En la calle Madrid, a metros de la costanera del río San Antonio, la garita donde paran los colectivos urbanos e interurbanos está atestada de turistas. Son de Córdoba capital o del interior provincial y eligen el balneario Playas de Oro, en Villa Carlos Paz, para pasar el día.
Llevan mochilas cargadas de cosas, bolsos de mate y conservadoras. La misma imagen puede observarse en las paradas de la avenida Cárcano. Tomar un colectivo los fines de semana desde Carlos Paz o el sur de Punilla puede ser una aventura o desventura inolvidable, con largas esperas hasta encontrar un lugar para viajar.
La temporada veraniega transita su recta final y todas las miradas están puestas en el feriado largo del Carnaval que es casi un éxito asegurado. A la hora de analizar lo que pasó hasta ahora, las opiniones son variadas según el lugar desde donde se emitan.
“Optimista como secretario de Turismo”, es un dicho que comenzó a circular hace unos años en Carlos Paz a raíz de los datos que algunos funcionarios del área suelen difundir sobre los números de cada verano.
Lo cierto es que en esta temporada lo que prima entre los operadores turísticos de Carlos Paz es la cautela. En general, parece dominar la satisfacción con la cantidad de visitantes pero con matices respecto del nivel de gasto observado.
Eduardo Giordano, propietario del hotel Eleton y presidente de la Cámara de Turismo, aseguró que hay una diferencia clara en la ocupación de los hoteles de mayor categorización y los de menos estrellas. En el caso de su establecimiento, registró un muy alto movimientio durante todo el verano pero esa foto no se repitió en los alojamientos más pequeños o con menos servicios, que son la mayoría.
Según los números de la Asociación Hotelera Gastronómica de Carlos Paz, el promedio de ocupación de enero fue del 75% superando el de la temporada 2022.
“En cuanto a las preferencias, se destaca la performance de los hoteles más categorizados al igual que los complejos de casas o departamentos”, señalaron en un informe que presentaron la semana pasada. Y agregaron: “Estas diferencias porcentuales muestran su mayor distancia en momentos de baja ocupación y se equiparan cuando el flujo de turistas aumenta”.
“Estamos conformes con el verano que tenemos en un contexto de recesión económica que sin dudas dejará para más adelante un análisis de las rentabilidades. De todos modos, nos acercamos a los niveles de la pre- pandemia”, apuntó el presidente de la Hotelera local, Leonardo González.
Vamos a la playa
Cristian Gutiérrez es de Berazategui (provincia de Buenos Aires) y llegó a Carlos Paz con toda su gran familia. “Somos 16 en total. Algunos vinieron en auto y otros en colectivo”, cuenta el joven que disfruta con sus parientes de la sombra de los árboles ubicados en el área de asadores del balneario Playas de Oro.
Es la hora de la siesta y aún queda algo de asado en la tabla apoyada en la mesa de cemento mientras las brasas todavía arden.
Para esta familia, los precios de Carlos Paz están dentro de lo que preveían: la familia alquiló una casa en el centro de la ciudad y se mueve de un lado al otro en bloque. “Todos los días hacemos una vaquita para comprar los alimentos. Compramos en el súper y cocinamos”, expresó.
Vendedores ambulantes pasan con pan casero y pastelitos. Otros llevan lentes de sol, medias, mallas y hasta hamacas paraguayas.
A unos metros, en el mismo balneario, una mujer aprovecha un fueguito para freír unas milanesas en una sartén improvisada con una lata de dulce de batata.
En otro punto de Carlos Paz, Edgardo Zapata y Lorena Gómez, una pareja de Avellaneda (Buenos Aires) llega hasta la Aerosilla después de caminar varias cuadras desde la Terminal. Cuentan que paran en casa de unos amigos en Córdoba capital y que desde allí viajan en colectivo hacia distintos destinos serranos.
“Es la primera vez que venimos y estamos recorriendo todo lo que podemos. Tenemos menos gastos porque nos ahorramos el hospedaje. Todo es caro pero vinimos con la idea de ser gasoleros: nos movemos con poquito, nos prestaron la tarjeta del transporte urbano que en Carlos Paz no se puede usar”, expresó Edgardo.
“Vamos al súper y compramos sandwichs cada vez que salimos a recorrer. Preguntamos para comprar un sandwich de milanesa y nos querían cobrar 1.500 y con eso compramos un kilo de carne”, contó Edgardo.
En el balneario El Fantasio, Sergio Sotelo, de Casilda (Santa Fe), asegura que los precios tienen muchas diferencias según los lugares. Y que hay que buscar. “No puede ser que una tortilla salga 500 pesos en algunos lados” dice.
Sergio alquiló un departamento y asegura que calculó el dinero para gastar en vacaciones y se ajusta a ese presupuesto. Como muchos turistas, suele elegir unos “sanguchitos” para comer en el río al mediodía y no hacer tanto gasto en restaurantes.
Una buena temporada
Desde hace 30 años, la familia de Adriana Condorí está al frente de Rincón Salteño, un restaurante ubicado en la costanera en Playas de Oro.
“Estamos en uno de los balnearios más visitados y populares de Carlos Paz así que siempre tenemos turistas de todos lados. Los que más vienen son de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba”, relata la mujer.
Comer el plato del día, de promoción, allí tiene un costo de 1.300 pesos al que hay que agregarle la bebida. Además, están las opciones de pizzas y otros platos a la carta.
“Hay movimiento, tenemos un ritmo similar en el día a día y eso es clave para nosotros. En febrero bajó muy poco pero en enero tuvimos días muy altos”, asegura Adriana.
