La grasa femoroglútea, las conocidas “cartucheras”, puede tener un efecto protector en las mujeres antes de la menopausia. Sin embargo, los cambios hormonales de esta etapa modifican la distribución del tejido adiposo y favorecen su acumulación en el abdomen, una zona asociada a mayor riesgo metabólico, según advierten especialistas consultados por Europa Press.
Antes de la menopausia, las mujeres tienden a almacenar grasa en glúteos y piernas. Gema Frühbeck, directora del Laboratorio de Investigación Metabólica de la Clínica Universidad de Navarra, explica que esta grasa subcutánea no representa un riesgo cardiometabólico y “puede tener un efecto protector”.
Frühbeck recuerda que una persona puede tener un IMC normal y aun así presentar un exceso de grasa interna. “No sólo importa cuánta grasa hay, sino dónde se localiza”, señala.
El riesgo de la grasa interna
La especialista aclara que existen dos tipos de grasa: la subcutánea y la visceral o intraabdominal. Esta última es considerada de mayor riesgo, ya que se relaciona con infarto, accidente cerebrovascular, hipertensión y diabetes tipo 2.
Cuando los depósitos abdominales se saturan, la grasa puede desplazarse a órganos donde no debería estar, como hígado, páncreas, músculo o corazón, generando “depósitos ectópicos”. Este proceso puede derivar en hígado graso y provocar “lipotoxicidad”, con efectos inflamatorios y fibrosis del tejido adiposo.
Qué cambia con la menopausia
Francisco José Tinahones, coordinador del programa de obesidad del CIBEROBN y presidente de la Sociedad Española de Endocrinología, señala que la distribución corporal varía según el sexo y la etapa de la vida.
- Antes de la menopausia, las mujeres acumulan más grasa en piernas y glúteos.
- Después, la tendencia se invierte y aumenta la grasa abdominal.
Frühbeck agrega que, en esta etapa, la grasa que antes tenía un rol protector puede pasar a ser visceral. La rápida expansión del tejido adiposo requiere mayor irrigación; cuando los vasos no alcanzan a abastecerlo, aparece hipoxia, inflamación y mayor rigidez.
Obesidad y salud metabólica
Tinahones advierte que no existe la “obesidad sana”: aun quienes no presentan problemas metabólicos inmediatos reducen su esperanza de vida en comparación con personas de peso normal. La obesidad, recuerda, se asocia a más de 200 alteraciones, desde problemas articulares hasta mayor riesgo de cáncer.
¿Se puede activar la grasa para quemar más energía?
El endocrinólogo señala que aún no hay tratamientos disponibles para activar la grasa y aumentar el gasto energético, aunque existen investigaciones en curso. Sí remarca que hoy hay herramientas eficaces para disminuir el apetito y lograr reducciones de peso superiores al 20%.
Tanto Frühbeck como Tinahones coinciden en que el estilo de vida, especialmente el ejercicio regular, es clave para evitar la acumulación de grasa abdominal en hombres y mujeres.
