Después de casi tres años, los créditos hipotecarios vuelven a decir “presente” en el horizonte de vida de muchas familias, con el relanzamiento de varias líneas de préstamos promovidas –por ahora– por entes estatales.
Por un lado, el Gobierno nacional reactivó el Procrear a 30 años de plazo para la construcción o la adquisición de unidades en desarrollos urbanísticos. Por otra parte, el Banco de Córdoba (Bancor) lanzó semanas atrás dos líneas nuevas, también para construcción y compra, a 20 años.
Con el estructural déficit habitacional que tiene nuestro país y con el altísimo valor de los alquileres, el hecho de que la oferta de financiación para la compra de viviendas se haya reavivado es sin dudas una buena noticia para miles de familias que todavía persiguen el sueño de ser propietarias del techo que las cobija.
El problema es que las últimas experiencias en la materia no arrojaron buenos resultados.
Por un lado, los montos asignados en las líneas anteriores de Procrear quedaron muy “cortos”, lo que obligó a los tomadores de los créditos a conseguir fondos extras para completar el dinero necesario para la compra o la construcción. Incluso, muchas familias tuvieron que dejar su casa a medio edificar, porque la plata nunca les alcanzó.
Los créditos UVA lanzados durante la gestión de Mauricio Macri terminaron significando un dolor de cabeza para quienes accedieron a ellos, ya que el esquema de actualización de las cuotas se volvió, en muchos casos, prácticamente inviable en términos de repago.
La alta y endémica inflación argentina fue el principal factor que atentó contra el éxito de esas iniciativas.
Ahora, las expectativas se renuevan con la puesta en marcha de las nuevas líneas hipotecarias. Y en buena hora que así sea. Pero también conviene que tanto Estado como bancos y familias aprendan de lo que no salió bien, para no pagar las mismas consecuencias.
En el caso del Procrear II, los montos llegan ahora a 4,3 millones de pesos, una cifra que mejora las posibilidades de construir una vivienda familiar, pero que sigue estando al límite de los precios de mercado. Con un valor del metro cuadrado de construcción entre 70 mil y 80 mil pesos, ese dinero alcanza para edificar una casa de 60 metros, una superficie “aceptable” para una primera obra.
El tema es que si la inflación sigue impactando sobre los costos de construcción como lo viene haciendo (casi 50 por ciento en 2021), se corre el riesgo de que el dinero disponible se termine mucho antes de que finalice la obra.
Con los créditos Bancor, los montos ofrecidos no son un problema. Llegan a 6,4 millones de pesos, suficientes para construir una casa de entre 80 y 90 metros cuadrados. Si el objetivo es la compra de una unidad terminada, las posibilidades dependerán también de otros factores, como la ubicación de la propiedad, el tamaño del terreno o la calidad de edificación.
En este caso, la duda vuelve a estar puesta sobre el mecanismo de actualización: las UVA (unidades de valor adquisitivo). Se trata de un esquema de financiación que permite el acceso a los créditos con niveles de ingreso menores que en los sistemas tradicionales y que, al mismo tiempo, ofrece cuotas mucho más accesibles.
El riesgo aquí pasa por que las UVA están atadas al índice general de precios, y si la inflación se desboca, el impacto sobre las cuotas es muy elevado.
Desde Bancor destacan que, a diferencia de los créditos UVA anteriores, esta nueva línea tiene una tasa de interés del cero por ciento, lo que reduce el costo financiero. Y que la actualización de las cuotas está “topeado”: si la UVA sube más de un 10 por ciento sobre el coeficiente de aumento salarial, se puede extender el plazo del préstamo y no recargar el monto de pago mensual.
En definitiva, las expectativas se han renovado con las nuevas líneas hipotecarias. Y al parecer, se tomó nota de los errores cometidos en ediciones anteriores, lo que no descarta que sea necesario estar alertas y seguir de cerca la evolución de los créditos, para ajustar lo que sea necesario en función de llevar tranquilidad a las familias.
Para que la casa propia siga siendo un sueño... y no se transforme en una pesadilla.
