Un cartel escrito con tiza: “Promo Noy”, a metros del Shopping Patio Olmos, de la ciudad de Córdoba, es la puerta de entrada a una historia solidaria y emotiva que activan desde hace cinco años Claudia Mercado (50) y Ángel Saravia (67), un matrimonio dueño del lavadero Noche y Día.
Mimar a las personas mayores de 80 años se transformó, desde la partida de Ema, la madre de Claudia, en una tarea clave y necesaria de su actividad comercial.
En medio de la vorágine cotidiana, del tránsito alocado en la zona, en un pequeño local de bulevar San Juan, al 200, Claudia y Vanesa acondicionan la ropa de los jubilados y jubiladas +80 que alguna vez supieron ser clientes activos del local.
En medio de lavarropas y secarropas, de ruidos interminables de los programas automáticos de esas máquinas, esas mujeres le ponen corazón y magia a una tarea sencilla que los jubilados ponderan con una gratitud infinita.
“A mí la tarea que hacen en el lavadero me parece extraordinaria. Debe ser en el único lugar de Córdoba”, cuenta Norma, una profesora jubilada, beneficiaria de la promo Noy que tiene activa el comercio.
Hace cinco años, cuando murió Ema, la mamá de Claudia, ella habló con su esposo y decidió emprender esta campaña en homenaje a ella.
“Toda la vida le lavamos la ropa a mi madre acá. Cuando ella falleció surgió esta iniciativa. Yo extrañaba lavar la ropa de ella. Hacer esta tarea es tenerla presente conmigo”, confía emocionada Claudia a La Voz. Y describe: “Hay muchas similitudes en la ropa que llega. Las camisetas. En todos los bolsillos hay una servilleta de papel, es típico de la tercera edad”.
Como a su madre no le gustaba su nombre, siempre la llamaron “Noy”. Cuando Claudia activó esta iniciativa solidaria desde Noche y Día ese apodo se transformó en el nombre de la campaña. “Nadie conocía esta historia”, explica.
Más allá de la ropa: generar lazos de amistad
Actualmente, entre 45 y 50 personas son beneficiadas con esta iniciativa del lavadero. Y si bien hay más mujeres que acercan sus prendas para lavar, también llegan varones.
“Para mí traer la ropa todas las semanas es una felicidad. Calculá que es un problema menos que tenemos que resolver. Si no fuera por esta oportunidad no sé si podríamos lavar la ropa todas las semanas”, cuenta Norma, que vive en un pequeño departamento próximo al lavadero.
Una vez jubilada, se fue a vivir a Río Ceballos pero luego, con los achaques de la edad, decidió regresar a Córdoba capital junto a su marido para estar más cerca de la atención sanitaria que requieren.
“Es un amor como nos tratan acá. La ropa llega lavada, dobladita, calentita y perfumada”, dice con emoción la señora. Y agrega: “Vanesa, una de las empleadas del local, es quien me puso en la promoción Noy. Te juro que estoy agradecida. La amo”.
A modo de trueque, por no pagar el lavado de ropa, Norma le acerca galletitas y ahora, hace unos meses, yerba. “Un día le cuento a mi marido que le compraba galletas y él me dijo: ´No seas pijotera´. A partir de ese día, le traigo un kilo de yerba para que tome mates”, explica risueña la beneficiaria de la promoción.
Todos los que llevan sus prendas y están dentro de la promoción Noy coinciden en que para ellos es un “alivio resolver esa tarea”.
“Tenemos varias campañas activas en Noche y Día. Noy para nosotros es la más importante porque cuidamos a la tercera edad. No sólo le lavamos la ropa, creamos un vínculo. Tienen un trato muy bonito con nosotros”, dice Vanesa Santucho (38), empleada de la lavandería, y quien atiende a muchas de las personas mayores que llegan al comercio.
“Cuando llegan por primera vez tienen que traer el documento así le armamos la ficha. Cada 10 lavados a los clientes en general le regalamos uno. E incluso para su cumpleaños le lavamos la ropa gratis”, detalla la empleada.
En relación con la promo Noy, a muchos jubilados les cuesta entender que es gratis. Hasta que se lo explican bien y quedan fascinados.
“Es un detalle. No le cambiás la vida, pero le hacés un mimo al corazón. Muchos están grandes, solos. Con esta atención se sienten queridos”, reflexiona la mujer.
Un vínculo que retroalimenta a ambas partes
Para Claudia, ambas partes salen beneficiadas. Ellos, como impulsores de la promoción, también reciben cariño y buen trato por parte de ese grupo etario.
“Como dice Vanesa, cuando se acercan a buscar las prendas siempre tienen un detalle con nosotros que nos gratifica el alma”, expone.
Para el matrimonio Mercado-Saravia, la veta solidaria en todo emprendimiento comercial es clave. En otros emprendimientos que han tenido también han impulsado distintas campañas solidarias en la ciudad.
Desde 1994, el lavadero Noche y Día –que supo trabajar 24 horas corridas y tener otras sucursales– está enclavado en el corazón de barrio Centro, ofreciendo un servicio de calidad humana a la tercera edad.
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