Unidos, el “movimiento” antifeminista que había creado el acusado.
Mientras la conmoción, la bronca y el desconsuelo se potencian tras el brutal doble crimen de Luna Giardina (24) y de su madre, Mariel Zamudio (50), la Justicia investiga los pormenores del ataque.
El autor del crimen, Pablo Laurta, era el fundador y figura principal de la organización “Varones Unidos” y utilizaba técnicas de optimización web para difundir discursos antifeministas y obtener influencia política en Uruguay.
El caso de violencia extrema ocurrido el sábado en Córdoba, donde un uruguayo cometió un doble femicidio, puso en el centro del debate la figura de Pablo Laurta y el impacto de sus discursos radicalizados.
La advertencia en Uruguay
Periodistas y activistas de género en Uruguay habían advertido que Laurta representaba un peligro, denuncias que, según señalan, fueron ignoradas en su país.
Laurta era conocido como la cara principal y el fundador de la organización “Varones Unidos”, entidad que, según sus propios términos, se presentaba como un “movimiento masculinista” que era una especie de estadio superior al feminismo.
El movimiento tiene una existencia de aproximadamente diez años, surgiendo en paralelo al crecimiento de la “ola feminista” en Uruguay y Argentina.
En el fondo, sus planteos se basaban en los discursos de antifeminismo de siempre, enfocados en la “batalla cultural”, con ataques a la comunidad LGTB, al feminismo y, en ocasiones, a personas musulmanas.

El movimiento “masculinista” y el posicionamiento web
Junto con otros socios, Laurta manejaba Varones Unidos y era el responsable de la mayoría de los artículos en su web y redes sociales.
Profesionalmente, Laurta se especializaba en SEO (optimización de búsquedas), las técnicas utilizadas para aparecer más arriba en los resultados de Google.
Esas mismas técnicas, que aplicaba a otras páginas de consejos generales como “ahorrar.com.uy”, las usaba para posicionar a Varones Unidos rápidamente en las búsquedas web.
Publicaban contenidos aparentemente inocuos (como consejos para el auto o conocer mujeres por Instagram) para que, una vez que el usuario ingresaba, terminara leyendo que él era una víctima del sistema de justicia.
Presencia en el Parlamento y alianzas de poder
A pesar de las denuncias en su contra, Laurta siguió asistiendo a canales de televisión para presentar “la otra campana” y se reunió con políticos uruguayos. Llegó a ser considerado una suerte de “amigo del poder”.
Varones Unidos tuvo una pequeña victoria en el Parlamento uruguayo durante el gobierno de Lacalle Pou, promoviendo la Ley de Tenencia Compartida.
Esta ley, criticada por Unicef y movimientos sociales, incluía artículos que obligaban a aplicar la tenencia compartida y el derecho a visitar a los hijos aun si los padres estaban sometidos a procesos judiciales por violencia de género o abuso sexual, basándose en el argumento de supuestas “denuncias falsas”. Hay fotografías de Laurta reuniéndose con diputados del Partido Nacional para impulsar esta legislación.
Laurta intercedió para que la presentación de un libro de Agustín Laje se realizara en el Palacio Legislativo (el edificio del Congreso uruguayo), una sala que solo se consigue a través de un legislador.
Acoso coordinado y alarmas desoídas
El periodista Bruno Scelza Lorenzo, quien investigó a Varones Unidos, recordó que la organización utilizaba grupos de WhatsApp organizados para coordinar ataques en redes sociales contra personas determinadas, incluyendo activistas y periodistas que cubrían temas de género.
Una de las periodistas uruguayas, Ana Laura Pérez, afirmó que “no hacía falta que nos dijeran quién era Pablo Laurta, lo venimos diciendo hace tiempo”. Tras una nota donde Scelza Lorenzo describió a Varones Unidos como una organización machista, recibió múltiples mensajes de acoso pidiendo su despido.
Respecto a la víctima del crimen, Laurta era casi diez años mayor y la conoció cuando ella era apenas un poco más de la mayoría de edad. Laurta ya había enfrentado una denuncia anterior de ella por intento de ahorcamiento hace dos o tres años, lo que le hizo perder visibilidad pública.
En sus últimos posteos, el doble femicida planteaba argumentos cuasi-religiosos, afirmando que la víctima estaba “poseída por el mal”. Además, lanzó ataques feroces contra la justicia de Córdoba, a la que acusaba de encubrir abusos sexuales contra su hijo.
El desenlace fatal en Córdoba subraya la frustración de quienes, dentro del periodismo y el activismo, habían intentado sin éxito que las autoridades revisaran las actividades y discursos de una persona que posteriormente ejecutó un plan premeditado de violencia. La discusión ahora se centra en cómo buscar mecanismos, como peritajes psiquiátricos, cuando las alarmas sociales y mediáticas como estas se encienden sin ser escuchadas a tiempo.
