Ayer, en la tercera audiencia del juicio por el crimen de la joven universitaria Catalina Gutiérrez, declararon los peritos que realizaron el informe psicológico y psiquiátrico de Néstor Aguilar Soto, el único imputado en la causa por homicidio calificado por alevosía y violencia de género.
De la pericia participaron Débora Moyano (psiquiatra forense) y Marcela Scaraffía (psicóloga), además de peritos oficiales. También estuvieron los peritos de control Juan Bautista Echenique (psiquiatra), Sofía Colic y José Willington (psicólogos).
Los expertos expusieron el informe en la Cámara 11° del Crimen, de Tribunales II de la ciudad de Córdoba, donde se desarrolla el juicio.

El informe técnico describe a Aguilar Soto como una persona impulsiva y con rasgos narcisistas, obsesivos y controladores, como rasgos de su personalidad. Los celos eran parte de su forma de vincularse. No obstante ello, de la pericia no surgieron elementos que permitan identificar una patología mental, según concluyeron los especialistas.
Scaraffía hablo de la personalidad del imputado, que se presenta como una ‘diada’: por un lado, con buena capacidad de sociabilidad, y por otra, la que subyace, con un vacío interior, carencia afectiva, inseguridad y necesidad de atención. “Estos dos elementos contrastan y hay una confusión identitaria para responder la pregunta: ¿Quién soy yo?”, explicó la psicóloga.
De la pericia surgió que Aguilar Soto genera un lazo afectivo intenso, descrito como un vínculo en el que espera un reconocimiento del otro, para conseguir atención.
Los expertos indicaron que por esa carencia afectiva, el joven busca atención y cuando esta no se da le genera frustración, se siente invalidado, y ello reduce su empatía por las otras personas. Y que eso contribuye a moldear un comportamiento irritable y agresivo.
Los peritos de parte destacaron también otros episodios de agresividad e impulsividad de Néstor Soto devenidos de su frustración, y los ejemplificaron con una situación en la que rompió un lavarropas porque algo le había salido mal. En otro evento que narraron sus amigos en el que compartían un juego de cartas, como él quería jugar a otra cosa, tiró todo al piso.
Por otro lado, en cuanto al asesinato en sí, se pudo constatar que el imputado pudo dirigir y conducir sus acciones y con ello se descarta la posibilidad de que sea declarado inimputable. No habría tenido lapsos de inconsciencia en el proceso del ataque.
También se descartó la posibilidad de un estado de “emoción violenta” que haya tenido en el momento mismos del crimen.
Tanto la fiscalía como la querella preguntaron si surgía del informe que Aguilar Soto se vinculaba de esa manera sólo con mujeres o también con varones. Los peritos oficiales indicaron que no surgía del análisis del informe una respuesta clara y concreta a esa pregunta.
En la audiencia de ayer también se dio a conocer el informe de la autopsia forense del cuerpo de la víctima. Allí se determinó que la causa de muerte de la joven fue el estrangulamiento con una soga. La noche del asesinato, Aguilar Soto le dio fuertes golpes a su amiga en el rostro, lo que provocó que Catalina se desmayara. Luego la maniató y la ahorcó con una soga enlazada en el cuello.
La autopsia también confirmó que no hubo ataque sexual. Los detalles de este informe son claves para determinar el agravante de alevosía por el cual está acusado Aguilar Soto.
El hecho
El 17 de julio de 2024, Catalina, Néstor y otros amigos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) quedaron en reunirse en el bowling del shopping Patio Olmos. Pero Catalina se demoró en llegar, lo que habría enojado a Aguilar Soto, quien regresó del shopping a su hogar con fuertes recriminaciones para con su amiga a través de mensajes de texto, haciéndola sentir culpable de su malestar.
Por eso, Catalina le habría ofrecido pasarlo a buscar en su auto e ir juntos nuevamente al Patio Olmos para reencontrarse con sus amigos.
Así, la joven fue esa noche en el Renault Clio de su madre hasta la casa de Aguilar Soto de calle Podestá Costa 3110, de barrio Jardín. Momentos después de que ingresara a la vivienda, se vio salir a su amigo cargando el cuerpo de Catalina para subirlo a su propio auto.
Según los datos de la investigación, antes de matarla Aguilar Soto le habría recriminado a Catalina su tardanza, para luego golpearla hasta dejarla inconsciente. Tras ello, la maniató y la ahorcó con una soga hasta provocarle la muerte.
Ya con el cadáver de Catalina en el auto, Aguilar Soto condujo hasta un sitio baldío de barrio Kennedy, donde lo prendió fuego con el cuerpo de la joven dentro, para finalmente volver caminando a su casa.
Luego, ante los llamados del novio y de la madre de la joven, Aguilar Soto negó saber algo de ella, e incluso participó en la búsqueda de Catalina antes de que encontraran el auto con su cuerpo.
Amigas de Catalina y de Aguilar Soto calificaron la amistad entre ambos como “tóxica” y describieron a Néstor como “absorbente, celoso y controlador”. Algunas de esas chicas se enteraron luego que su amigo tenía la geolocalización de los celulares de todas ellas.
Amigas anteriores de Aguilar Soto declararon en el juicio que terminaron por alejarse de él, dado que no se sentían cómodas con su forma de relacionarse.