14 jun 2025
Juegos
Juegos
Newsletter
Newsletters
Tienda La Voz
Tienda
Club La Voz
Club LaVoz
La Voz
  • Suscripción
    Suscripción
    Suscripción
    • Contenido exclusivo
    • Cursos
    • Sorteos
    • Club La Voz
    • Edición impresa
    • Suscribirme
  • Últimas noticias
    Últimas noticias
  • Juegos
    Juegos
  • Noticias
    Noticias
    • Sucesos
    • Ciudadanos
    • Política
    • Mundo
    • Tecnología
    • Opinión
    • Editorial
    • Salud
    • Viral
    • Videos
    • Cultura
    • Diseño
    • Clima
    • Horóscopo
    • Quinielas
    • Agenda
    • Cartelera
    • Agencias
    • Servicios
    • Comer y beber
  • Deportes
    Deportes
    • Portada
    • Fútbol
    • Belgrano
    • Instituto
    • Talleres
    • Racing (C)
    • Agenda
    • Tenis
    • Básquet
    • Rugby
    • Motores
    • Hockey
    • Natación
    • Vóley
    • Ciclismo
    • Estadísticas
    • Extremo
  • Espectáculos
    Espectáculos
    • Portada
    • Mirá
    • Tevé
    • Cine y series
    • Música
    • Escena
    • Cartelera
    • Agenda
  • Agro
    Agro
    • Portada
    • Actualidad
    • Agricultura
    • Ganadería
    • Entrevistas
    • Clima
    • AgroVoz Expertos
  • Negocios
    Negocios
    • Portada
    • Emprendedores
    • Empresas
    • Entrevistas
    • Finanzas
    • Autos
    • Inmuebles
    • Los datos dicen
  • Club La Voz
  • Fúnebres
  • Clasificados
  • Voy de Viaje
  • Especiales
  • Edición Impresa
  • Institucional
    Institucional
    • La empresa
    • ¿Quiénes somos?
    • Manual de estilo
    • Normas éticas
    • Políticas de privacidad
    • Términos y condiciones

En las redes

  • cerrar menu
  • cerrar menu
  • cerrar menu
  • cerrar menu

Descargate la app de La Voz

android
ios
usuario

Hola,

  • cerrar menu
    Mis datos
    chevron
  • cerrar menu
    Mi suscripción
    chevron
  • cerrar menu
    Mis pagos
    chevron
  • cerrar menu
    Mis newsletters
    chevron
  • cerrar menu
    Mis cursos
    chevron
  • cerrar menu
    Club La Voz
    chevron
  • cerrar menu
    Mis credenciales
    chevron
  • cerrar menu
    Edición Impresa
    chevron
  • cerrar menu
    Preguntas frecuentes
    chevron
  • cerrar menu
    Centro de ayuda
    chevron
  • cerrar menu
    Cerrar sesión
    chevron
La Voz
La Voz
Ciudadanos

Gente picante. Luis Ulla: La corrupción está instalada casi en nuestro ADN

Es licenciado en Trabajo Social, cofundador del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresarial Argentino (Iarse), especialista en sustentabilidad e inclusión social. “Gente Picante” es un ciclo de entrevistas presentado por “La Voz” y por Radio Mitre.

14 de junio de 2025,

08:59
Laura González
Laura González

Lo más leído

1
licencia de conducir

Servicios

MiArgentina. Licencia de conducir digital: quiénes son las personas que no podrán hacer el trámite virtualmente

2

Ciudadanos

Antioxidantes. Los dos alimentos con más licopenos que ayudan a reducir el riesgo de cáncer de próstata

3

Ciudadanos

Científico cordobés. Quién es Gabriel Rabinovich, el cerebro detrás del avance en la lucha contra el cáncer a nivel mundial

4

Sucesos

Buenos Aires. Rescataron a 10 niños en megaoperativo contra la pedofilia y pornografía infantil

5

Sucesos

Drogas. El fabuloso tráfico de 400 kilos de cocaína a Córdoba que se frustró, “patronas” narco y una “cueva”

–Sos licenciado en Trabajo Social, ¿cómo fuiste por ahí?

–A los 16 años me preocupaba el tema de la pobreza. Iba un misionero a mi pueblo (viste que los misioneros van por los pueblos), y este tenía toda una postura ligada a los que eran en ese momento los llamados “curas del tercer mundo”, hoy se habla de “curas villeros”.

–¿Qué pueblo?

–Laguna Larga, orgulloso lagunero. Y la verdad es que me impactó todo eso. Escuchar hablar de Erich Fromm a los 15 años, lo que era la filosofía y la teología. Decidí irme de Laguna Larga a Buenos Aires para estudiar esta incipiente carrera que se abría allí, de teología y filosofía.

