En el corazón del barrio Poeta Lugones, en la ciudad de Córdoba, L.V., una abuela dedica su vida a cuidar y educar a sus dos nietos, C. y L., enfrentando desafíos que han puesto a prueba su fortaleza y resiliencia.
Tras la partida de su hija mayor, quien dejó a sus dos hijos, L.V. tomó la valiente decisión de solicitar la custodia total de los niños, convirtiéndose en la figura materna que necesitaban. “Son hijos de mi hija mayor, ellos erraron el camino y no podía permitir que los chicos estuvieran en esa situación”, contó L.V., quien, después de un largo proceso judicial de casi cuatro años, logró hacerse cargo de ellos. “Tuve la mala suerte de que hubo pandemia en el medio; si no, creo que habría sido más rápido, pero en términos generales fue rápido”, explicó.
La vida de L.V. ha sido una constante lucha, marcada por sacrificios y decisiones difíciles. Sin un trabajo estable, ha tenido que ingeniárselas para cubrir las necesidades de sus nietos. “Antes trabajaba como empleada doméstica, pero después de sufrir dengue, mi salud se vio afectada, y se me hizo imposible continuar porque perdí fuerzas”, afirmó, resignada ante una realidad económica que no da tregua.
“Ya nadie te llama para trabajar, está todo muy caro, entonces casi nadie busca gente que vaya a limpiar”, lamentó L.V. “Así estamos. Siempre buscando alguna changuita, tratando de ver qué se puede hacer en casa. Porque antes daban para hacer cajas, bolsas, muchas cosas. Y ahora nada. Pero algo tengo que hacer”.
A sus 12 años, C. está por finalizar sexto grado en una escuela pública del barrio. Su abuela siempre ha considerado fundamental la educación y, aunque él destaca académicamente, nunca imaginó que pudiera acceder a una educación privada. Sin embargo, un grupo de padres de los compañeros de C. se acercó a ella con una propuesta que cambiaría el rumbo de su vida educativa. “Me dijeron que tenía potencial para estudiar en una escuela privada; es muy inteligente y da para eso”, relató L.V.
La idea era inscribir a C. en una escuela privada cercana, y esos padres se comprometieron a cubrir el 70% de la cuota. “Lo pensé mucho, pero es una oportunidad y me encantó que hayan pensado en él para tener ese cambio; es otra cosa”, expresó L.V. con emoción y un destello de esperanza en su voz.
No obstante, la alegría de L.V. se ve ensombrecida por la realidad económica del país. “Ahora el año que viene hay que empezar con la cuota”, expresó, consciente de que su ingreso como jubilada no sería suficiente para cubrir todos los gastos.
Las dificultades económicas que enfrenta son abrumadoras. “El costo del uniforme y otros gastos adicionales son una carga que temo no poder sostener. Pero nunca estoy sola en esta lucha; mi hijo menor, mis hermanas y las madrinas de los niños me ayudan mucho. Nunca estoy sola en esta pelea, pero a veces se hace muy pesado para que a ninguno de los dos les falte nada”, aseguró con determinación.
“No tienen cosas de marca, pero no les falta nada. Tienen todo lo que necesitan”, añadió L.V., cuyo compromiso con el bienestar de sus nietos es inquebrantable. Su otro nieto, L., también enfrenta desafíos en la escuela pública. A sus 14 años, L. ha lidiado con problemas de aprendizaje, y L.V., tras varios intentos, logró que recibiera el apoyo necesario.
“Mi otro nieto va a una escuela pública. Recién en la tercera escuela encontramos apoyo y contención, así que este año lo está transitando mucho mejor que los anteriores”, explicó L.V., orgullosa. La abuela se ha asegurado de que ambos niños, pese a las dificultades, tengan acceso a una educación de calidad.
La custodia de los niños no ha sido el único desafío para L.V., cuya situación personal limita su capacidad de trabajo. “Con la inscripción de la escuela, apenas le conté a mi mejor amiga y me dijo: ‘No lo pienses dos veces. ¿Tiene que ser un pago efectivo?’. Le dije que podía ser con tarjeta en cuatro cuotas sin interés. La semana siguiente, me buscó y me prestó su tarjeta para hacer la inscripción”, relató L.V., mostrando su gratitud por el apoyo recibido.
Las familias y sus malabares para pagar la matrícula
El desafío de L.V. no es aislado; muchas familias en Córdoba enfrentan la dura realidad de los aumentos en las matrículas de las escuelas privadas. Según Javier Basanta Chao, presidente de la Cámara Cordobesa de Instituciones Educativas Privadas, el incremento en las matrículas ha sido del 150% en promedio.
