En un juicio con jurados populares, Cristian Ezequiel Jesús Guzmán (25) fue absuelto del delito de homicidio calificado que se le imputaba por el crimen de su padre, Luis Rodolfo Guzmán, alias “Chichito”, un excombatiente de Malvinas de Río Cuarto.
Por mayoría, los jueces legos entendieron que el joven actuó en legítima defensa. Pudo probarse en las audiencias que, el homicidio fue el epílogo de una jornada marcada por violencia y consumo de estupefacientes en el barrio Brasca.
El hecho ocurrió el 27 de julio del 2024, a las 18 horas. Según los testigos, ese sábado, al mediodía, el padre quiso sacar a las calle las pertenencias de su hijo y se suscitó una pelea, en la que ambos habrían terminado heridos. Testigos dan cuenta de que el padre vendía drogas y le reclamaba una deuda a la novia del hijo.
Según se consideró probado, en la Cámara del Crimen número 2, en ese primer enfrentamiento Cristian Guzmán habría efectuado un disparo a los pies de su padre, sin llegar a lastimarlo. Luego se habría refugiado en la casa de un primo. En horas de la tarde le avisaron que su padre lo estaba buscando y decía que lo iba a matar. El hombre andaba armado con una carabina calibre 22.
A las 18, Luis Guzmán llegó a la puerta del domicilio donde estaba Cristian, habría habido un intercambio de disparos y el hombre mayor quedó tendido en la vía pública. Murió por un disparo en el pecho de shock hipovolémico. Según allegados, Cristian usó un revólver calibre 32 que también habría sido de su padre, porque al hombre le gustaban las armas e incluso las fabricaba.
La acusación contra el joven fue formulada por el fiscal Daniel Miralles. La fiscal de Cámara, María del Rosario Fernández López pidió una pena de tres años y ocho meses por exceso en legítima defensa.
Pero finalmente, por decisión de los jueces legos, Guzmán fue absuelto del delito de homicidio calificado por el vínculo y uso de arma, y sólo condenado por disparo de arma de fuego (por el incidente ocurrido en horas del mediodía) a un año y medio de prisión. Esto último fue resuelto por unanimidad por los jurados populares.
A lo largo del juicio se ventilaron situaciones críticas de violencia y otros delitos que motivarían la remisión de las actuaciones a la fiscalía de turno.
Testigos del entorno familiar revelaron que Cristian y su padre consumían sustancias, pasaban días sin comer ni dormir y se enfrentaban de manera frecuente.
Ya en la Instrucción Cristian había admitido consumir dos gramos y medio o tres, de cocaína, casi todos los días desde los 16 años, además de tomar pastillas y alcohol. En tanto, la víctima, según los familiares “era ejemplar hasta que comenzó a consumir cocaína (hace unos 15 años”).

“Los dos estaban muy perdidos en la droga. Por el crack y el paco que se vende acá, el chico ya no tenía vida, dicen que no se dio cuenta de que le tiró al padre, vivían drogados”, reveló un allegado.
Por el delito que se le atribuyó, el tribunal requirió al establecimiento penitenciario que ofrezca al condenado un tratamiento psicoterapéutico, que deberá continuarse cuando salga en libertad.
El tribunal estuvo integrado por Carlos González Castellanos, Pablo Bianchi y Emilio Andruet. Los fundamentos del fallo se darán el 25 de agosto.