–Estuviste cerca entonces de ser sacerdote.

–No era mi intención, pero sí, estuvo en los planes seguramente.

–¿Lo barajaste?

–Sí, claro, dije: “Si tengo vocación, será; pero si no, no me voy a quedar con la duda”. Llegué a Buenos Aires y empecé a terminar la secundaria, ir a cursar la facultad en Devoto, en la Facultad de Filosofía y Teología, y a su vez trabajar. Empecé a ir a una villa. ¡Me impactó tanto! Los que somos de la pampa gringa estamos habituados, por ejemplo, a un criadero de cerdos. Imaginátelo hace 40, 50 años atrás: mi viejo tenía en un pedacito de campo eso. Cuando llegué y vi una villa miseria sobre el río Reconquista, en el Gran Buenos Aires, no lo pude creer. Las condiciones de la gente eran peores que las que tenía un cerdo en un criadero de cerdos en la zona de Laguna Larga. No podía creer: la gente en el barro, los techos de cartón agujereado. La miseria en un grado que me clavó en el pecho un puñal. De tanto ir a esa comunidad, empezamos a levantar casas. No sabía qué era levantar casas, tenía 16 años. Levantamos una, dos casas y ahí, entre baldes, la mezcla y la gente, descubrí que la catequesis ya no era mi trabajo, claramente. ¿Cómo cambiamos eso?, pensaba. Así que decidí pegar la vuelta, venirme a Córdoba. Era un momento difícil, marzo del ‘76, imaginate lo fácil que era estudiar Sociología. Estaba cerrada y como he tenido un gran maestro como trabajador social, Juan Ignacio Montoya, un inspirador de mucha gente joven en mi pueblo… y bueno, Trabajo Social era lo más parecido que había a Sociología, así que ahí me anoté. Obviamente, encontré mi guante.

Luis Ulla, visitando comunidades aborígenes del norte de Formosa, en 1978.
Luis Ulla, visitando comunidades aborígenes del norte de Formosa, en 1978.

–La horma de tus zapatos.

–Era eso. No me costaba nada. Y ahí empezamos a darnos cuenta de varias cosas. La primera, aprendí lo que era el Estado. Cuando terminé la primera parte de la carrera, que es el título de asistente social, tenía 9,7 de promedio, teóricamente una medalla de oro, un abanderado. Y en un acto en el que me tocó almorzar con Bussi al frente, Tercer Cuerpo del Ejército, nos llevaron a los abanderados ahí y nos dijeron “Todos ustedes tienen trabajo en el Estado”. Yo lo miraba con cara rara, pero bueno, al otro día me dice: “Sí, tenés trabajo en el área Minoridad”. En seis meses vi lo que comían, vi cómo se vestían, vi las casas en las que vivían, vi todas las carpetas paradas de cada chico, los expedientes, vi la dificultad aparente que había en buscarle el papá, la mamá, los vínculos. Empezamos a trabajar con un psicólogo amigo en encontrarles vínculos valederos, para que esos chicos pudieran estar en otro entorno. Y mientras hacíamos eso, comíamos con ellos, veíamos lo que hacían, veíamos la cama en la que dormían, veíamos la ropa que usaban… los colchones daban asco, las sábanas daban asco, las casas daban asco, la comida era siempre la misma. Entonces, empezamos a preguntar cómo eran los presupuestos. Y ahí nos damos cuenta de que el presupuesto indicaba que se comía lomo, milanesas; que la ropa de los chicos era Adidas; que la casa que se había alquilado era un palacio en el corazón del Cerro de las Rosas. Todo era así. Se nos ocurrió empezar a ver, denunciar eso. Después nos enteramos quién vendía ropa. Era el presidente de un banco provincial. Se facturaba ropa Adidas, pero usaban porquerías; se facturaba comida de primera, comían porquería; se facturaban colchones y sábanas de primera, y daban lástima. Siempre tenía una simpatía enorme por la economía y se me ocurrió escribir todo eso. Sumando eso, cada chico le costaba al Estado más o menos unos U$S 5 mil por mes. Hago el escrito a máquina, con duplicado, y pido hablar con el director y contarle. Me recibe, me mira, guarda la copia, me pregunta si tengo otra copia, se la doy y me quedé sin ninguna copia. Y me dice: “Está despedido”. Le dije entonces: “Mire, usted no sabe cómo le agradezco, porque creo que en la vida de Dios volveré a trabajar en la función pública. Never again, no vuelvo más”.

–Supongamos que volvés hoy a esos lugares. ¿Habrá cambiado algo o todo seguirá igual?