“Si bien la inflación acumulada interanual octubre 2023-octubre 2024 llega a alcanzar el 209%, las instituciones estamos haciendo un enorme esfuerzo para no incrementar las matrículas más allá del 150% respecto del año pasado”, sostuvo Basanta Chao en diálogo con La Voz.
“Ya en algunas instituciones se está cobrando la segunda cuota de la matrícula, y por el momento estamos esperando el cierre del ejercicio para ver cómo termina el año y cómo se avizora el próximo”, explicó.
Basanta Chao agregó que la matrícula representa, generalmente, el valor de dos o tres cuotas regulares. Lo que obliga a los padres a hacer malabares económicos para mantener a sus hijos en escuelas que consideran de mayor calidad. Aunque las matrículas superan los $ 200.000 en promedio, muchos prefieren hacer sacrificios en otros aspectos antes que trasladarlos a escuelas públicas.
Ante esta situación, los padres se ven forzados a hacer malabares económicos para mantener a sus hijos en las escuelas que consideran ofrecen una mejor educación. A pesar del elevado costo de las matrículas, tienen un costo que promedian por encima de los $ 200 mil, muchos prefieren hacer sacrificios en otros aspectos de su vida antes que cambiar a sus hijos a una escuela pública.
Romina, madre de un alumno del Instituto El Salvador, confesó que vende comida para costear la inscripción. “La matrícula está dividida en tres cuotas y voy a tener que esforzarme para poder pagarlas”, dijo. En esta institución de barrio Poeta Lugones, la matricula tiene un costo de $ 150 mil o dos cuotas de $ 75 mil.
Carolina, que tiene a su hijo en la escuela Renault, dividió la matrícula en tres pagos de $ 106 mil cada uno. “Se hacen todos los sacrificios que se puede. Se pide prestado hasta diciembre, que está el aguinaldo”, destacó Hernán, otro padre que busca alternativas para garantizar la educación de sus hijos.
En el colegio Taborin, Natalia, con una matrícula de tres cuotas $ 149 mil, también se mostró decidida a no cambiar a sus hijos de colegio, mientras que otras madres, como Fernanda, se vieron obligadas a utilizar la tarjeta de crédito para hacer frente a las inscripciones, que en el Colegio Amparo de María alcanzan los $ 22.500 en cuatro pagos. “No tengo pensado cambiarlos de colegio. Ante dificultades económicas, sería lo último que recortaría”, afirmó.
Luego en la Escuela Ceferino Namuncurá de barrio La France, una mamá decidió financiar la matricula en tres cuotas de $ 50 mil, mientras que otros padres que de una niña que asiste a la Escuela Madres Escolapias, decidió realizar el pago en tres cuotas de $ 94 mil.
En tanto, el colegio San Ramón Nonato de Barrio Alto General Paz, tiene su matricula para el ciclo lectivo 2025 con un valor de $ 150 mil, sólo si se paga de contado. En caso que se financie, el costo asciende a $ 180 mil.
Solidaridad, clave para persistir
La presidenta de la Asociación Civil Familias por la Educación Córdoba, Soledad Cabral, destacó que el apoyo y la solidaridad entre las familias es crucial para enfrentar la situación actual. “La posición hasta donde nosotros alcanzamos a encuestar, si se quiere, mediante los grupos, sigue siendo la misma que a principio de año. Las familias hacen el esfuerzo que pueden o que no pueden, pero no cambian a los chicos de escuela”, afirmó Cabral. Las familias hacen sacrificios significativos, desde recortar otros gastos hasta buscar trabajos adicionales para mantener a sus hijos en la educación que consideran de calidad.
Tanto la historia de L.V. y sus nietos como la de tantos otros padres refleja la lucha de muchas familias en Córdoba que, a pesar de las adversidades, buscan garantizar un futuro mejor para sus hijos a través de la educación.
Desplazamientos de matrícula entre privados
Javier Basanta Chao confirmó a La Voz que el traspaso de estudiantes “dentro de la gestión privada, es entre un 10% a 15%” para el próximo año.
Por su parte, explicó que si bien “lo del traspaso aún no lo tenemos, ese dato se obtiene al final del ciclo lectivo. Estimamos estar por debajo del año pasado, respecto al pase de privados a estatales”, afirmó el representante de las Instituciones de Escuelas Privadas, donde ese corrimiento fue en torno al 2%.
