Desde hace más de una década, el maestro ebanista Leopoldo David López (45) cautiva a coleccionistas con sus singulares motos de madera. Sus obras son consideradas únicas en el mundo y la más famosa es una Harley Davidson Heritage Springer de madera, que le encargaron en el 2013.
López ha ganado premios en varias Exposiciones, ha sido entrevistado por canales internacionales y sus motos han llegado a concesionarias de renombre y museos privados. Pero en Río Cuarto acaba de hacerse popular por una de sus creaciones más rústicas: un troncomóvil, como el que aparecía en la serie animada “Los Picapiedras”.
El simpático vehículo causó sensación el fin de semana en el parque Sarmiento de Río Cuarto, en una muestra de autos clásicos y antiguos. Leo explica que fue construido y montado sobre la estructura de moto de 110 centímetros cúbicos.
Confía que lo hizo con la idea de llevarlo a todos los eventos solidarios donde se exponen sus motos de madera, para que la gente pueda fotografiarse con él, a cambio de alimentos no perecederos. Así, en día de la ciudad de Río Cuarto, reunió donaciones para el comedor Hogar María Madre de Dios y para la copa de leche “Ramoncito”.
El auto riocuartense de Pedro Picapiedras es de madera de pino, tiene palanca de freno, cambios, bocina. Sólo verlo trae a la memoria la típica canción de los dibujos animados de Hanna Barbera y el grito de “Yabba-dabba-doo”.
Hace más de tres décadas, Los Picapiedras, con su mascota, Dino, eran uno de los dibujos animados favoritos en Argentina. El troncomóvil original de la edad de piedra, por supuesto no tenía motor. Se supone que avanzaba por el movimiento de los piecitos de sus transportados: Pedro, su gran amigo Pablo, y sus esposas, Vilma Y Betty. Los personajes también daban cuenta de los estereotipos en la típica familia americana de los años 60.
La carpintería familiar, una historia de excelencia en Río Cuarto
Leopoldo López está casado con Natalia Lopo, y tiene una nena, Agustina, de un año y nueve meses. En mayo falleció su padre, Pedro Leopoldo López, quien le enseñó todo en la carpintería y fue su gran compañero. Cuenta que, entre los numerosos trabajos que hicieron juntos, los que más recuerda son las aberturas de tres enormes casas de Santa Fe y otra, 70, que fabricaron para una vivienda de Realicó, La Pampa, a las que les encargaron ponerles herrajes de bronce bañados en oro.
El talento de López está a la vista, igual que el cariño dedicado a cada pieza. Señala que a los cuatro años su papá le regaló su primera cajita de herramientas y que creció en la carpintería, “inventando cosas”, enamorado de la madera, “por su aroma y su docilidad”.
Entre los pocos trabajos artísticos que le quedan en el taller, porque sus obras son muy pedidas, se destaca una réplica de la primera moto a vapor, del año 1867, y una de la primera bicicleta, diseñada por Leonardo Da Vinci, de la que ya ha hecho cinco copias, para distintos museos.
En la carpintería de López también pueden verse motos más nuevas con exquisitos detalles en madera de cedro. La primera que hizo, una clásica, ha sido muy codiciada, pero no está en venta. Además, conserva una moto “retrofuturista”, con detalles increíbles, de estilo victoriano, con la galera y el bastón haciendo juego.
Leo restaura muebles antiguos, también trabaja como docente y hace muebles, de todo tipo. Entrar a su carpintería es como ingresar a una película. Además de las motos y biciclos antiguos hay una réplica a escala de una antigua vivienda de dos plantas que está restaurando. Leopoldo cuenta que antes hacía motos en miniatura, pero ahora prefiere trabajar en tamaño real. Casi al pasar, muestra una réplica del motor Gilera 200, del año 1971, en escala 1 a 1, en madera de cedro y nogal blanco. Explica con simpleza cómo tuvo en cuenta que todas las vetas de la madera queden en la misma dirección, las tuercas, la numeración, minuciosos detalles trabajados con perfeccionismo. El modo en que fue realizada la obra fue registrado por el documental “Talladores de sueños”, de Luis Bona, declarado de interés legislativo, educativo y social por el Concejo Deliberante de Río Cuarto.
Leo dice que todavía extraña a la Harley Davidson hecha para el coleccionista de San Isidro, Julián Randle. Por ese trabajo por lo que le han hecho notas internacionales y ha sido llamado a participar en importantes exposiciones. En Argentina no habría ningún ebanista que haga algo similar. Al hablar sobre su trabajo, Leo demuestra que no sólo es un ebanista de lujo, también tiene la humildad de los grandes.