–Aprendí que si no tenés poder, no lo hagas. Por eso, a mí me dicen trabajador social, pero en realidad la gran mayoría de mis colegas trabajan en el sector público a la orden de un político. El que tiene capacidad de decidir ahí es el que está ocupando un puesto político, de decisión. Si no tenés eso, olvidate.

–Mi pregunta es si seguirá el mismo mecanismo perverso de corrupción.

–Tengo una convicción en términos generales. La Argentina está como está porque la corrupción está instalada casi en nuestro ADN. No quisiera convencerme de que está en el ADN, que esté un poquito más afuera, cosa que podamos cambiar. Pero creo que las mafias enquistadas en las organizaciones, y particularmente en el sector público, están tan metidas dentro, tan arraigadas, que si no tenés mucho poder, decisión y, obviamente, mucho respaldo político, es muy difícil cambiar.

–Sos especialista en gestión de las organizaciones. ¿Qué tendría que pasar para que eso cambie?

–Tendría que haber una revolución en términos de lo que aprendí después de tantos años, cuando dije: “Nunca más trabajo en el Estado”. Perfecto. “¿Y dónde voy a trabajar?“. Bueno, creamos organizaciones, creamos ONG, primero me enganché con una que ya estaba creada, después creamos dos más para trabajar en villas de emergencia. Eran ONG, nos financiaban las iglesias evangélica y alemana, y otras organizaciones holandesas, y demás, que tenían mucha cooperación con América latina. Fue una época hermosa de la vida porque decidíamos nosotros cómo trabajar, obviamente con participación absoluta de la gente de los barrios. Veíamos que se formaban dirigentes, se armaron barrios completos. Fue fantástico todo eso. También aprendí el viejo refrán que dice “nunca digas de esta agua no he de beber”, porque la vas a terminar bebiendo. Yo dije “Nunca voy a trabajar en el sector público ni empresarial”. Me invitaron a trabajar en la Fundación del Banco de Córdoba para presentar proyectos sociales al BID. Los redacté, los presentamos, me invitaron a conducir esos proyectos (todavía no existía la palabra), pero era una línea que el BID estaba experimentando, quería experimentar qué significaba prestar dinero de a poquito. Armamos un sistema, me fui con 12 años de trabajo allí. Llegamos a tener U$S 1 millón prestados a estudiantes y a egresados en las escuelas técnicas y agrotécnicas. Tres chicos de San Francisco te pedían un crédito para hacer una fábrica de ventiladores de techo y secadoras. Tres chicos de 17 o 18 años que terminaban la escuela técnica. Siete u ocho chicos armaban una cooperativa de apicultores en donde se te ocurra, porque teníamos desde Villa María, Río Seco, hasta Huinca Renancó. Ahí aprendí que Córdoba es más grande que Gran Bretaña, la recorrimos tantas veces… Y llegamos a tener 250 proyectos con estudiantes egresados de las escuelas técnicas. Después vino la política. Con la democracia vino también esto de que alguien apareciera con una tarjetita a pedir un crédito. Me manda el senador fulano, el diputado fulano. Cuando vi eso, rompí las dos tarjetitas y dije: “Yo ya no tengo nada que hacer acá.” Y ahí me llamó la gente de Arcor para ayudarles a reformular la Fundación Arcor. También fue una época maravillosa para aprender, todo un mundo nuevo y con una libertad fantástica. En el primer almuerzo que tuvimos con Luis Pagani, le pregunto qué expectativa tenía de la Fundación. “No sé, la mejor de la Argentina”, me dijo. Ah, bueno, así me gusta. “¿Pero me das toda la libertad?“. “Tenés toda la libertad”. Así que trabajé y disfruté muchísimo esos años, y ahí tomé contacto con el mundo empresarial. Y ahí con Alicia Rolando, una colega que estaba en ese momento en la Fundación Minetti, nos dimos cuenta de que estaba bueno, que ese era todo un impacto que las empresas tenían, en el mejor de los casos organizado en una fundación, pero en realidad esto que era preguntarse cuánto donás de lo que ganás podía ser superado por otra pregunta que es cómo lo ganas. Porque de acuerdo con cómo lo ganes, probablemente lo que estés invirtiendo en la comunidad complete lo bueno que hacés; o a la inversa, podés tener una fundación maravillosa con millones que no alcanzan a reparar lo que dañás por la forma que lo ganás. Ahí terminamos diciendo “tenemos que trabajar más en esto”, que es cómo se gestiona la empresa, porque ahí hay mucho más impacto para cambiar la sociedad. Y ahí creamos el Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresarial. Pero a los 66 años, después de mucho tiempo en esto, aprendí que el problema finalmente es una cuestión ética. Si vos me preguntás de nuevo: “¿Cómo se cambia ese hogar de jóvenes?“. Y... con dirigentes éticos. Tiene que haber un director que tenga una ética, docentes formados en una ética, en una ética del cuidado, en una ética de la dignidad, en una ética de la honradez.

