El sueño de Nahiara Albornoz Rodríguez, estudiante ciega de quinto grado de la escuela Gobernador José Francisco Javier Díaz de Hernando pudo concretarse a través del trabajo mancomunado entre equipos docentes de un establecimiento público y provincial, de la mano con un colegio privado de educación especial.
El libro, ilustrado, con el acompañamiento de sus padres, y escrito en braille, con la compañía incondicional de sus maestras y directoras, comenzó como un proyecto escolar.
Desde su diagnóstico, siendo alumna desde jardín de infantes del establecimiento de la localidad del departamento de Tercero Arriba, la Escuela Especial María Montessori la acompañó con estimulación temprana, docentes de apoyo a la inclusión y recursos pedagógicos adaptados.
“Junto a todo el curso, el proyecto fue redactar un cuento. Para la mayoría de los alumnos no fue una dificultad, ya que mediante una computadora pudieron resolverlo, pero para Nahiara la realidad fue otra. Entonces ahí decidimos adaptar el proyecto a sistema braille”, relató María de los Ángeles Pereyra, docente de primaria de la escuela Díaz.
Sus docentes y la familia de la alumna tuvieron la iniciativa de crear cuentos con imágenes en relieve para que ella pudiese tener la experiencia más real y concreta, como cualquier niño frente a un libro de cuentos y sus imágenes.
Fue así que el proyecto del libro empezó a tomar forma. “La princesa Ana” narra la historia de una niña que vive en un enorme castillo junto a sus padres.
A lo largo del cuento, Nahiara describe con detalle cómo eran las luces, las ventanas y el piso del lugar. Una mañana, desde su balcón, ve pasar a un grupo de chicos en bicicleta e inmediatamente los invita a entrar a su castillo para jugar.
Recorren juntos los pasillos montados en bici hasta que llegan a una puerta que da a un patio trasero. Allí descubren un mar y una playa, donde se quedan a construir castillos de arena entre todos.
Pese a su ceguera de nacimiento, en su cuento, Nahiara describe con detalles las superficies, tamaños y texturas del relato.
Esto también da cuenta del trabajo integrado entre las docentes de ambas escuelas, ya que acompañaron a la alumna a recorrer determinados lugares para que pueda reflejar de la forma más fidedigna posible en su historia.
Una suerte de intensificar el resto de sus sentidos, para lograr dimensionar los espacios transitados y expresarlo en su relato.
En el proceso también existieron obstáculos cómo la falta de la máquina Perkins –herramienta para escribir en braille– que fue obtenida mediante una rifa colaborativa organizada por ambas comunidades educativas.
Actualmente “La Princesa Ana” forma parte de la biblioteca municipal de Hernando, de la medioteca de Villa María, y próximamente estará en más bibliotecas de la provincia.
Inclusión real
“Este es un verdadero testimonio de inclusión. Hay un camino que se recorre cada día, y que muchas veces no se ve. Detrás de este logro hay observación, acompañamiento y un trabajo en equipo que emociona y da sentido a nuestra tarea”, señaló Carina Andrada, directora de la escuela de Hernando.
Por su parte Natalia Nardi, directora de la Escuela de Modalidad Especial María Montessori, expresó que el trabajo fue realizado desde diferentes dispositivos, “uno de ellos es desde el servicio de apoyo a la inclusión, acompañando estas trayectorias con la colaboración de docentes que trabajan en la inclusividad”.
A través de esta cadena nació la idea de producir libros infantiles en braille, frente a la escasez detectada en bibliotecas escolares.
La respuesta no fue resignarse, sino crear: docentes que transcribieron cuentos, ilustradores que se sumaron al desafío de pensar en relieve, lectoras ciegas que aportaron su experiencia y, finalmente, una alumna que se animó a escribir su propia historia.
Incluso Pereyra contó que debido a su desconocimiento de este modelo de escritura cuando se enteró del deseo de la alumna por escribir tomó clases de braille para acompañarla.
Paralelamente al libro en formato braille y con ilustraciones texturizadas, la Escuela María Montessori lanzó a la venta una primera tanda del libro en formato de tinta, y la misma, exitosamente, se agotó. Lo recaudado fue destinado para adquirir más equipamiento escolar para Nahiara.
“La trayectoria de Nahiara nos potenció en este trabajo en comunidad, porque de cada escuela se supo sacar lo mejor de cada establecimiento y sus docentes. Este sueño de nuestra alumna nos demuestra día a día que quiere superarse y ser mejor persona”, reflexionó Victoria Esquivel, profesora de educación especial de la Escuela Montessori.
“Los sueños se cumplen, solamente hay que proponerlos y encontrar a las personas indicadas que acompañen”, sumó la docente.
Finalmente la presencia de la familia de la niña de nueve años fue clave como sostén y motivación del proyecto. “Es una niña que siempre va hacia adelante. No tiene miedo, ella siempre se anima a más. Estoy muy orgullosa de ser su mamá. Ella es la luz de mis ojos”, concluyó su mamá Rocío.