Andar descalzos hace a los pies infinitamente más sanos, con los dedos separados y rectos y los pies musculados y sin patología. Su cuidado y fortalecimiento suele ser un aspecto olvidado en las rutinas de ejercicio, aunque desempeñan un rol esencial en el bienestar general.
Los pies, al ser la base de apoyo del cuerpo, soportan el peso y absorben el impacto de cada paso, por lo que su entrenamiento puede mejorar la postura, reducir el riesgo de lesiones y aumentar el rendimiento en otras actividades físicas.
La importancia de entrenar los pies
Los pies contienen 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, tendones y ligamentos, lo que los convierte en una estructura compleja y fundamental para la movilidad. A pesar de su importancia, pasamos gran parte del día con los pies encerrados en calzado que limita su movimiento natural, lo que debilita los músculos y reduce la flexibilidad.
Entrenar los pies no sólo ayuda a prevenir dolencias comunes como fascitis plantar o esguinces, sino que también contribuye a mejorar el equilibrio y la estabilidad.
La primavera y el verano son épocas ideales para iniciar una rutina de entrenamiento de pies. El clima es templado, lo que facilita la práctica de ejercicios tanto al aire libre como en interiores sin las incomodidades del calor extremo o el frío intenso. Además, es una temporada de transición, perfecta para prepararse para actividades que exigen más a los pies, como caminatas, senderismo o deportes al aire libre.
Cómo se deben entrenar los pies
Jesús Serrano, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y fisioterapeuta, aclara primero que el pie está encerrado, porque así nos lo han dicho y enseñado, en un zapato que precisamente no tiene forma de pie.
El pie, remarca el especialista, es igual que el resto del cuerpo. Hay que entrenarlo de manera libre y, cuando se usa, duele. “Es algo natural”, advierte.
“Hace años me di cuenta de que lo mejor para la salud de los pies es hacer lo mismo que para el resto del cuerpo, que es moverlos, fortalecerlos, entrenarlos, y usar un zapato que no lo inmovilice sino que le permita una funcionalidad completa”, defiende el experto.
Para entrenar a nuestros pies en el día a día lo más importante es ir el máximo tiempo posible descalzos, por casa, y por donde podamos, incluso en el gimnasio. “No es lo mismo en una sentadilla con una zapatilla estrecha, amortiguada y con drop, que hacerla con el pie desnudo. Una sentadilla no se hace independientemente al pie, éste es fundamental y si está encerrado no trabaja como naturalmente ha sido creado”, remarca.
“Andar descalzo es fundamental para enriquecer nuestros pies y que estos estén fuertes y sanos”, insiste el fisioterapeuta.
Cuidar de los pies es prevenir problemas
El cuidado de los pies es fundamental para mantener una postura saludable y prevenir además problemas de salud de carácter óseo, o muscular. La mayor parte de las patologías en nuestros pies están provocadas por los zapatos estrechos.
Serrano pone el ejemplo de un paciente que tenía bruxismo y al eliminar el calzado estrecho vio cómo desaparecía. “A nivel emocional sufrir de los pies genera cortisol, es decir, que nos estresa, y por eso por la noche apretamos los dientes y podemos tener bruxismo”, sostiene.
Patologías del pies por calzado estrecho
El problema de muchas patologías de los pies se encuentra en el calzado estrecho. “Habitualmente, la causa de la patologías del pie, salvo malformación o un accidente, es el zapato estrecho, que deforma los pies y atrofia la musculatura”, explica.
Entre otras apunta a los juanetes, a los dedos en garra, metatarsalgias, fascitis, uñas encarnadas, o neuroma de Morton, por ejemplo. “Si nos pasamos al zapato ancho, entrenamos, usamos herramientas, y hacemos ejercicios para corregir esas patologías, como por ejemplo dedos que están encogidos, estos al final se estiran o enderezan; puentes del pie planos donde aparece el puente; pies cavos que dejan de ser cavos; todo es entrenable, lo único que necesitamos es descalzarnos, hacer ejercicios, y usar un zapato con forma de pie”, reitera.
Cuidado con el calzado de las personas mayores
Serrano advierte que muchas personas mayores tienen problemas de estabilidad porque los dedos los tienen torcidos, tienen insensibles los pies, les desapareció la grasa talar, el amortiguador natural porque llevan toda la vida con plantillas duras, calzado estrecho y un pie que nunca se estimuló de forma natural.
Todo el mundo es consciente, según prosigue, de que cuanto más cerca del suelo se está más estable se es. “Un zapato que sea muy finito de suela dará más estabilidad, y favorecerá unos dedos separados y anchos, que un zapato con puntera estrecha y con mucha amortiguación o talón”, concluye.