Luis Ulla con su padre, el “gringo Ulla”, panadero y con un sentido de inclusión social cuando nadie hablaba de eso como tal.
Luis Ulla con su padre, el “gringo Ulla”, panadero y con un sentido de inclusión social cuando nadie hablaba de eso como tal.

–Pero si la conclusión es que el problema es moral y faltan valores, es muy desalentador, porque ponés la vara muy alta. ¿Cómo vamos a hacer un país de gente honrada, leal y honesta con lo que somos?

–Es cierto. Pero si vos te ponés a pensar que la ética definida de la manera más simple es la capacidad personal de elegir lo mejor, en todas las instituciones deben obtener gente que tenga la capacidad personal de elegir lo mejor. En el intendente de un pueblo, en el director o la directora de una escuela.

–Pero lo mejor para uno puede no ser necesariamente lo mejor para los demás.

–Un autor que me encanta, como Bernardo Toro, un colombiano maravilloso, dice que la ética es tener criterios que me permitan, ante un dilema, elegir lo que me permite a mí y a los demás vivir con dignidad. Es el fundamento de lo que se llama “ética del cuidado”, que la completó otro teólogo y filósofo brasileño, Leonardo Boff, y esta idea de una ética del cuidado. A nosotros nos enseñaron eso, Laura. Es una ética porque sí. Cuando empezaban las clases y te daban las zapatillas nuevitas, el guardapolvo, los lápices, la cartuchera y te decían “tenés que cuidarlo”, ¿a vos se te hubiera ocurrido preguntarle a tu mamá o tu papá por qué? Era obvio por qué. Cuidar los lápices y el guardapolvo era porque detrás de eso había un enorme esfuerzo familiar. Hoy podríamos decirlo también desde el lado ecológico, del lado ambiental. Romper un guardapolvo para hacer un metro de tela tiene determinado impacto ambiental, un nuevo portafolio tiene impacto ambiental. Pero no necesitamos ese argumento, nuestros padres lo hacían porque sí. Punto, porque se cuida. Y yo digo: “¿Por qué tengo que cuidar el lugar de trabajo, el vehículo que manejo, la forma en que manejo? ¿Por qué tengo que cuidar una herramienta de trabajo, las máquinas? ¿Por qué tengo que cuidar aquello que produce, que esté en condiciones de higiene? ¿Por qué tengo que cuidar a la gente que contrato para que trabaje para mí? ¿Por qué tengo que cuidar al consumidor? ¿Por qué tengo que cuidar a las generaciones futuras?“. Es la perspectiva que debiéramos tener. Creo que esa ética del cuidado es una cuestión mucho más simple de lo que uno se imagina. No es estudiar a Kant; si tenés ganas, vale la pena. Y empezar a reflexionar sobre esa lógica de la empatía, si estoy haciendo aquello que me gustaría que me hagan a mí o no. Necesitaríamos sí arrancar casi desde cero.

–¿Pero qué nos pasó? Porque si en algún momento fuimos así, ¿dónde nos perdimos?

–Creo que nos fuimos distrayendo, en el en el sentido de que “bueno, si total no se nota”. Fuimos de a poquito abandonando nuestras propias reglas, nuestra propia cultura… “yo me llevo una birome, total no pasa nada”; “y si me dan un pequeño estímulo económico, bueno, se lo compro a este”. Casi como pasa con los vicios o con las drogas que generan dependencia. Puedo ponerme un poquito de paco ahora si después total cuando quiero, lo dejo. Aquí es más o menos lo mismo. Cobro una pequeña coima para que los camiones que están estacionados para pesarse y descargar salteen la cola. Total, yo puedo controlarlo. Y lo que aprendimos es que la corrupción es como una gran mancha de aceite, que se te empieza a impregnar toda la tela. Yo creo que nos pasó eso. Empezamos a creer que podíamos controlar esa microcorrupción y, en realidad, cuando entrás en esa dinámica, es imposible, el que estaba al lado también te ve y si no te extorsiona, te copia. Y nos olvidamos de eso.

Luis Ulla, en familia: Francisco es diseñador y Carolina especialista en gestión ambiental y cambio climático.
Luis Ulla, en familia: Francisco es diseñador y Carolina especialista en gestión ambiental y cambio climático.

–Tu trabajo desde el instituto Iarse tuvo la misión de contagiar esto de la sostenibilidad y de la responsabilidad social empresarial. ¿Qué te fijaste como objetivo? ¿De qué se trataba esa misión?

