Los excesos típicos de la Navidad, es decir las comidas abundantes, más alcohol, dulces y horarios irregulares, pueden alterar el equilibrio de la microbiota intestinal, un ecosistema clave para la digestión, la salud inmunitaria y la prevención de enfermedades metabólicas y neurodegenerativas.
Según explican los especialistas, los hábitos propios de las fiestas modifican el entorno intestinal y favorecen el sobrecrecimiento de bacterias proinflamatorias.
Todo eso reduce la diversidad bacteriana, lo que se asocia a digestiones pesadas, inflamación o alteraciones inmunitarias.
Cómo influyen los excesos en el intestino
Entre los síntomas más frecuentes aparecen hinchazón, gases, fatiga y cambios en el ánimo. Esto se debe a la estrecha conexión entre el intestino y el cerebro, conocida como eje intestino-cerebro.
Expertos en salud destacan que el estrés y la falta de sueño también afectan la motilidad intestinal y el equilibrio de la microbiota. Dormir al menos siete horas y practicar técnicas de relajación, como respiración consciente, puede ayudar a estabilizar el sistema digestivo.
Cada vez hay más evidencia que vincula la microbiota con la longevidad y la salud mental, por lo que mantener su equilibrio tiene impacto a largo plazo. Tras varios días de excesos, no es raro que aparezcan molestias digestivas o cierta falta de concentración.
Qué hacer para evitar el desajuste
No se trata de renunciar a las celebraciones, sino de buscar moderación y equilibrio. Los especialistas recomienfan priorizar alimentos frescos, como verduras, frutas y legumbres, antes y después de las comidas festivas.
También sugieren evitar ayunos prolongados, mantener una buena hidratación y comer despacio para favorecer la digestión. En algunos casos, el uso de probióticos y prebióticos puede ayudar a reforzar la barrera intestinal.
Los prebióticos, como la fibra soluble y el almidón resistente, sirven de alimento para las bacterias beneficiosas.
Qué alimentos favorecen la microbiota
- aceite de oliva virgen extra
- frutos rojos
- granada
- pescado azul
- fermentados naturales como yogur, kéfir o chucrut
Cuidar la microbiota sin dejar de disfrutar
La clave es compensar los excesos puntuales con hábitos que favorezcan el equilibrio intestinal. La evidencia científica respalda que una microbiota diversa y estable contribuye al bienestar digestivo, inmunitario y emocional, incluso durante épocas festivas.
