El director ejecutivo de Fundación Huésped, Leandro Cahn, llegó a Córdoba en el marco de una agenda institucional que incluyó la entrega de diplomas en la Legislatura a quienes participaron de distintas capacitaciones en temas como VIH, salud comunitaria, diversidad y educación sexual integral.
Durante su visita, también se presentaron dos libros de la organización y se concretó un nuevo acuerdo con la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), con el fin de avanzar en acciones conjuntas que acerquen la salud a la comunidad, entre ellas la posibilidad de instalar espacios de testeo rápido de VIH, sífilis y vacunación en ámbitos universitarios.
—¿Qué datos tienen hoy sobre la situación del VIH en Argentina?
—Hay un dato importante: en 2023 se detectaron 6.400 nuevos diagnósticos de VIH en el país. Es una suba significativa frente al promedio de los años anteriores, que rondaba los 5.000 a 5.500. Lo más alarmante es que el 45% de esos casos fueron detectados en estadios avanzados de la infección. Eso implica complicaciones en la salud de esas personas, mayor costo para el sistema sanitario y un riesgo más alto de transmisión, porque una persona sin tratamiento transmite el virus.
—¿Cuáles son las causas posibles de ese aumento?
—Todavía no tenemos certezas. Puede haber un “efecto rebote” por testeos postergados durante la pandemia, o por aumento real de nuevas infecciones. Pero el dato de diagnóstico tardío contradice la idea de que simplemente haya habido más tests. Necesitamos observar los datos de 2024, que se conocerán en diciembre de este año.
—¿Hay una correlación entre el mayor acceso a métodos anticonceptivos (por ejemplo, el implante subdérmico), el relajamiento en el uso del preservativo y el aumento de los casos de VIH?
—Sí y no. Hay dos datos objetivos: el mayor acceso a anticonceptivos permitió en los últimos años la reducción del embarazo adolescente y al mismo tiempo el relajamiento en el uso del preservativo. También hay aumento de casos de sífilis y de VIH, pero en este último no es solo un factor que depende del mayor acceso al implante porque el perfil de donde crece más la infección por VIH no es en adolescentes heterosexuales sino que es en personas un poco más grandes y muy focalizado en población de hombres homosexuales. Hay otros factores, como por ejemplo que el VIH para muchas personas dejó de ser una amenaza por pensar que ya hay tratamientos y por falta de difusión y también de distribución, de preservativos. Hay que insistir en la idea de que el mejor de los tratamientos no reemplaza el beneficio de ser VIH negativo.
—¿Qué rol juega el Estado nacional en este contexto?
—La Ley nacional de VIH obliga a todos los subsistemas a garantizar la prevención, el cuidado y el tratamiento. Y al Estado nacional le corresponde la provisión de insumos para quienes no tienen obra social. El problema es que hoy no hay claridad sobre las compras de medicamentos, ni información pública suficiente. Por ello hicimos pedidos de acceso a la información pública. Nos preocupa que no haya previsión de compra de preservativos ni de test rápidos de VIH y sífilis, lo que impacta directamente en la prevención.
—¿Las provincias están asumiendo ese gasto?
—Algunas sí, como Córdoba. Pero otras no pueden. Entonces lo que ocurre es que se amplían las desigualdades: el acceso a derechos depende de dónde vivís. Esto debería ser corregido por la Nación, que tiene un rol rector que no puede abandonar.
—¿Qué consecuencias concretas tiene esta situación para las personas con VIH?
—Algunos tuvieron que cambiar su medicación por faltantes, lo cual nunca es deseable. Otros no pudieron hacerse las pruebas de carga viral necesarias para controlar su salud. También falta preservativos, que son esenciales para prevenir no solo el VIH sino muchas otras infecciones. La falta de insumos es grave, y el silencio del Ministerio de Salud también lo es.
“La ESI está bajo ataque discursivo y sin respaldo institucional”
“Eduación Sexual Integral. Guía básica para trabajar en la escuela y en familia” es uno de los libros que se presentó el pasaod miércoles en Córdoba. Se publicó en 2020 y es un material que ya tuvo siete ediciones.
“De chicos a hombres. Guía de Educación Sexual Integral para trabajar con los varones en la escuela y la familia”, es de 2023 y también fue presentado el miércoles en Córdoba. Cahn los volvió a promocionar en Córdoba.
—¿Por qué lo consideran importante hoy volver a presentar y a hablar sobre la ESI?
—La ESI está siendo cuestionada desde lo discursivo, y a la vez desfinanciada en la práctica. El Ministerio de Educación nacional no promueve la implementación de la ESI, no capacita, no articula con las provincias ni distribuye materiales. Entonces, aunque la ley sigue vigente, muchas escuelas sienten que perdieron respaldo para aplicarla. Y eso tiene consecuencias en la formación de niños, niñas y adolescentes. Entendemos que la ESI no es solo un derecho de estudiantes, sino una herramienta clave de prevención. Sirve para detectar abusos, prevenir embarazos no planificados, reducir la discriminación y también prevenir infecciones como el VIH. Hay discursos que la demonizan como si promoviera esos problemas, cuando en realidad los previene.
—¿Cuál es el rol de las familias con la ESI?
—Para nosotros es clave trabajar con las familias. La ESI ofrece información para que chicos y chicas puedan tomar decisiones informadas. Lo que no puede ocurrir es que desde las familias se impida que la escuela cumpla con una obligación legal. Los hijos no son propiedad de nadie: son sujetos de derechos.
—También presentaron la guía “De chicos a hombres”. ¿Cuál es el objetivo?
—Trabajar con varones adolescentes sobre los mandatos culturales que los atraviesan. La idea no es culpar a los varones ni pedirles que renuncien a quienes son, sino invitarlos a reflexionar. El feminismo no es la contracara del machismo: busca un entramado social más justo para todos. Y los varones deben formar parte de esa conversación, no quedar afuera.