–Nosotros nos definimos más como sembradores, como que nos tocaba abrir una picada en el monte y sembrar. Sembrar algo nuevo. Un camino como esa figura evangélica que largás semillas, algunas crecen y otras no. Y eso es lo que vimos en esos casi 27 años de trabajo. Decíamos en chiste al inicio: “¿Por qué puerta van a entrar las empresas a tener un comportamiento responsable, transparente y sustentable?”. Y decíamos: “Todas las puertitas tienen una C”. La del medio es la de la de la convicción y por ahí sobre todo fueron las pymes. Estábamos dando una de las primeras charlas y el dueño de una imprenta en un pueblito chico te decía: “¿Puedo llamar a mi mujer y a mi hija para que vengan y escuchen esto también?”. ¡Eso era política corporativa, ¿eh?! Después vimos que también algunas empresas iban a ver más este tema por la conveniencia: ser sustentable y responsable me baja los riesgos, me achica los costos si consumo menos luz, menos agua. Es una forma de analizar alguna decisión. Pero alertábamos también de que iba a haber una tercera puerta que se llama “la coerción”, y que iban a pedirte que lo hagas y que demuestres que lo hacés. Y hoy se da en las cadenas: para exportar, empezaron a exigirte una cantidad de cosas en esto que se llamaba “la trazabilidad social y ambiental” de algo; y si no la tenés, no te compro. ¿Y por qué? Porque estos son mis valores y yo le compro a la gente que tiene estos valores. Entonces, no voy a comprar cacao de ningún país que tenga mano de obra infantil porque es de altísimo riesgo. En un momento dado, las tres grandes compradoras de cacao del mundo pagaron una multa de casi 600 millones de euros por haber comprado en algún lugar de la cadena de valor a una cooperativa que terminaba comprando cacao que venía de Chad y de Mali, donde cazaban a los chicos (literalmente los cazaban) y los cargaban en camiones para ir a cosechar el cacao al otro país; y luego, como era más barato abandonarlos que traerlos de vuelta, los abandonaban. Esa era la lógica en ese momento entre Chad y Mali. Obviamente, eso no se decidió en África, se decidió en Europa, y la multa la pagaron en Europa. Esos hechos empezaron a marcar la idea de que “mirá, también te conviene”. Es de alto riesgo comprar un insumo más barato, pero es flojito de papeles, y ahí aparece este fenómeno de la coerción. Además, se ha ido elevando el nivel de conciencia de los consumidores. Vos ves hoy mucha gente que se fija, lee las etiquetas, pregunta dónde está hecho, qué va a pasar con ese envase, qué materia prima tienen. Creo que en esa coevolución que estamos teniendo se está dando ese proceso de cambio.

–Ahora, en esta Argentina de crisis permanente… antes decíamos que eran ciclos cada 10 años, ahora es un estado generalizado. ¿Qué margen tiene la gran empresa, la pyme, de pensarse en el mediano y largo plazo si no sabe si puede cubrir un cheque mañana?

–Sí, es como que en el medio de un incendio alguien te pregunte: “Che, a ver, ¿con qué mano agarrás los baldes?”. “¡No, no, pero si me está quemando el rancho!”. Y vos no le podés decir que al balde hay que agarrarlo con la mano así, así. Realmente, bajo esas condiciones de emergencia grave en la Argentina, tenés que felicitar a un empresario, sobre todo pyme, que pague los sueldos y que cumpla algunas cuestiones impositivas. Ya es un héroe, ¿no? Pero bajo condiciones posibles, y siempre tenemos márgenes de libertad para elegir, se pueden tomar mejores decisiones. Puedo decidir dónde tiro la basura, qué hago con la basura, puedo decidir qué gente contrato: puedo preguntarme si a este puesto podría ocuparlo una persona ciega, una persona en silla de ruedas, una mamá que es jefa de hogar. Hoy en día, cuando hablamos de inclusión social, es: ¿cuántas personas incorporás? ¿Qué criterios de diversidad tenés? ¿Contratás a alguien porque le mirás la cara para ver la nacionalidad que tiene? ¿Si es mujer le pago menos? Todavía estamos con un atraso tremendo en eso. Son las decisiones cotidianas, no las extraordinarias. Si tengo tres camiones repartiendo mercancía en una ciudad, ¿cómo se manejan?

–Para eso no te hace falta plata, sino convicción.

–Totalmente. Habíamos hecho un manual que era todo lo que usted pueda hacer sin plata para para ser sustentable y responsable, que abarcaba un poco todas esas ideas de cosas simples.

–Y si tuvieras que decir del 1 al 10, ¿el empresariado argentino cuán consciente está de eso? De que sin plata puede tomar buenas decisiones.

