Un hombre identificado como M. se encuentra preso en el Complejo Carcelario N° 1 “Reverendo Francisco Luchesse”, en la localidad de Bouwer, con tres graves imputaciones en su contra. La Justicia lo investiga como presunto autor de abusos sexuales reiterados contra adolescentes de su entorno familiar más íntimo.
Hasta marzo de este año trabajaba como chofer de transporte por aplicaciones y residía en la zona sudeste de la capital provincial.
La dimensión de las acusaciones y de los relatos de las víctimas, que tenían entre 7 y 14 años al momento de los ataques, llevó a la Justicia a actuar con severidad.
Según la querella, lo que se perfila en esta causa es la figura de un “violador serial” que habría actuado en silencio durante más de una década.
La instrucción penal está a cargo del fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual de 1er Turno, Juan Ávila Echenique, quien confirmó las imputaciones contra el sospechoso.
La causa, de acuerdo con fuentes judiciales, transita su etapa final de investigación y podría ser elevada a juicio en los próximos días.
Quién es M. y cuáles son las acusaciones por abuso sexual
M. tiene 36 años, es padre de tres hijos y hasta su detención manejaba su auto y prestaba servicio de transporte con aplicaciones.
Fuentes con acceso al expediente señalaron que residía en el sudeste de Córdoba y mantenía una vida aparentemente normal. Sin embargo, detrás de esa fachada, lo acusan de haber cometido abusos sexuales reiterados contra tres familiares directas.
Según las denuncias, los hechos se habrían extendido desde 2013 hasta 2025, y las víctimas eran todas menores de edad.
Todas ellas pertenecen a su círculo familiar más íntimo.

El primer caso que salió a la luz fue el de una adolescente de 14 años, quien relató haber sido sometida de manera sistemática durante todo 2024 y comienzos de este año, aprovechando los períodos en que quedaba bajo la guarda del imputado.
En cuanto a las imputaciones en su contra, está acusado por abuso sexual continuado calificado por grave daño en la salud mental de la víctima, por la guarda y por el aprovechamiento de la convivencia con un menor de 18 años, en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores agravada.
En el segundo hecho, pesa sobre el la acusación de abuso sexual gravemente ultrajante continuado calificado por la guarda, en concurso real con abuso sexual continuado, también agravado, en concurso ideal con corrupción de menores.
Una tercera imputación en su contra es por abuso sexual gravemente ultrajante continuado calificado por el vínculo y promoción a la corrupción de menores agravada, en concurso ideal.
Vale aclarar que a pesar de las graves figuras penales que pesan en su contra el hombre es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Todas las imputaciones se acumulan en concurso real, lo que configura un cuadro judicial de extrema gravedad.
Durante la indagatoria, M. negó los hechos. Sin embargo, el Juzgado de Control y Faltas n.º 3 confirmó su prisión preventiva en la cárcel de Bouwer, al considerar la contundencia de los relatos y las pericias psicológicas realizadas a las denunciantes.
La primera denuncia: salir del espanto de los abusos sexuales
La causa se activó cuando una de las adolescentes, integrante del círculo familiar más íntimo del acusado, decidió romper el silencio.
Según consta en la denuncia presentada por la abogada querellante Fernanda Alaniz, la adolescente de tan solo 14 años había soportado ataques durante meses hasta que, en un momento límite, eligió contarle a un adulto: la esposa del acusado.
De acuerdo con fuentes investigativas, la niña estaba envuelta en miedo y confusión. El acusado habría manipulado sus emociones para silenciarla, como suele ocurrir en dinámicas de abuso intrafamiliar.
Sin embargo, a comienzos de 2025, ya en un estado de profunda perturbación y angustia, reunió el coraje para hablar.
La chica explicó que demoró su confesión por temor a que, si ella dejaba de ser víctima, el acusado dirigiera sus ataques contra otro adolescente de su misma familia, de 13 años.
“Ella estaba convencida de que el hombre cambiaría de blanco y seguiría con su conducta depredadora”, explicaron allegados a la causa.
Cuando la esposa del hombre tomó conocimiento, convocó a una reunión de toda la familia para enfrentar la situación.
Fue entonces cuando surgió el dato más desgarrador: otras dos jóvenes del mismo entorno denunciaron también haber sido abusadas por M., incluso desde los 7 años de edad.
Un silencio que oculta más víctimas de abusos sexuales
La denuncia de la adolescente marcó un antes y un después en esa familia.
A partir de su testimonio, se conoció que los ataques se habían prolongado durante más de una década y que alcanzaban a varias menores.
El 1 de marzo de 2025, tras la presentación formal en sede judicial, M. fue detenido.
Según la querella, las pericias psicológicas realizadas a las víctimas resultaron “estremecedoras”. Una de ellas presenta daños irreversibles en su salud mental, con tendencia al suicidio.
Otra perdió la capacidad de hablar a raíz del trauma, siempre según el entorno de las adolescentes.
Todas padecen cuadros de depresión profunda y trastornos derivados del abuso prolongado, según indicaron.
Desde el contexto de las denunciantes aseguraron que se trata de un “depredador sexual”. “Estamos en condiciones de hablar de un violador serial. Hay tres casos probados con pericias que acreditan los hechos. Vamos a ir hasta las últimas consecuencias”.
Desde el entorno familiar reconocen que podrían existir más víctimas, aunque algunas no se han animado todavía a denunciar.
La adolescente que inició el proceso judicial insiste en que otras personas afectadas rompan el silencio. “Ella pide justicia, pero también que otras personas que hayan sufrido se animen a hablar”, remarcaron.
