La obtención de la ciudadanía italiana por descendencia (ius sanguinis) ha cambiado drásticamente tras la aprobación del Decreto-Ley 36/2025 por el gobierno de Giorgia Meloni. Este jueves se ratificó el decreto que limita la forma para obtener la ciudadanía.
Esta reforma, que limita el acceso automático a la ciudadanía a hijos y nietos de italianos nacidos en Italia, ha generado controversia, especialmente en países como Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela, donde millones de descendientes de inmigrantes italianos han solicitado el codiciado “passaporto rosso” en las últimas décadas.
Restricciones para Bisnietos y Generaciones Posteriores
Uno de los cambios más significativos es la eliminación del derecho automático a la ciudadanía para bisnietos, tataranietos y generaciones más lejanas. Anteriormente, cualquier persona con un ancestro italiano posterior a 1861 (año de la unificación de Italia) podía reclamar la nacionalidad sin límite generacional. Ahora, solo quienes tengan un padre o abuelo nacido en Italia podrán acceder directamente a la ciudadanía por ius sanguinis.
Para bisnietos y generaciones posteriores, el decreto introduce el Permiso de Residencia Especial (PSR), una visa renovable de dos años que permite residir y trabajar en Italia. Para obtener la ciudadanía, los solicitantes deberán:
- Aprobar un examen de italiano nivel B1.
- Demostrar integración real (por ejemplo, empleo o estudios).
- Residir en Italia durante al menos dos años antes de solicitar la naturalización, un proceso que puede tardar hasta tres años adicionales.
Además, se ha abierto la posibilidad de presentar reclamos judiciales por inconstitucionalidad, ya que expertos en derecho internacional consideran que la ley es retroactiva y vulnera derechos adquiridos.

Impacto en los trámites existentes
Los trámites iniciados antes del 27 de marzo de 2025 seguirán rigiéndose por la legislación anterior, siempre que cumplan con los requisitos previos, como la no naturalización del ancestro italiano antes del nacimiento de su descendiente. El gobierno italiano recomienda no cambiar de consulado o comune para evitar complicaciones y documentar cada paso como resguardo.
A partir de 2026, los consulados dejarán de gestionar solicitudes de ciudadanía, que pasarán a una oficina centralizada en Roma, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores (Farnesina). Este cambio busca descomprimir los consulados, que enfrentan más de 60,000 casos pendientes, especialmente en Argentina, donde 30.000 personas obtuvieron la ciudadanía en 2024.
Reacciones y perspectivas
La medida ha sido criticada por legisladores como Franco Tirelli, del Movimiento Asociativo Italianos en el Exterior (MAIE), quien la califica de “desproporcionada” y “bomba atómica” para la diáspora. El decreto fue ratificado por el Parlamento, donde el gobierno tiene mayoría, pero con ajustes.
El gobierno italiano, liderado por Meloni, justifica la reforma como una forma de frenar “abusos” y “comercialización” de la ciudadanía, asegurando que los nuevos ciudadanos mantengan “vínculos reales” con Italia. Desde 2014, el número de ciudadanos italianos en el exterior creció un 40%, alcanzando los 6,4 millones, con un aumento notable en el Cono Sur.

Qué hacer si eres descendiente
- Hijos y nietos: Si tenés la documentación lista, presenta tu solicitud lo antes posible, ya que los consulados seguirán procesando trámites bajo las reglas actuales durante 2025.
- Bisnietos: Considera el PSR o un reclamo judicial. Consulta con expertos legales para evaluar tus opciones.
- Trámites en curso: No interrumpas el proceso y mantén registros detallados.
Ratificación del decreto
Se aprobaron tres medidas clave que reformulan el acceso a la ciudadanía italiana por descendencia.
La primera es el límite generacional, que establece que la ciudadanía ya no se transmite automáticamente más allá de los nietos; es decir, se interrumpe en la segunda generación nacida fuera de Italia.
La segunda medida es un blindaje para los expedientes abiertos.
La tercera es la creación del Permiso de Residencia Especial (PSR), una nueva visa de dos años —renovable— que permite a bisnietos, tataranietos y generaciones posteriores residir y trabajar en Italia. Luego, si aprueban el examen B1 de italiano y demuestran una integración real, podrán naturalizarse y acceder a la ciudadanía italiana.
¿Y las cuotas reservadas?
Entre 2026 y 2028 habrá plazas especiales –el número se fijará por año– para descendientes de Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela. Se trata de un gesto político para países con grandes cantidades de descendientes de italianos.
La aprobación del decreto
El Parlamento de Italia dio el jueves el primer paso para convalidar un decreto-ley del Gobierno de Giorgia Meloni que limita la concesión de la nacionalidad a descendientes de italianos en el extranjero.
El texto ha sido aprobado en el Senado, con 81 votos a favor y 37 en contra, y ahora deberá ser validado también en la Cámara de los Diputados para culminar su tramitación (en Italia, los decreto-ley deben pasar por el Parlamento en el plazo de 60 días o expiran).“Este resultado es muy importante porque la medida pretende devolver dignidad y significado a un derecho que debe estar basado en un vínculo verdadero con Italia, no solo burocrático sino también cultural”, declaró el ministro de Exteriores, Antonio Tajani.
El senador cordobés en Italia, Mario Borghese, dijo que lamentablemente “los argentinos de sangre italiana que son de tercera, cuarta generación, no van a poder ser italianos porque el decreto en eso es inflexible”. “No lo pudimos ampliar“, indicó al ser consultado por radio Mitre.
“Así que eh es una lucha que vamos a hacer ahora en el próximo diseño de ley porque hay un proyecto en el cual vamos a ver si podemos incorporar las terceras y la cuarta generación”, agregó.
“Los que no iniciaron el trámite solamente pueden ser italianos si tienen un papá o un abuelo italiano. Nacido en Italia”. Para Borghese el decreto es incosntitucional.