–Es difícil hablar del empresario argentino como un todo homogéneo. Hay una diversidad y una heterogeneidad muy alta. Se ven a empresas que tienen lineamientos corporativos, nacionales o multinacionales, se ven pymes que están tomando esas decisiones. Está claro que hay un sector que entendió y está haciendo esto por convicción. Y de golpe te sorprenden cuando van tomando decisiones solos, porque en definitiva uno simplemente lo que hace es darle un empujón como para que vean que sí pueden. Y de golpe viene una pyme del interior y te dice: “Luis, ya tenemos 50% de la energía que viene de un parque solar”. Otro te dice: “Mirá, acabo de hacer un convenio con las OMA y, de ahora en más, yo que hago eventos todo el tiempo, las voy a contratar”. Las OMA, aclaro, son un grupo de mujeres que hacen de todo maravillosamente: catering, producción de elementos, muebles, decoración y demás. Y las transformaron en proveedoras. La pregunta sería: “¿Puedo comprarles a los pobres?”. ¿Cómo? Bueno, mirá, aquí hay un emprendimiento de gente que quiere salir por la dignidad del trabajo de la pobreza. ¿Podrías comprarles a ellos? Lo que sea. Y empezamos a ver que eso creció, que hay empresas con un porcentaje de compra inclusiva. Y eso se formalizó, se cristalizó. Entonces, no hay un todo heterogéneo del empresariado. En todos los sectores hay gente buena y gente mala, y un gradiente de grises muy grande. Creo que el empresariado en Argentina tiene eso también. Hay una regla: mientras más en contacto está con el exterior, es decir, aquel que produce y exporta o compra, tiene mucha más apertura a esto. Entienden el mundo. Entonces, bueno, aun en ese incendio permanente que es la Argentina, cuando tienen un ratito para salir a un lugar donde no se están quemando las casas todos los días, ve que cuando no se queman las casas, hay una forma de hacer las cosas. Yo creo que mucho de ese empresariado que viaja para aprender, que viaja para hacer negocios, aprende. Vuelve y aplica. Por ahí ni siquiera le pone el nombre, no nos preocupa si se llama “sustentabilidad” o se llama “ganas de hacer las cosas bien”, pero ahí está la transformación, ahí está el chip del cambio.

–Entiendo el punto: aun en un contexto desafiante, como siempre plantea la Argentina, se pueden hacer cosas. Pero me da la sensación de que tiempo atrás había más conciencia de eso y que hoy se desinfló.

–Sí, está buena tu percepción, yo coincido. En alguna medida, perdió la energía, y esa llama que iba contagiando se va apagando un poco.

–¿Por qué?

–Probablemente, porque primero se fueron retirando algunos directores. Uno aprende que las empresas y todas las organizaciones tienen ciclos: te toca un grupo de directivos que coinciden y hace que todos los astros coincidan; que tengas un directorio de gente brillante y otros períodos en lo que los astros han hecho que no coincidan, y que no se dé. Hay líderes que tienen esa capacidad de visión de a 50 años, 100 años. Esa es la definición de estadista: es aquel que toma una decisión hoy pensando en siete generaciones, no en la de él. Porque el largo plazo existe. Hubo una coincidencia de directivos y dueños de empresas que vieron en esto una cosa que también los tocó a ellos. Tenían un compromiso, fue un grupo de gente que se formó bien en esto, se profesionalizó. Y también hubo una época de “vaquitas más gordas”, relativo en Argentina, donde dedicaron más presupuesto también a esto. Y eso logró un avance fantástico, porque cuando vos tenés la decisión de hacerlo, la capacidad de hacerlo y la posibilidad presupuestaria de hacerlo, las cosas se dan.

–Te ensayo una explicación adicional, no sé si coincidirás. Vimos en las últimas dos décadas a un Estado que hizo las cosas tan mal, y en muchos casos con complicidad de las empresas, que probablemente sea enorme la decepción. Decís: “Esto no tiene arreglo, es inviable, es tan enorme esto y no se puede cambiar. ¿Qué voy a pechar yo con mi granito de arena?“.

–Pensá que hace 25 años la Argentina era mirada desde fuera y participaba de todos los estudios comparados del tamaño de la sociedad civil. Cuántas organizaciones de la sociedad civil atendían tantos temas. Y en estos 25 años tuviste gobiernos que las combatieron, las corrompieron, las absorbieron. Hoy te preguntás dónde está la sociedad civil.

–¿Y dónde está?

–La sociedad civil es la gente en Maestro Vidal y Luis Agote quejándose, hartos de los robos. Hasta ahí llega el nivel de organización que conseguís. El reclamo, la bronca… toda la política nueva está basada en eso: en el odio, en canalizar todo eso que está ahí por explotar.

–Las causas justas y nobles han perdido.

–Yo tengo un sabor agridulce. Tengo alumnos en la universidad, en una cátedra de Ética y Gestión de la Sustentabilidad y Responsabilidad Social y Profesional. Son jóvenes de 24 años para abajo. Ha habido un cambio en los programas y hoy tengo no sólo los del último año de algunas carreras, sino chicos de primer año de algunas. Y quedo sorprendido con los más jóvenes. Los veo abiertos a escuchar este tipo de cosas, decir que hay algo mejor, que hay ideales. ¿Cómo es que hubo gente enamorada de ideales en la Argentina? Y les brillan los ojitos. Hoy, entre un chico de 25 y uno de 19 hay mucha diferencia en la forma de mirar el mundo. Y a estos de 19 los veo con otra cabeza para razonar. Es una generación mucho más desprejuiciada, hay cosas que te alientan a seguir. Hay un libro que me impactó, El cansancio de los buenos. Si bien fue escrito para Italia, es un libro que en Argentina andaría al pelo: gente que empezó a sentir, como decís vos, para qué lo hago. ¿Para qué si finalmente es una montaña tan alta que no voy a poder alcanzar la cima, no voy a llegar ahí? Eso desalentó. Después hubo otros fenómenos, de los que alertamos en ese momento. Toda cosa buena tiene siempre la posibilidad y varios caminos para prostituirse. Uno, que era el típico show off, como se dice. Sabíamos que había un alto porcentaje de gente que iba a escuchar lo que decíamos para hacer la versión prostituida de eso, hacer que parezca que soy responsable, hacer que parezca que soy sustentable. Ojo con ese camino fácil. Ojo, no largues cheques de que sos bueno, porque después van a ir a la ventanilla del banco a cobrarlo y en la cuenta corriente de la ética no tenés nada. Es decir, tené cuidado de que no descubran que sos un impostor, porque todo lo que hayas construido en base a la mentira se va a caer rápidamente. Sí vemos que muchos optaron por ese camino. Se llenó de consultoras de comunicación, que son las voceras de la sustentabilidad de la compañía. Yo me reía porque llegábamos a una empresa y alguien decía: “No, para el tema ético, las tenemos a nuestras mujeres, nosotros nos encargamos de los negocios”. Te juro que lo he escuchado. Es terrible ese divorcio, y bueno, en algunos lados triunfó la parte de “para qué nos vamos a seguir ocupando de este tema si no nos ha modificado la posibilidad de ganar dinero”. Creo que también el contexto argentino fue demoledor. No sólo hemos demolido la economía, creo que lo peor es que hemos demolido los valores. ¿En qué terminamos creyendo 20 años después? Se dicen tantas mentiras. Se han ido prostituyendo tantas cosas en estos años que tampoco es de extrañar que esto también pasara por ese proceso de perder legitimidad, credibilidad.

Ficha picante

Luis Ulla (66) nació en Laguna Larga. Su papá, panadero, con un año de escuela, a la noche les preguntaba: “¿Y? ¿Hoy que hicieron por el bien común?“. Se entusiasmó con el trabajo social, estuvo en villas miseria y encontró un lugar desde donde creía que podía cambiar la realidad. Tiene dos hijos y una red de contactos en todo el país, desde el emprendedor a puro pulmón hasta la multinacional más grande. Sabe cómo se pueden siempre hacer mejor las cosas, aun sin plata.

Temas Relacionados

  • Gente picante
Más de Ciudadanos
Festival Solidario Sierras chicas

Ciudadanos

Ayuda. Un festival solidario para reconstruir un hogar y abrazar a dos docentes de Sierras Chicas

Redacción LAVOZ
Venta del día del padre

Ciudadanos

Córdoba. Día del Padre: el consumo repuntó con promociones, pero las ventas cayeron un 2%

Federico Schueri

Espacio de marca

Variedad de usados premium en Maipú

Espacio de marca

Mundo Maipú

Variedad de usados premium en Maipú

Mundo Maipú
Scotto y De Rivas firmaron el convenio de adhesión de Río Cuarto al Centro de Idiomas Córdoba

Espacio de marca

Agencia Córdoba Joven

Scotto y De Rivas firmaron el convenio de adhesión de Río Cuarto al Centro de Idiomas Córdoba

Agencia Córdoba Joven
Nueva Ford Maverick, disponible con Plan Óvalo

Espacio de marca

Mundo Maipú

Nueva Ford Maverick, disponible con Plan Óvalo

Mundo Maipú
Supermercado

Espacio de marca

Club La Voz

Híper Libertad. Hacer tus compras los lunes, martes y miércoles cuesta un 20% menos hasta el 31 de julio

Club La Voz
Ver más Espacio de marca

Suscripción La Voz

Rodrigo de Loredo, de la UCR; Javier Milei, de La Libertad Avanza; y Mauricio Macri, del PRO

Política

Elecciones 2025. De Loredo vuelve al “plan A” y se desinfla la chance de un frente con los libertarios

Mariano Bergero
Inauguración Ciudad Deportiva de Instituto

Fútbol

Opinión. Instituto y esas obras que son un centro a la cabeza dentro del área: cómo progresa Córdoba

Enrique Vivanco
Javier Milei, Fernando Iglesias y Javier Malosetti

Música

Opinión. Fernando Iglesias y el insulto con sentencia previa a Javier Malosetti, ¿cuál de ellos vive del Estado?

Germán Arrascaeta
Etiquetas recomendadas para regalar en el Día del Padre.

Comer y beber

¡A su salud!. 10 vinos recomendados para brindar este Día del Padre

Javier Ferreyra
Ver más Suscripción La Voz

Videos

  • 04:11

    José María Muscari

    Video al aire. La emotiva sorpresa de Lucio a José María Muscari por el Día del padre: “Siempre estás...”

  • 00:14

    Conflicto en Israel interceptaron un dron iraní

    Video. Conflicto en Israel: así interceptaron un dron iraní

  • 01:06

    Asalto en Río Segundo.

    Video. Impresionante: así robaron en un local de celulares en Río Segundo

  • 12:18

    maternidad

    Abrazo simbólico. Río Cuarto reclama por la continuidad de los partos en la Maternidad Kowalk

  • 00:36

    Ataque de Israel en Teherán. (AP/Vahid Salemi)

    Máxima tensión. Israel atacó instalaciones nucleares y de misiles de Irán, que respondió con drones

  • La mujer mostró su gran puntería.

    De otro nivel. La rompió desde el balcón: una abuela tiró la basura y la clavó en el cesto con una puntería de otro planeta

  • Puerto Madero: un hombre escaló un edificio sin arnés ni equipo de protección.

    Sorpresa y tensión. Puerto Madero: un hombre escaló un edificio sin arnés ni equipo de protección

  • 08:00

     Marcelo Tinelli

    Un clásico. Vuelve Bailando por un sueño: cuándo se lanza y quiénes serán los convocados

Últimas noticias

Protesta de empleados judiciales

Política

Conflicto en Tribunales. Llaryora abrió una puerta para la equiparación salarial con los federales

Julián Cañas
Instituto Riachuelo

Básquet

🔴 EN JUEGO | Instituto dominó el primer cuarto y le gana 21-11 a Riachuelo, en La Rioja

Redacción LAVOZ
Automovilismo

Motores

Actualización. Colapinto partirá 10° en el Gran Premio de Canadá, por las penalizaciones de Tsunoda y Hadjar

Redacción LAVOZ
Festival Solidario Sierras chicas

Ciudadanos

Ayuda. Un festival solidario para reconstruir un hogar y abrazar a dos docentes de Sierras Chicas

Redacción LAVOZ
Ver más Últimas noticias
adZocalo
La Voz

    Nuestros sitios

  • La Voz
  • Clasificados
  • Voy de Viaje
  • Club La Voz

    Publicidad

  • La Voz Comercial
  • Clasificados

    Edición Impresa

  • Edición Impresa
  • Edición PDF

    Institucional

  • Directo al editor
  • La empresa
  • Redacción
  • Manual de estilo
  • Normas éticas

    Miembros del Grupo Clarín

  • Clarín
  • Olé
  • EntreMujeres
  • Vía País
  • TyC Sports
  • TN
  • Ciudad
  • El Trece TV
  • Mitre
  • La 100
  • Cienradios
  • facebook
  • twitter
  • instagram
  • youtube

La Voz del Interior. Fundado el 15 de marzo de 1904. LaVoz.com.ar. Lanzada el 21 de septiembre de 1996. Año 28. Edición N° 10494. Registro intelectual 56057581.

Domicilio legal: La Voz del Interior 6080 – CP: X5008HKJ – Córdoba, Argentina. Propietario: La Voz del Interior SA. Gerente General: Juan Tillard. Director: Carlos Hugo Jornet. Editor: Carlos Hugo Jornet.

© 1996 - 2025 Todos los derechos reservados. Aviso legal | Política de privacidad – Por consultas comunicate al 0800 555 2869, de lunes a viernes, de 9 a 17, o escribinos por WhatsApp al +54 9 351 884 2000

La Voz - Product Design